A finales de octubre y principios de noviembre, la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera solicitó información sobre las operaciones realizadas antes de que el Trump Media and Technology Group anunciara sus planes de salir a bolsa a través de una sociedad de adquisición con fines especiales, o SPAC, conocidas como las compañías de cheque en blanco.
Además, la Comisión de Valores y Bolsa preguntó sobre varios asuntos. Por ejemplo, la SEC solicitó documentos y comunicaciones entre la SPAC y el Trump Media and Technology Group. En septiembre, la SPAC afirmó en una presentación ante la SEC que no había habido «conversaciones sustanciales, directa o indirectamente, con ningún objetivo de combinación de negocios con respecto a una combinación de negocios inicial». Pero un mes más tarde, el New York Times informó de que el director ejecutivo de la SPAC había estado hablando de un posible acuerdo con Trump al menos desde marzo.
Ni FINRA ni la SEC dijeron que habían determinado que alguien había violado la ley, según la presentación publicada el lunes. Los representantes de la Organización Trump y del SPAC no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
La noticia se suma a la incertidumbre que rodea a la empresa, que entusiasmó a los inversores minoristas cuando Trump la anunció el 20 de octubre. Las acciones se dispararon desde los 10 dólares hasta un máximo momentáneo de 175 dólares dos días después, enriqueciendo a algunos inversores. Varias empresas de inversión vendieron sus acciones, cobrando las ganancias. Por su parte, los comerciantes de a pie con afición a Trump pagaron por la oportunidad de hacer negocios con el expresidente.
Muchos de esos inversores minoristas -incluida la diputada Marjorie Taylor Greene- han perdido dinero desde entonces, ya que las acciones han disminuido en las últimas semanas. Las acciones de la SPAC habían caído un 2% a mediodía del lunes, hasta los 44 dólares por acción.