Las búsquedas en Google relacionadas con la primogénita de los reyes de España han subido un 37% y su nombre es trendic topic en redes sociales cada vez que se menciona. Para agrado de muchos y pesar de otros, la realidad manda: Leonor de Borbón, la actual princesa de Asturias, alcanza hoy su mayoría de edad, jura la Constitución y forma parte del selecto grupo de royals más populares de Europa. Es decir, se ha desatado un fenómeno conocido como ‘Leonormanía’, que abarca tanto a los defensores de la princesa como a los detractores.

No hay forma de contentar a todos. Desde que la hija de los reyes de España comenzara a tomar más protagonismo en los actos oficiales de la Familia Real, su nombre se ha dejado ver en los titulares de un buen puñado de cabeceras, no sólo nacionales. El furor que ha desatado esta joven adolescente tras su puesta en escena ha cruzado fronteras, y países como Inglaterra permanecen ensimismados con ella. Llegados a este punto, cabe hacerse dos preguntas. ¿Es normal el momento de ‘fama’ que está experimentado la princesa Leonor en comparación con las futuras herederas al trono de otros países? ¿Está consiguiendo Leonor mejorar la imagen de España fuera del país?

Las respuestas son subjetivas, pero la realidad no. La agenda del último mes de Leonor de Borbón ha estado copada de apariciones públicas en actos oficiales. Tras jurar bandera y presidir la ceremonia de los premios Princesa de Asturias, hoy vive su momento más dulce y el de mayor responsabilidad en un acto doble. Por un lado, su mayoría de edad; por el otro, jura la Constitución y jura fidelidad al Rey. La misma fórmula empleada por su padre, el entonces príncipe, en 1986. Desde hoy, los deberes de la princesa adquieren un valor real y se materializarán en un «desempeño fiel de sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas. Así como respeto al Rey, su padre», un discurso que pronunciará en el Congreso de los Diputados, como manda la tradición, en una sesión solemne y conjunta del Congreso y el Senado, las dos cámaras.

La ceremonia, que puede seguirse en directo, mantiene expectante a un país que según encuestas realizadas en otros países parece estar más unido que nunca gracias a su persona y lo que representa: progreso, presencia femenina en el poder y disciplina. No hay duda de esto. Aunque en la sombra, su educación y preparación tanto personal como académica lleva años moldeándose y siempre ha estado ligada a su futuro, ser la sucesora de su padre. Desde hace unos meses, y con motivo de su 18 cumpleaños, sus apariciones han cobrado mayor relevancia, hasta tal punto de desatarse un fenómeno entorno a ella. Como ocurre con todos los fenómenos, o te convence o todo lo contrario. En el caso de Leonor, parece que la voz mayoritaria es de aprobación.

La ‘Leonormanía’ se ha desatado y de ella queremos saber todo. Desde sus habilidades –que, por cierto, parecen ser muchas. Hay fuentes que la definen como talentosa, estudiosa, curiosa, apasionada del tenis y aficionada a tocar el violonchelo–, hasta sus estilismos y forma de comportarse en público. Todo en ella ha sido llevado a juicio. Y es en ese juicio es donde se abre el debate de si una chica de 18 años, aparentemente tímida y bajo el amparo de sus padres, ha conseguido desviar la atención de temas que han llegado acaparar los titulares de diarios nacionales y extranjeros, muchos de ellos vinculados a su propia familia.

De esto se ha hecho eco el medio inglés Daily Mail, que ha publicado un extenso reportaje sobre Leonor de Borbón y el carisma que parece desprender esta royal antes incluso de su mayoría de edad. De ella destacan la fuerza de su imagen para destronar el protagonismo de otros miembros de la familia, como el de Juan Carlos I, quien ha descendido su popularidad fuera de España desde que los focos centran la atención en Leonor. ¿Ha conseguido una joven adolescente que ya no interesen tanto los temas relacionados con el rey emérito como sí parece hacerlo el futuro reinado de esta chica? Y, por tanto, ¿estará contribuyendo a la buena popularidad de la corona española y a tener un sentimiento patriótico al verla, por ejemplo, besar su bandera?

¿Una princesa por sorpresa?

Lo cierto es que si Leonor llegara a ocupar el trono que ahora ocupa su padre, un hito casi imposible, por la ley de primogenitura –que obliga a reinar al primer hijo varón nacido dentro de un matrimonio real–, su importancia sería mayúscula, ya que desde el reinado de Isabel II, comprendido entre 1833 y 1868, ninguna mujer ha vuelto a reinar en España. Sería la primera monarca en hacerlo desde entonces y la segunda reina en la historia de este país.

La familia real, junto con la reina Sofía, a su llegada al Teatro Campoamor de Oviedo.

Pero como en todo, existen opiniones para todos los gustos. Si hay quien defiende la necesidad de contar con una princesa que demuestre estar igualmente preparada que su padre para ser rey, otras voces reiteran que sólo estamos ante una chica de 18 años que tiene todo por hacer y demostrar. Y que lo único que se está haciendo es ensalzar su vestuario –como también ocurre con el de su madre, la reina Letizia, por cierto–, admirar su belleza y su posterior comparación con las princesas europeas y su comportamiento en público. Algunos de los motivos que han llevado a muchos a lamentar estar cayendo en el error de ‘sexualizar’ a una adolescente al poner la atención en su maquillaje, su ropa o sus peinados. Cuestiones banales para unos, pero también necesarias –además de otras muchas– para otros.

Leonormanía en cualquier caso. Y pasiones al fin y al cabo.

Por ahora, sí se puede decir que la omnipresencia mediática de esta heredera es ahora de las más altas que ha tenido desde su nacimiento, y que comenzó a alimentarse desde su ingreso en el ejército español, donde estudia como dama cadete Borbón. De ella también se pueden afirmar cualidades que una vez, hace 37 años, se afirmaron de su padre. Algunas como la disciplina, la versatilidad, la lealtad, la pasión y el respeto por sus funciones presentes y futuras. El tiempo será el encargado de tildar el desarrollo que ya encabeza en su trayectoria real y su adaptación al futuro de España, que a diferencia de su padre, se enfrenta a una fotografía muy diferente de la que a él le tocó vivir.

Por ahora, lo que hay en un largo recorrido que ha empezado a caminarse y que tanto la prensa española como la extrajera saben cuál es la tendencia: Leonor. Leonor. Leonor.