No es nada habitual que la asociación entre una firma de relojes y una del mundo del motor dure más de 10 años. Pero hete aquí que la suiza Breitling y la británica Bentley han recorrido juntas casi 20, entregando instrumentos para medir el tiempo tanto para lucirlos en la muñeca como para llevarlos incorporados en el coche (no en cualquiera, en un Bentley, por supuesto).
Y lo han vuelto a hacer: ambas enseñas de lujo se han unido de nuevo para lanzar un reloj, el Premier B21 Chronograph Tourbillon 42 Bentley, que es uno de los más exclusivos que han desarrollado hasta la fecha, y que se une a la cartera de cronógrafos, horas mundiales y demás complicaciones relojeras que han despachado al alimón.
En este modelo de edición limitada a 25 piezas, la jaula del tourbillon, situada a las 12 h, está inspirada en el reloj de a bordo que Bentley Motors encargó a Breitling para su elegante coche Continental GT en 2002. Ése fue el inicio de su relación. Como indica su nombre, además del tourbillon el reloj alberga un cronógrafo, que es a su vez un homenaje a Willy Breitling, nieto del fundador de la casa y presidente de la misma entre 1932 y 1979. Willy había patentado en 1934 el cronógrafo con dos pulsadores independientes, a las 2 h y a las 4 h.
En su época, los relojes con cronógrafo empleaban un único pulsador, lo cual tenía sus limitaciones. Con él se iniciaba la medición del tiempo, se paraba y se volvía a 0. En cambio, con dos pulsadores se podía pausar el cronometraje y volverlo a retomar: un pulsador iniciaba o detenía el cronógrafo y el otro lo dejaba a 0. Con este invento, Willy Breitling desarrolló los primeros relojes Premier en la década de 1940.
El nuevo Premier B21 Chronograph Tourbillon 42 Bentley, que cuesta 49.000 euros, se ha fabricado con una caja de 42 mm en oro rojo de 18 quilates, que se ajusta a la muñeca con una correa de piel de cocodrilo marrón dorado. En su revés se puede contemplar el movimiento de cuerda automática, un Calibre B21 de la manufactura Breitling certificado por el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC), que es la más alta instancia en materia de precisión relojera. Ofrece una reserva de marcha de aproximadamente 55 horas y es hermético hasta los 100 metros.
Y, como no podía ser de otra manera, la esfera se ha teñido de verde. No solo porque es el color de moda en la alta relojería, sino porque hace referencia al color de competición británico, asociado con otros modelos fruto de la colaboración entre Breitling y Bentley.