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Sostenible, tecnológico, digital: así impulsa el sector agroalimentario la revolución industrial del campo

Transformar digitalmente el campo priorizando un modelo profesional, sostenible y altamente tecnológico supone obtener más con menos recursos.
Agricultura. Campo. Foto: Tom Fisk (Pexels)
Foto: Tom Fisk (Pexels)

La industria alimentaria representa el 11% del PIB mundial y espera un crecimiento de la demanda de productos por encima del 70% para 2050. Su digitalización podría tener un impacto de más de 300.000 millones de euros entre 2021 y 2025.

Aplicar la vanguardia tecnológica a la cadena de valor pasa por introducir elementos innovadores como la teledetección con drones, sensorización de la agricultura, riego y ganadería de precisión, soluciones avanzadas de trazabilidad y seguridad alimentaria, entre otros. “Hasta la aplicación de la biotecnología para regeneración de los suelos y robótica para generar más eficiencia en la cosecha, que supondría literalmente un cambio de paradigma”, cuenta José Luis Cabañero, CEO de Eatable Adventures.

España se encuentra en una fase primigenia en comparación con países como Holanda, Israel o EE UU, que poseen sistemas agrarios mucho más avanzados, porque capturan un valor adicional de cada licencia tecnológica que implantan en cualquier parte del mundo. Una revolución digital del campo, inclusiva. Que la agricultura evolucione haciendo partícipes a los agricultores. “Existe una falsa percepción acerca del coste de adquisición de la tecnología de precisión, ya que no supone un gasto como tal, representa una inversión que garantiza una reducción en los gastos de producción, ya que aumentas tu rentabilidad y, por ende, su amortización es relativamente rápida a corto plazo”, explica Marcos Esteve, de 24 años, experto en agricultura de precisión.

Dispone de un tractor de John Deere con la última tecnología en sistemas de guiado automático y telemetría, cuenta con aperos ISOBUS que permiten variar las dosis de aplicación y modificar los anchos de trabajo. Además, se sirve de una estación meteorológica propia, imágenes de satélite y un dron multiespectral para el control del estado del cultivo a lo largo de toda la temporada. Analizando esos datos, es posible optimizar las trayectorias del tractor (consiguiendo un ahorro del 27% en gasoil, equivalente a emitir 3tn menos de CO2), adaptar el aporte de los nutrientes allá donde se necesitan, reduciendo más de un 22% la cantidad de abono (hasta un 85% el uso de fitosanitarios) y aumentar la producción un 42%. 

Aversión al riesgo

Existe un envejecimiento considerable en el sector agrícola que influye en la toma de decisiones y dificulta el replanteamiento de técnicas más eficientes. “Cuando empecé hace tres años no encontré ninguna información ni hubo nadie que me indicase cómo debía enfocar la aplicación de la tecnología, así que empecé de manera autodidacta a buscar una solución”, recuerda Esteve.

Por otra parte, el próximo mes de junio, Bilbao acogerá Food 4 Future, un encuentro que reunirá innovación tecnológica, avances científicos y desarrollo de tendencias para analizar todos los retos a los que se enfrenta la industria alimentaria durante la próxima década. Contará con el apoyo del gobierno vasco y del Ayuntamiento de Bilbao, además de las principales asociaciones y empresas de alimentación, entre las que se encuentra Eatable Adventures, el hub de innovación especializado en agrifoodtech. Su CEO apuesta por la generación de startups de alta tecnología agrofoodtech e incentivar desde los poderes públicos que nuestro agro se convierta en un gran sandbox para atraer personal joven y técnicamente cualificado, pero también inversión y mejora de la eficiencia de nuestro sector primario. “El milagro tecnológico israelí comenzó en los kibutz y ahora se ha convertido en uno de los principales hubs tecnológicos agritech, a nivel mundial”, señala.

Para incentivar la entrada de jóvenes al campo, las zonas rurales deberían disponer de todos los servicios básicos. Entre ellos, la conexión a internet si se quiere aplicar tecnología de agricultura de precisión. “En el campo, lo más frecuente es tener infinitos problemas de conexión (muy baja velocidad o caída constante de la red), que, en mi caso, hemos solventado en parte instalando una antena, cuando, en las ciudades, ya se dispone de fibra óptica en la antesala al 5G”, reivindica Marcos Esteve.

Récord de inversión en ‘startups foodtech’ en 2020

A pesar de la parálisis experimentada a causa del covid-19, la industria foodtech ha crecido en 2020 a una tasa compuesta anual del 42%. De hecho, los niveles de inversión han alcanzado una cifra récord, superando los 17 millones de euros, como se desprende del estudio The State of Global FoodTech Report, un informe elaborado por la plataforma europea de educación e innovación digital Talent Garden, junto a Forward Fooding, la primera plataforma colaborativa para la industria alimentaria que fomenta la innovación a través del FoodTech Data Intelligence, que ha contado con la colaboración de Accenture, Unilever y Var Group.

Sector agro y tecnologia

El ecosistema global recoge 5.300 organizaciones que operan en el sector. Desde 2010, ha registrado inversiones que se sitúan por encima de los 65.000 millones de euros. En los últimos cinco años, impulsado por su impacto positivo y la creciente conciencia de los problemas que enfrenta nuestro sistema alimentario, el sector ha pasado de ser una tendencia emergente a una de las áreas más desarrolladas en el ecosistema.

Geográficamente, mientras que EE UU encabeza el número de nuevas empresas y nivel de inversión (más de 1.300), Europa y Asia ganan posiciones. Así, Silicon Valley, Londres e Israel, contabilizan más de 1.000 startups centradas en agrifoodtech y atraen más del 30% de las inversiones globales, mientras se cuelan otros escenarios como Singapur, París o Berlín.

Alimentos de próxima generación

La mejora de la calidad del suelo en la que la fermentación de precisión, las algas y los cultivos microbiológicos juegan un papel extraordinario ha logrado un producto mejorado, tanto a nivel de sabor como de gestión de recursos. Por otro lado, las tecnologías enfocadas a la minimización de consumo de recursos, mejora de la eficiencia productiva y deslocalización de la producción agraria, como el indoor farming, se llevan parte del foco de atención.

Como es el caso de Biome Makers, compañía de biotecnología que elabora modelos sobre la funcionalidad del suelo para mejorar la productividad de los suelos cultivables. Creada por dos españoles, cuenta con presencia mundial, con dos laboratorios operativos en California (USA) y Valladolid (España). También destaca Ekonoke, que ofrece verduras frescas, cultivadas localmente, en cualquier lugar, mediante tecnología 3D, con su propia solución de nutrientes de economía circular y un uso más eficiente del espacio y el agua.

También encontramos a la startup española H2hydroponics, que desarrolla soluciones de cultivo hidropónico que garantizan el volumen y el coste de producción a través de una novedosa tecnología que fusiona los sistemas de cultivo hidropónico tradicionales NFT y DWC, permitiendo así diseñar un sistema eficiente y control de invernaderos capaces de producir un 30% más rápido en cualquier lugar del mundo, inclusive en climas extremos como Dubai o Groenlandia. La escasez de recursos, el impacto del cambio climático y la creciente demanda de materia primas está provocando una revolución industrial del campo, en el que la tecnología juega un papel fundamental. Más allá de la mera digitalización, el punto de inflexión lo marca la entrada de deep techs biotecnológicas, robóticas, Internet de las Cosas (ioT), Inteligencia Artificial (IA) o blockchain

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