Robert de Niro está pasando por malos momentos económicos. Según su abogada, Caroline Krauss, el actor está viviendo en primera persona las consecuencias que la crisis provocada por la COVID-19 ha supuesto en el sector del cine y la gastronomía, sus dos principales fuentes de ingresos.
De Niro es dueño de una de las cadenas de hoteles y restaurantes más de prestigiosas de Estados Unidos y parte de Europa, Nobu. Ambos, se vieron afectados por las restricciones que han obligado a mermar la actividad de los locales, además del cierre total de los meses de cuarentena.
Un divorcio millonario
A eso hay que sumarle la batalla legal en la que está metido desde 2018 con su exmujer, Grace Hightower, por el divorcio.
En un primer momento Hightower habría solicitado la mitad de la fortuna de Robert de Niro, estimada en unos 500 millones de dólares. Pero finalmente un juez dictaminó que recibiría un millón de dólares al año y vender la casa común, con un valor estimado de 20 millones de dólares.
El abogado de su exmujer, Kevin McDonough, ha afirmado que de Niro ha disminuido la cantidad que debe pagar su mujer, incluida una reducción en su límite mensual de la tarjeta de crédito: de 375.000 dólares a 100.000.
Por su parte, la abogada del actor ha revelado que la que fuera mujer de su cliente aumentó sus gastos y que solo en 2019 habría derrochado 1,67 millones de dólares.
Krauss hizo referencia al tren de vida que lleva Grace que, sumado a los problemas del económicos del actor, podría estar llevando al intérprete a aceptar papeles que no son dignos de su agrado –ni de su trayectoria–.
“El señor De Niro tiene 77 años, y aunque ama su oficio, no debería verse obligado a trabajar a este ritmo prodigioso. ¿Cuándo terminará eso? ¿Cuándo tendrá la oportunidad de quizás no coger todos los proyectos que se le presenten? ¿O no trabajar seis días a la semana durante 12 horas al día simplemente para saciar la sed de la señorita Hightower por Stella McCartney?” declaró Krauss en una audiencia online.
6,4 millones de dólares en impuestos
Más allá su divorcio y de la crisis de sus negocios, de Niro debe millones de dólares en impuestos. En el año 2015 el actor fue castigado con un gravamen fiscal de 6,4 millones. Según fuentes del sector, el sueldo íntegro de los dos últimos proyectos del actor fue destinado a saldar sus deudas.