El socio de McKinsey & Company Fernando Martín del Agua ha asegurado que los momentos de incertidumbre y volatilidad como el actual, marcado por las consecuencias de la guerra de Ucrania, la inflación o los efectos colaterales de la pandemia covid-19, son los que ofrecen oportunidades a los líderes para mejorar el posicionamiento competitivo de las empresas.
«Los entornos de incertidumbre y volátiles son los que permiten o cerrar el ‘competitive distance’ (distancia competitiva) o aumentarlo. Son momentos en los que los líderes toman decisiones y son capaces de mejorar su posicionamiento competitivo», ha asegurado Martín del Agua en una entrevista concedida a Europa Press, en la que ha realizado un análisis sobre las prioridades estratégicas de las empresas en el contexto actual, donde la inestabilidad del contexto socioeconómico y las disrupciones energéticas y tecnológicas impactan en el ecosistema empresarial.
A juicio del socio de McKinsey, hay tres elementos clave para que las compañías puedan aprovechar en su beneficio situaciones de inestabilidad: entender lo que sucede tanto en el entorno como en el seno de empresa, tomar decisiones conscientes sobre aquello que se quiere y no se quiere llevar a cabo y reubicar los recursos económicos y humanos para alinearlos con los objetivos estratégicos.
«Si yo decido hacer algo y mantengo mi compañía exactamente igual, va a ser muy difícil que los proyectos a los que estoy dirigiendo tengan un impacto significativo», ha sostenido.
UN DOBLE PRISMA TEMPORAL
En este escenario, Martín del Agua ha considerado «muy relevante» abordar la situación desde un doble prisma temporal, ya que pese a la inestabilidad en el corto plazo, hay ciertos proyectos de largo alcance que no se pueden detener cuando se desea llegar a un punto concreto.
«Tú tienes un camino y has marcado una estrella polar, pero el camino no es recto, sino que tiene zigzags y a pesar de ello tienes que mantener esa senda de seguir apuntando hacia el norte», ha explicado para remarcar la importancia del diseño de estrategias a largo plazo.
Para operar en el corto plazo, Martín del Agua ha abogado por «tener las antenas encendidas» con el fin de entender qué está pasando alrededor y ser muy consciente de cómo se producen los cambios en el entorno, tener un modelo operativo con cierto grado de libertad que manteniendo la senda del largo plazo permita adaptarse a los cambios y por cumplir con lo que significa la estrategia.
«En un entorno cada vez más volátil es muy importante tener esa disciplina de decidir qué hago y qué no hago, porque cada vez van a surgir más posibilidades de hacer cosas y si sigues haciendo todo, es imposible lidiar con todo el entorno», ha apostillado.
Preguntado por una receta que pueda ser beneficiosa para las compañías que operan en este contexto volátil, Martín del Agua ha insistido en la importancia del proceso de toma de decisiones y en la reubicación del capital humano y económico.
Además, ha observado dos elementos adicionales, como la importancia de entender muy bien cuáles son «las áreas que tienen vientos de cola», ya que en ellas los retornos que se generan son «históricamente superiores» a los que se obtienen cuando lo haces bien en un entorno de vientos de cara.
Además de determinar las áreas con mejor retorno sobre el capital invertido (ROI), Martín del Agua ha apostado por «disciplina en la ejecución» de las acciones que conforman la estrategia, ya que «el 70% de las iniciativas o el 70% de las grandes transformaciones fallan por un tema de ejecución».
A este respecto, ha remarcado la importancia de la planificación estratégica continua, ya que «en torno a un 20- 30% de las iniciativas que se definen para seguir una estrategia no van a funcionar y se van a tener que sustituir».
DOS ELEMENTOS DISRUPTIVOS
Aprovechar la inteligencia artificial (IA) y convertir la digitalización en uno de los ejes vertebradores de las compañías son, a juicio del representante de McKinsey, dos de las prioridades a las que se enfrentarán las empresas en 2024.
En primer lugar, las compañías deben ver la IA casi como «un catalizador» para repensar qué está haciendo la compañía, y en segundo, deben entender la digitalización como «parte fundamental del ADN de las compañías», como algo «imbricado en toda la cadena de valor» y buscar la diferenciación por la vía de la digitalización.
Por ello, ha considerado que uno de los retos de las empresas se centra en explicar el ‘technology ROI’, o cómo la inversión en tecnología está generando valor para el accionista o para sus clientes.
LA VUELTA DE EUROPA AL LIDERAZGO
En el escenario europeo, Martín del Agua ha considerado que en un contexto económico de aumento del consumo, pero de incertidumbre en aspectos como los presupuestos públicos, Europa debe aprovechar la «ventana de oportunidad» que le brinda la revolución verde para reposicionarse y ganar liderazgo.
«Creo que estamos ante una oportunidad única ligada a la sostenibilidad y la transición energética para que Europa vuelva a liderar», ha afirmado el socio de McKinsey, para insistir en que Europa, que tradicionalmente ha tenido una desventaja competitiva en la generación de energía, puede tener «una ventaja competitiva o al menos una neutralidad» respecto de otros agentes.
«Es una ventana de oportunidad enorme para las compañías europeas para reposicionarse sobre un cambio enorme que se está produciendo.
Y creo que el reto es conseguirlo», ha recalcado el socio de McKinsey, que ha citado también la importancia de la colaboración público-privada.
En opinión del socio de la consultora estratégica, de manera paralela, debe darse «un esfuerzo concertado a otros niveles», como el de la cultura o la visión de las compañías europeas, donde existe un menor nivel de ‘decisiveness’ (decisión) que en otras empresas de Estados Unidos o del Sudeste Asiático.
«Creo que el reto que tiene Europa por delante es cómo volver a generar un entorno que sea proclive a generar estos líderes mundiales», ha destacado Martín del Agua.
A su juicio, para atraer a este talento, Europa debe seguir invirtiendo en la ventaja competitiva que tiene en términos de calidad de vida y ligarla a su sistema educativo y a unas condiciones económicas atractivas.