¿Cuál es el arte de invertir? hacerlo con sentido común y siendo conscientes de los riesgos asociados a la inversión. Una fórmula que aparentemente parece fácil, pero invertir es inherentemente una actividad incierta a corto plazo debido a la propia naturaleza de los activos financieros, pues recogen de manera continua toda la nueva información que va apareciendo y que afecta a sus precios de manera desordenada. Es la visión de Borja Durán, consejero delegado de Wealth Solutions y fundador de Finletic Capital, quien después de más de tres décadas invirtiendo como profesional y asesorando a numerosos inversores, nos da una clase magistral sobre ello “no existe una inversión 100% segura, pues todas están expuestas a riesgos como inflación, liquidez, contraparte, volatilidad, siniestralidad”.
La regulación, un principio básico. Soy una firme defensora de la evolución de las finanzas, de la gran aportación que brinda la digitalización y la progresión que ha traído el ecosistema fintech a la industria financiera tradicional, con innovación en su ADN, nuevas formas de ahorro e inversión como en los activos digitales. Pero cuando la innovación va por delante de la regulación, empiezan los tropiezos, y más para el inversor que busca nuevos horizontes de rentabilidad, diversificación y también se ve abocado al riesgo por la demora de los supervisores.
En el nuevo escenario económico mundial, la pérdida de la confianza en el sistema financiero por el temor a una nueva crisis financiera global y de deuda soberana en Europa, así como un sistema demasiado centralizado, han conducido a un trasvase de la confianza y a buscar nuevas fórmulas para obtener ganancias avivando el interés por las criptodivisas. Es así como los ideales de bitcoin y el universo cripto, en auge en la última década, se perciben cada vez más como un oro digital donde invertir y multiplicar los ahorros.
Quizá la obtención de buenos retornos ciega al inversor frente a la minimización de los riesgos y confían demasiado en exchanges de criptomonedas que ofrecen un “nuevo dorado” para sacar oro saltándose todo tipo de controles. Entonar el mea culpa si no somos capaces de asumir que hay escenarios de inversión que nos permitan dormir tranquilos. En este sentido, Durán diferencia dos tipos de situaciones: pérdidas siniestrales (pérdida total o de cantidades mayoritarias de la inversión) y oscilaciones en precios sujetas a las fuerzas del mercado.
¿A qué riesgos se expone un inversor en criptoactivos?
Es un mercado altamente volátil y puede ser influenciado por muchos factores, como la demanda del mercado, la adopción de la tecnología blockchain, la regulación, la ciberseguridad, el entorno macroeconómico y la falta de formación.
Tras un cierre tormentoso para los criptoactivos en 2022 con la quiebra de FTX, en el primer semestre del año el sector ha vivido una montaña rusa de emociones. La cotización de bitcoin (y las principales criptomonedas) pisaban el acelerador en el primer trimestre y se mostraban resilientes, aunque muy por debajo de su máximo histórico, los 69.000 dólares alcanzados en noviembre de 2021.
No obstante, han vuelto a echar el freno ante las nuevas acusaciones de la Comisión de Bolsa y Valores de EE UU (SEC) a las principales plataformas de negociación de criptomonedas del mundo, Binance y Coinbase, ambas controlan más del 70% del mercado cripto y, en los últimos días, afrontan el castigo del regulador americano por violar las leyes de valores: en el caso de Coinbase, por operar como exchange no autorizado «corredor, bolsa y agencia de compensación no registrados” mientras la empresa dirigida por Changpeng Zhao es acusada de irregularidades en el uso de los fondos de los clientes, entre las faltas más graves.
Ricardo Osorio Jones-Parra, portfolio manager de Protein Capital, gestora especializada en blockchain y activos digitales, explica que se trata de “una nueva ofensiva contra las dos empresas que no ha sorprendido a nadie, ya que la SEC amenaza a toda la industria con frecuencia. Sin embargo, hay que aclarar que las dos demandas no son iguales. Coinbase está siendo acusada de vender valores no registrados ante el regulador, nombrando en la demanda una serie de criptoactivos conocidos, que son aceptados por todos los exchange en el resto del mundo. Sin embargo, Coinbase lleva años persiguiendo a la SEC para que defina lo que considera título valor”. Ello permitirá comprender las implicaciones regulatorias de la clasificación de los criptoactivos.
La SEC “sólo exige a Coinbase que pague una multa, pero a Binance les quiere congelar las cuentas y cerrar por completo el Exchange en EE UU”, matiza Osorio, que además advierte que este nuevo acontecimiento del sector puede ser visto de manera positiva: “Si las acusaciones contra Binance se comprueban será beneficioso para la industria salir de malos actores, así como los casos FTX, Celsius, Blockfi, etc, y hacer una limpieza donde sólo queden participantes fiables y ajustados a la ley”. Mientras tanto, los inversores ya afrontan un corralito que se veía venir desde que saltaron las alarmas de la SEC.
Legislación, Europa da un paso adelante
La aprobación de la ley MiCA (regulación europea sobre el mercado de criptoactivos), ha supuesto una victoria para Europa, que se desmarca de Estados Unidos, convirtiéndose en una de las primeras jurisdicciones en el mundo en introducir normas exhaustivas sobre criptoactivos, protección del consumidor y estabilidad financiera.
No obstante, no cubre las finanzas descentralizadas (DeFi), básicamente una serie de aplicaciones y plataformas basadas en blockchain que permiten a los usuarios realizar transacciones financieras sin la intervención de intermediarios tradicionales, los tokens no fungibles (NFT), así como tampoco el creciente sector de préstamos y stacking de criptomonedas. “Es por todo ello que se presentan importantes desafíos regulatorios y carencias que el legislador nacional deberá cubrir”, explica José María Viñals, socio en Squire Patton Boggs y miembro del Claustro de estudios jurídicos del IEB.
En este sentido, Cristina Carrascosa, abogada y socia fundadora de ATH21, señala que actualmente, la regulación de los distintos elementos y realidad del ecosistema cripto se encuentra no solamente fragmentada, sino en fases diferentes: “Mientras que los NFTs parecen quedar de momento en un vacío normativo, la Web3 no tendrá aparentemente regulación específica y, el metaverso sigue constituyendo solo un concepto que deberá analizarse caso por caso para determinar que normas aplican según el contenido que se le haya dado”.
Desde Roca Junyent, el abogado experto en Derecho Bancario-Financiero & Blockchain Joaquim Matinero Tor subraya que los NFTs son mercados no regulados, con lo que hoy puede tener valor, mañana puede no encontrar ningún potencial comprador o que la oferta de compra sea muy inferior de la de su día de adquisición. “Garantías que debemos tener en cuenta, son sobre todo la plataforma que en sus términos y condiciones nos informará al respecto, así como el certificado de creación del artista o el certificado de propiedad del activo. Empezamos a ver fraudes debido al gran desconocimiento del público general, junto con el boom de las criptomonedas, se ofrecen inversiones en NFTs (que la mayoría de los casos no se invierten en esta clase de activos) prometiendo grandes revalorizaciones”.
Por su parte, Ángela Álvarez, Fundadora y CEO de Action Monkey, plataforma especializada en tokenizar, desintermediar y automatizar la gestión y distribución de fondos de inversión alternativa, también aplaude que MiCA “constituye un paso importante para reconocer el uso de tecnologías de registro descentralizado como infraestructura financiera, crea un espacio regulatorio más seguro tanto para usuarios como para empresas, para disponer de un marco común europeo con el que se generen nuevos proyectos y se impulse el crecimiento del sector, en algunas tipologías principalmente relacionadas con dinero electrónico, y medios de pago”.
Sin embargo, deja fuera muchas materias relacionadas con las infraestructuras de mercados de inversión y los proveedores de estos servicios como las Tokenizaciones, NFTs, DAOs, o la regulación de los smart contracts. “La adaptación del ordenamiento español en mercados de valores a la nueva regulación europea de criptoactivos, si bien incluye supuestos de tokenización, aún plantea cuestiones que no se han reflejado. Reformas que impliquen a tipos de sociedades más accesibles y flexibles que las incluidas en los actuales supuestos, facilitarían el desarrollo de un mercado de mayor tamaño y más dinámico de inversión en activos alternativos, y aprovechar el potencial y eficiencias en el uso de las tokenizaciones, en los mercados de capitales privados” augura Álvarez.
¿EE UU ha perdido el tren?
Numerosas solicitudes de exchanges se han realizado pidiendo que se esclarezca el panorama regulatorio de las criptomonedas en EE UU. Es necesario que la legislación aclare su consideración de las criptomonedas. En este sentido, las políticas de la SEC son ambiguas y generan incertidumbres: una criptomoneda lanzada mediante una ICO (Oferta Inicial de Moneda) es clasificada como commodity, mientras un security (título valor) no es definido con claridad, acción que reiteradamente pide Coinbase.
En este escenario, Viñals, explica que “es innegable que las regulaciones permiten establecer y acotar las directrices relativas a esta industria novedosa. Por ello, la falta de esta tan necesaria claridad en Estados Unidos amenaza la pérdida de empleos e innovación tecnológica a favor de otras jurisdicciones extranjeras que si cuenten con una normativa manifiesta y segura”.
¿Si Coinbase y Binance juegan bien sus cartas podrían presionar a la SEC a admitir que hay una enorme falta de claridad regulatoria con respecto a los criptoactivos? Desde Protein Capital matizan “obligar al supervisor a emitir una definición oficial de qué significa título valor. Este escenario podría empezar el proceso de diseñar una regulación en EE UU que se ajuste a esta novedosa clase de activo”.
No se puede descartar la posibilidad de que estas empresas sean las primeras en ser denunciadas, marcando el principio de una tendencia futura mientras los supervisores no pisen el acelerador normativo en este ecosistema.
Más allá de la llamada “criptomanía”, como denomina el reputado periodista Ricardo de Querol en su libro La gran fragmentación, habrá que destapar si el mundo cripto es “El sueño ácrata que condujo al capitalismo de casino. ¿Quién puede decir con certeza que las cripto serán el próximo Black Swan que desestabilizará la economía global? Querol asevera que es atrevido asegurarlo, pero no es un disparate temerlo. La presión regulatoria se dibuja en ciernes para avanzar en la hoja de ruta de la innovación financiera en la que los de a pie podamos entender el criptomundo para sumarnos a su adopción si de verdad es el futuro.
*Cristina Murgas, directora del Área de Comunicación Financiera e Institucional del QUUM.