España tiene un obvio problema de envejecimiento demográfico que afecta tanto a la sociedad como a su economía. Uno de los efectos más claros de este fenómeno es la sostenibilidad del sistema público de pensiones. Si la tasa de envejecimiento continúa como hasta ahora (el 18,7% de la población española tiene más de 65 años, y en 2031 podría ser del 25,6%, según el INE), la ONU alerta que nuestro país pasará a tener la cuarta tasa de envejecimiento más alta del mundo, solo por detrás de Japón, Italia y Portugal. Este escenario podría ser catastrófico porque, si se confirma la tendencia, en solo cuatro o cinco décadas no habrá suficientes trabajadores activos para poder pagar las pensiones de los que ya se han retirado o estén a punto de hacerlo.

En los últimos cinco años la Seguridad Social ha tenido que sacar de la hucha de las pensiones unos 40.000 millones de euros para hacer frente a sus compromisos. Los expertos calculan que dicho fondo podría agotarse el año que viene si antes no se toman medidas.

En España, la pensión media es de 1.037,36 euros y el Estado gasta casi 8.500 millones de euros mensuales en pagar a los pensionistas. Según cálculos de 2013 de la Comisión Europea, los jubilados españoles perciben el 65% del último salario en activo. Este porcentaje, llamado tasa de sustitución, es el segundo más alto de la UE y probablemente tenderá a bajar en el futuro. Hay que tener en cuenta que cuando se concibieron los sistemas europeos de pensiones, después de la Segunda Guerra Mundial, la esperanza de vida en los países desarrollados era de unos 51 años, con pleno empleo, y en la actualidad se ha elevado en unos 20 más, y el trabajo es precario y escaso. Esto quiere decir que los jubilados reciben pensiones alrededor de un 50% más de tiempo que cuando se diseñaron los sistemas públicos de pensiones. 

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Independientemente de la dirección que tomen las previsibles reformas que acuerde la Comisión del Pacto de Toledo, hay un amplio consenso en promover y fomentar el ahorro-previsión para compensar la merma de la futura pensión, como, por otra parte, ya está pasando en los países más desarrollados, cuyos sistemas públicos sufren de similares problemas. De esta manera, los trabajadores de hoy deben tener en cuenta que si quieren mantener su actual nivel de vida –o parecido– no van a tener más remedio que pensar en comenzar a ahorrar. Según un estudio de la Fundación Edad & Vida, de la Obra Social de la Caixa, en estos momentos un 70% de los españoles mayores de 65 años solo cuenta con la pensión pública como única fuente de ingresos. Esta elevada dependencia financiera podría ser altamente temeraria en términos de calidad de vida en un horizonte no demasiado lejano en el que las pensiones y su revalorización serán más reducidas, y porque lo más probable es que su cuantía dependerá de los recursos públicos disponibles en cada momento. Un problema adicional es que en nuestro país hablar de ahorrar –y más si lo es para la jubilación– no es un hábito muy extendido, aunque habrá que suponer que irá adoptándose por necesidad.
José Manuel Jiménez, director de desarrollo de negocio de la aseguradora Aviva España, filial del grupo líder en Reino Unido, apunta a Forbes que “los españoles cada vez estamos más preocupados por la calidad de vida que tendremos cuando nos jubilemos; de hecho, según el último estudio del Instituto Aviva, es la mayor preocupación financiera para el 60% de los ciudadanos, sólo superada por la compra de una vivienda o la hipoteca. Pero al mismo tiempo es necesario que esa concienciación se traduzca en un ahorro efectivo”. Según esta misma encuesta, un 34% de los ciudadanos asegura que no ahorra para la jubilación porque no se lo puede permitir.

Planes de pensiones, una opción
De la misma forma, Jaime Kirkpatrick, consejero delegado de la aseguradora holandesa Aegon, afirma a Forbes que “la mayoría no terminamos de dar el paso definitivo a la hora de ahorrar. La gente se preocupa pero no se ocupa. No se trata, según creemos, de un problema de ingresos, sino de concienciación”. El experto apunta que “el nivel de ingresos no es directamente proporcional al nivel de ahorro, ni las rentas más bajas son las que menos ahorran. Somos conscientes de que el ahorro exige un esfuerzo y hay ocasiones en que, debido a las circunstancias, ese ahorro no puede realizarse”.

Los planes de pensiones son una de las opciones que pueden plantearse los ciudadanos para diferir dinero destinado a la jubilación. Se trata de vehículos que están diseñados para el ahorro a largo plazo y que, además, cuentan con unas ventajas fiscales que previsiblemente se mejoren si se cumplen los pronósticos de diversos especialistas con respecto a la reforma que se avecina.

El consejero delegado de Aegon explica que “es cierto que el plan privado de pensiones es un producto financiero idóneo para lograr un ahorro sistemático y continuado en el tiempo, pero no es la única forma de prepararse para la jubilación. El fin último de la planificación y del ahorro es que el ciudadano se asegure para su jubilación una retribución fija, independientemente de la del Estado, pero eso puede lograrse con otros productos financieros, como fondos de inversión o seguros de ahorro, no exclusivamente con un plan privado de pensiones”.    

Una vez que se ha decidido apostar por el plan de pensiones hay que plantearse cuál es la cantidad a apartar cada mes. Para el experto de Aviva España “no hay cantidad pequeña para comenzar. Debemos saber que cuanto antes comencemos, menor será el esfuerzo ahorrador que debemos realizar en los años más próximos a la jubilación”. Hay que tener en cuenta que las ventajas fiscales solo se aplican a una contribución anual de hasta 8.000 euros al año. Según se desprende de un reciente informe de Deutsche Bank, una persona de 30 años que comenzara a ahorrar 100 euros al mes durante los próximos 20 años tendría un patrimonio de 117.727 euros, lo que representaría una mensualidad de 491 euros al mes. 

Y ahora, a ahorrar
Según Isabella Diestel, responsable de Planes de Pensiones de Deutsche Bank España, “el esfuerzo de un joven de 30 años que empieza a ahorrar para la jubilación será menor que si empezamos a los 50 años. Una persona joven puede aceptar mucha más volatilidad en sus inversiones invirtiendo en planes de renta variable para obtener una mejor rentabilidad a largo plazo. Con el paso del tiempo y al acercarse a la jubilación, puede mover su cartera a posiciones más conservadoras para esquivar los movimientos del mercado que puedan afectar a su inversión. Así puede reunir un importe considerable que, sumado a su pensión pública, le permitirá beneficiarse de una jubilación sin preocupaciones”. 

Si esa persona esperara a los 40 años y destinara ese mismo dinero se jubilaría con un ahorro de 67.597 euros, o unos 282 euros al mes; si fuera a los cincuenta tendría menos tiempo para invertir y con 100 euros conseguiría ahorrar poco menos de 34.000 euros al día de su jubilación, lo que correspondería con unos 141 euros al mes de renta. Una vez que se ha decidido que se quiere ahorrar es cuando realmente se presenta la tarea más dura; la de elegir un buen plan de pensiones. No todos lo son.

Según los datos de la patronal del sector, Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones), en estos momentos, los planes de pensiones españoles gestionan unos 104.580 millones de euros. El número de personas que cuenta con al menos uno de estos vehículos es de 8 millones. De acuerdo con el último estudio de rentabilidad de los planes de pensiones del profesor de la escuela de negocios IESE, Pablo Fernández, entre diciembre del año 2000 y diciembre de 2015, la rentabilidad media de estos vehículos de ahorro no ha sido demasiado positiva. Mientras que el Ibex 35 se ha apreciado un 4,62% cada año y los bonos del Estado dieron retornos del 5,40%, los ahorradores en planes de pensiones recibieron una media cada año del 1,58%. El documento muestra que entre los 322 fondos de pensiones con quince años de historia, sólo dos superaron la rentabilidad del selectivo español, y uno la rentabilidad de los bonos del Estado a quince años. Es más: 47 fondos tuvieron una rentabilidad promedio negativa.

Sin embargo, estas rentabilidades podrían rebajarse aún más si continúa el entorno de bajos tipos de interés que impera entre la mayor parte de los bancos centrales de todos los países desarrollados del mundo. Tanto es así, que aquellos que opten por invertir en este tipo de producto deberían esperar unos retornos algo más magros. Según Kirkpatrick, “para fondos con componente mayoritario de renta fija el objetivo sería batir la inflación. Para fondos con mayor componente de renta variable el objetivo  es más ambicioso (en torno  al 5-10%) pero asumiendo años de rentabilidad negativa”. Y en el banco la rentabilidad será cero.

De acuerdo con el estudio del profesor Fernández, el plan de pensiones más rentable en España durante los últimos quince años ha sido Bestinver Ahorro, de la gestora del mismo nombre. Se trata de un plan de renta variable mixta que ha dado un retorno anual de más de un 10,3% en ese período. Un porcentaje al que no se acerca ningún otro vehículo de inversión parecido.