Emprender es un salto a la piscina sin saber si estará llena o no. Las opciones de emprendimiento son infinitas, desde el negocio más tradicional hasta el más revolucionario; sin embargo, antes de embarcarte en esta nueva aventura es esencial tener un proyecto sólido y bueno, además de los objetivos bien definidos.

Seguro que muchas de las ideas que podrían haber tenido una gran proyección se han quedado en meros esquemas por culpa de la simple creencia de que emprender solo es posible si eres joven. La edad no debe ser un inconveniente para hacer realidad un sueño o un propósito que llevas persiguiendo durante mucho tiempo pero que, por circunstancias de la vida o por miedo a que salga mal, has dejado en el olvido. Lo importante es contar con motivación, ganas e ilusión. Además, las personas mayores cuentan con algo que los más jóvenes no tienen: experiencia.

Por suerte, hay mentes sin prejuicios que han decidido desafiar lo establecido y hacer realidad su idea, aún teniendo una edad avanzada. Quizá el caso más conocido sea el de Coronel Sanders quien, seguro de su receta de pollo frito, abrió con 65 años una de las cadenas multinacionales de restaurantes más conocidas actualmente: Kentucky Fried Chicken. No obstante, éste no es el único caso y hay más ejemplos de los que podemos imaginar.

Con 81 años, Masako Wakamiya desarrolló una aplicación de móvil que consistía en un juego inspirado en el Hinamatsuri, una celebración tradicional japonesa.

Otro caso es el de José María García de la Fuente que, en 2004 y cuando tenía 70 años, se embarcó en un proyecto de joyería ‘online’, Diamond Ibérica. También Thomas Cox se decidió a emprender y con 68 años fundó Maine Attorneys Savin Homes, un centro de servicios de asesoramiento legal para personas con pocos recursos que tienen problemas con sus hipotecas y contratos de propiedad.

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