El agua, ese recurso esencial para la vida en nuestro planeta, enfrenta a día de hoy importantes desafíos debido al cambio climático. La sequía, la disminución de su disponibilidad y la alteración de su calidad son amenazas crecientes que están impactando en los ecosistemas y en la salud humana. De hecho, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, estos efectos se intensificarán en los próximos años. En España, la realidad de la escasez hídrica ya es palpable, especialmente en regiones como el Sur y Cataluña; esta última enfrentando su sequía más severa en décadas, con restricciones de uso del agua afectando a más de 200 municipios y casi seis millones de personas.
Ante este panorama, surge la necesidad de repensar nuestro uso del agua y adoptar un modelo de gestión que garantice su disponibilidad continua y sostenible. Pero ¿cómo conseguirlo? Agbar, empresa del grupo Veolia que suministra agua potable a más de trece millones de personas en 1.100 municipios en España, apuesta por la regeneración del agua (procedente de depuradoras) para que se pueda reutilizar. Una segunda vida que puede convertirse en muchas más siguiendo un modelo circular.
La regeneración y reutilización del agua permiten aprovechar un recurso, que de otro modo se perdería, y utilizarlo para diversos fines. Desde el riego agrícola hasta el uso en entornos urbanos e industriales, las aguas regeneradas encuentran una amplia gama de aplicaciones que antes no se consideraban posibles. Esto no solo ayuda a reducir la presión sobre los cada vez más escasos recursos hídricos, sino que también promueve una gestión más eficiente y sostenible del agua y permite depender en menor medida de la climatología.
Ejemplos concretos de esta estrategia los podemos ver reflejados en la ecofactoría del Baix Llobregat en Cataluña, donde el 25% del agua servida al área metropolitana de Barcelona es agua regenerada. En la región de Murcia, el sistema de reutilización de agua de la depuradora de aguas residuales Cabezo Beaza en Cartagena está enfocado al uso agrícola con el objetivo de paliar los efectos de la sequía en una de las principales zonas agrícolas de España. Esta planta trata 24.000 metros cúbicos de agua al día, lo que equivale a abastecer de este recurso a 4.300 hectáreas de cultivo. En el caso de Canarias, la reutilización de aguas se aplica al sector turístico, centrándose en el riego de zonas verdes municipales; y en la Comunidad Valenciana destaca también el proyecto ‘Alicante Agua Circular’ para lograr la reutilización del 100% del agua depurada de Alicante y conseguir simultáneamente el vertido cero a las aguas costeras.
Además de su impacto directo en la disponibilidad de agua, la reutilización también desempeña un papel crucial en la preservación de los ecosistemas y la biodiversidad. Al disminuir la extracción de fuentes naturales, se reduce la interferencia en los hábitats acuáticos y se protege la flora y fauna. Asimismo, al devolver agua tratada a los ecosistemas, se restablece el equilibrio natural del ciclo hidrológico.
Toda una apuesta por la regeneración del agua que la compañía consigue gracias a la innovación y su red de hubs digitales. Estos centros combinan tecnologías de vanguardia como el big data y la inteligencia artificial, que desempeña un papel fundamental al predecir la demanda de agua y detectar fugas en la red, facilitando una toma de decisiones informada. Más allá de la tecnología, Agbar también prioriza la inclusión social, implementando medidas para garantizar el acceso al agua a comunidades en situación de vulnerabilidad. Desde 2012, la empresa ha establecido tarifas y fondos sociales para este fin. Asimismo, la colaboración público-privada es otro pilar fundamental de la estrategia de Agbar, que apuesta por alianzas que promuevan el progreso económico, social y medioambiental, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Precisamente este año, el Día Mundial del Agua, impulsado por la ONU y celebrado el 22 de marzo, bajo el lema ‘Agua para la paz’, pretende avanzar en la cooperación entre todos los agentes, tanto públicos como privados, para dar respuesta a las necesidades de todas las personas, con el compromiso de no dejar a nadie atrás y hacer del agua un impulsor para un mundo más pacífico.