Jeff Bezos dejará de ser el mandamás de Amazon el 5 de julio. Su sustituto desde ese momento será Andy Jassy, hasta ahora director ejecutivo de la filial Amazon Web Services (AWS). Tomará las riendas de una compañía en estado de gracia: en 2020, aupada por la pandemia, facturó un 38% más que el año anterior. Pero Jassy, un hombre de la casa, no lo tiene todo a su favor. Deberá lidiar con los intentos de varios empleados para crear un sindicato, la polémica sobre las supuestas condiciones laborales deficientes o una demanda antimonopolio de Washington contra Amazon.
Bezos anunció su decisión a principios de febrero. Dejará su puesto como CEO y pasará a ser el presidente ejecutivo. Cree que es el momento idóneo para apartarse del mando. Según sus palabras, Amazon es lo que es hoy gracias a la «invención». «Ahora mismo veo a Amazon en su momento más inventivo, lo que lo convierte en un momento óptimo para esta transición», explicó.
Los números dan la razón a Bezos. Amazon contrató el año pasado a 500.000 personsas. En total, tiene 1,3 millones de empleados en todo el mundo. La compañía de Seattle sigue invirtiendo en sus otras ramas de negocio. Hace unos días anunció un acuerdo para comprar los míticos estudios Metro Goldwyn Mayer por 8.450 millones de dólares (6.901 millones de euros). Si la operación recibe el visto bueno, sería la segunda inversión más grande de la historia de Amazon. El primer puesto seguiría siendo la compra en 2017 de la cadena de supermercados Whole Foods por 13.700 millones de dólares.
El gigante del comercio electrónico también continuará invirtiendo en otros negocios, como el de los coches autónomos o en un programa de satélites. «Andy es muy conocido dentro de la compañía y ha estado en Amazon casi tanto tiempo como yo (…) Nunca dejará que el universo nos haga típicos», ha defendido el magnate.
Después de licenciarse en Harvard, Andy Jassy (Nueva York, 1968) trabajó en una empresa de artículos de colección. En 1997 entró a Amazon y, tres años más tarde, ya era asistente técnico de Bezos. A Jassy se le conoce por ser un hombre curioso, que respeta mucho los datos y que cree de verdad en la cultura de Amazon, según The Wall Street Journal. Su carrera en la compañía despegó, sobre todo, cuando se les ocurrió en 2003 la idea de crear un proveedor de servicios en la nube. La plataforma, Amazon Web Services, se lanzó en 2006. Jassy ha sido desde entonces su defensor y principal arquitecto. Y hoy AWS es uno de los negocios más rentables de la compañía.
Esa sintonía de Jassy con lo que significa Amazon y su carrera dentro de la multinacional le han convertido en el heredero de Bezzos. «Creo que sería bastante imposible que alguien de fuera tomara el relevo de Jeff (…) Hay muchas ideas y principios culturales a los que habría sido difícil adaptarse. Andy encarna culturalmente a Amazon», cuenta al WSJ un empresario muy cercano a la compañía.
Los primeros frentes de la ‘era Jassy’
A Amazon, en cambio, le han estallado varios frentes en estos meses de transición. Una de ellas la hemos conocido la semana pasada. El fiscal de la ciudad de Washington, Karl Racine, ha demandado a la tecnológica por supuestas prácticas antimonopolísticas. La demanda dice que Amazon prohíbe que los vendedores externos que utilizan sus plataforma ofreczan sus productos a precios más bajos en cualquier otro portal en línea. La compañía lo niega y asegura que son los propios vendedores los que fijan sus precios. De todas formas, el final de esta demanda judicial sólo tendría validez en la capital de los Estados Unidos. La cruzada judicial del fiscal, eso sí, se suma a otros escrutinios regulatorios en el país a los gigantes tecnológicos.
Las condiciones laborales de los trabajadores de la empresa en EEUU también están en el punto de mira desde hace varias semanas. Durante muchos años, Bezos ha sorteado de buena manera este tipo de polémicas. Pero el activismo está creciendo dentro de la empresa. En Estados Unidos no existe ni un solo sindicato dentro de Amazon. El último intento para crear uno, en un almacén de Alabama, fracasó a principios de abril. Aunque las quejas y el descontento también se han escuchado en otros almacenes y en las redes sociales.
Estos acontecimientos han aumentado la presión sobre Amazon. La semana pasada, de hecho, Bezos celebró su última reunión anual con los inversores. Una de las propuestas que más llamó la atención pedía que la compañía realizara una auditoría sobre su impacto en los derechos civiles de los trabajadores. Pero la iniciativa no logró los apoyos suficientes.
Jassy también deberá atender a los planes que propone el nuevo presidente de EEUU, Joe Biden, para las grandes empresas. El dirigente demócrata ha propuesto una subida del impuesto de sociedades para sufragar su nuevo plan para renovar las infraestructuras, crear empleo y modernizar la economía del país. Un plan que ya ha respaldado Bezos en público. El Gobierno de EEUU, informa EFE, quiere pactar con los países del G20 un gravamen mínimo a las empresas a nivel global que permita sistemas fiscales «estables y justos».