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Larry Fink (BlackRock): «La invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos vivido en las últimas tres décadas»

La invasión rusa de Ucrania ha roto oficialmente los lazos transfronterizos entre países que ya estaban tensos por la pandemia, señala el directivo.
Larry Fink, presidente y CEO de BlackRock. (Foto: Forbes USA)

La guerra entre Rusia y Ucrania ha anunciado el fin de la globalización, ya que el conflicto ha alterado el actual orden mundial que ha existido desde la Guerra Fría y tendrá consecuencias económicas globales duraderas, advirtió el pasado jueves el presidente y CEO de BlackRock, Larry Fink, en una carta a los accionistas.

«La invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos vivido en las últimas tres décadas», aseguraba el directivo en su escrito.

La carta de Fink llega un mes después de la invasión rusa de Ucrania, mientras Estados Unidos y sus aliados occidentales se han unido estableciendo fuertes sanciones para lanzar una «guerra económica» contra Rusia que ha desvinculado a la nación de la economía mundial.

El conflicto no sólo ha puesto en jaque el orden mundial vigente desde el final de la Guerra Fría en la década de 1990, sino que también ha «exacerbado la polarización y el comportamiento extremista que estamos viendo en toda la sociedad actual», asegura el presidente de BlackRock.

Lazos rotos y consecuencias a largo plazo

La invasión rusa de Ucrania ha roto oficialmente los lazos transfronterizos entre países que ya estaban tensos por la pandemia, señala Fink, ya que las empresas y los gobiernos de todo el mundo se verán ahora obligados a «reevaluar aún más sus dependencias y volver a analizar sus huellas de fabricación y montaje».

La guerra tendrá muchas consecuencias económicas a largo plazo, advierte Fink, ya que la desglobalización eleva aun más la inflación, dejando a los bancos centrales con una difícil elección entre precios más altos o una menor actividad económica.

Aunque anteriormente se ha mostrado escéptico sobre las criptodivisas, Fink escribió que los estragos causados por la invasión rusa podrían impulsar las monedas virtuales: «Un sistema global de pagos digitales, cuidadosamente diseñado, puede mejorar la liquidación de las transacciones internacionales al tiempo que reduce el riesgo de blanqueo de dinero y corrupción«.

Momento de transición

«El mundo está experimentando una transformación: el brutal ataque de Rusia a Ucrania ha puesto patas arriba el orden mundial que había estado vigente desde el final de la Guerra Fría, hace más de 30 años», escribe Fink en su carta a los accionistas.

El directivo asegura que la magnitud de las acciones de Rusia «se desarrollará durante décadas y marcará un punto de inflexión en el orden mundial de la geopolítica, las tendencias macroeconómicas y los mercados de capitales.»

Rusia aislada de la economía mundial

Otro influyente inversor de Wall Street, Howard Marks, de Oaktree Capital, se hizo eco de muchas preocupaciones similares en su propia carta enviada a los accionistas el pasado miércoles. Al quedar Rusia aislada de la economía mundial, Marks advierte que las nuevas sanciones se «complican enormemente» por la fuerte dependencia europea de la energía rusa y la necesidad de Estados Unidos de subcontratar la fabricación de chips informáticos. Estos aspectos negativos de la globalización han hecho que «el péndulo vuelva a oscilar hacia el abastecimiento local», señala Marks.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha tenido un gran impacto en la economía mundial, especialmente porque las perturbaciones en la cadena de suministro han disparado los precios de los alimentos, la energía y otras materias primas.

Los mercados se han visto arrastrados a la baja en lo que va de año en medio de la actual incertidumbre sobre el conflicto, con el S&P 500 cayendo aproximadamente un 7% en 2022, el Dow Jones bajando casi un 6% y el Nasdaq Composite, de gran peso tecnológico, disminuyendo un 12%.

Los inversores se enfrentan a un renovado temor a la inflación, incluso cuando la Reserva Federal se prepara para subir los tipos de interés de forma más agresiva, gracias a las interrupciones del suministro derivadas del conflicto, que han disparado los precios del petróleo y el gas.

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