Las muestras de polvo lunar se recogieron durante la misión Apolo 11 en 1969, que llevó al primer hombre a la Luna. (Foto: Bonhams/Forbes USA)

El polvo lunar que el astronauta Neil Armstrong recogió durante la misión Apolo 11 de 1969, que supuso la primera visita del hombre a la Luna, podría venderse por una suma de siete cifras años después de que la agencia espacial luchara en los tribunales para evitar que el polvo llegara a manos privadas.

Armstrong recogió el polvo como muestra de contingencia poco después de que diera sus primeros pasos en la superficie lunar y pronunciara su ya famosa frase: «es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad», dijo la casa de subastas Bonhams, que apunta a una venta de entre 800.000 y 1,2 millones de dólares (entre 729.471 y 1,1 millones de euros), según Bonhams.

El próximo 13 de abril tendrá lugar la venta del polvo lunar como parte de una subasta con temática espacial que también incluye un fragmento del Sputnik 1, el primer satélite espacial lanzado. Desde Bonhams aseguran que parte de la recaudación se destinará a organizaciones benéficas científicas.

Por otro lado, la bolsa que lo contenía –y que incluía solo partículas de material lunar que quedaban en la bolsa– se subastó en 2017 por 1,8 millones de dólares (1,65 millones de euros).

Lucha por el polvo lunar

La NASA ha confirmado la autenticidad del polvo lunar que se subasta, pero la agencia espacial nunca quiso que la muestra acabara en manos privadas.

La vendedora del polvo, Nancy Lee Carlson, compró lo que se etiquetó únicamente como una «bolsa de retorno de muestras lunares con cremallera y polvo lunar» por 995 dólares (908 euros) en 2015. Cuando Carlson envió la bolsa a la NASA para saber más, la agencia espacial descubrió que tenía vínculos con el Apolo 11 y se negó a devolverla, diciendo que la bolsa pertenecía al «pueblo estadounidense» y que debía ser expuesta al público.

No está claro cuándo la NASA perdió el rastro de la bolsa de polvo, pero en 2002 estaba en posesión de Max Ary, cofundador de un museo espacial en Kansas que fue condenado por vender artefactos robados. La bolsa lunar fue compuesta en 2003 y posteriormente puesta a la venta para su restitución en la subasta en la que Carlson la adquirió. Carlson demandó a la NASA por incautación indebida de la propiedad, y en 2016 el juez J. Thomas Marten falló a su favor, escribiendo que Carlson era un «comprador de buena fe» en una venta realizada legalmente.

Carbón en polvo

«La superficie es fina y polvorienta, puedo levantarla sin apretar con el dedo del pie. Se adhiere en finas capas, como carbón en polvo, a la suela y los laterales de mis botas. Sólo avanzo una pequeña fracción de pulgada, tal vez un octavo de pulgada, pero puedo ver las huellas de mis botas y las pisadas en las finas partículas arenosas», dijo Armstrong en 1969, describiendo el polvo lunar mientras caminaba por la Luna.

Subasta de récord

2,9 millones de dólares (2,65 millones de euros) es el precio de una cápsula espacial de la era soviética que se vendió en una subasta en 2011, un precio que sigue siendo el récord para los recuerdos de la exploración espacial.

La cápsula se utilizó en las pruebas no tripuladas que precedieron al lanzamiento de la Vostok I, la primera nave espacial del mundo, que llevó al cosmonauta Yuri Gagarin al espacio en 1961.

Viajes privados al espacio

Las empresas espaciales privadas de empresarios adinerados como Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson –apodadas la «carrera espacial de los multimillonarios»– han «agitado el mercado» de material espacial, explica a la versión estadounidense de FORBES el especialista de Bonham Adam Stackhouse.

Los recuerdos espaciales y los materiales extraterrestres, como los meteoritos, han ganado popularidad en los últimos años. En 2017, la NASA anunció el lanzamiento del programa Artemis, cuyo objetivo es enviar otra misión con tripulación a la Luna por primera vez desde la misión Apolo 17 en 1972.