La huella define la obra de un gran fotógrafo. Ya sea documental o de autor, que retrate la realidad, la ficción o incluso, para ir más lejos, una realidad que pudiera parecer ficcionada.
Desde la crítica, la puesta en escena, la intromisión en “especies de espacios” y la divulgación: Martin Parr nos ha dejado. Deja tras de sí un gran legado. A través de la cámara y del papel, y con su apoyo incondicional al formato fotolibro, redefinió un nuevo posicionamiento de la fotografía con la colección The Photobook: A History.
Asentó las bases de un nuevo coleccionismo que entiende el libro como objeto, anticipando el boom del fotolibro. Martin Parr, el fotógrafo inglés cuyo tono satírico y humor ácido marcó un precedente para su entrada en la agencia Magnum Photos, donde llegó a ser presidente entre 2013 y 2017. La flema inglesa traducida en imágenes. Desde su serie The Last Resort (1982–1985), sobre la clase obrera en Brighton Beach, hasta Common Sense (1995–1999). Su sello: el color, el flash, el brillo a través de la escenificación. En definitiva, la sátira.
Sin embargo, es su fotografía en blanco y negro la que quiero poner más en valor. Hay una imagen, en particular, que me persigue desde muy joven: aquella donde aparece una fila de personajes en un banquete inaugural, todos en acción para picar el último tentempié. Mayor of Todmorden’s inaugural banquet, Todmorden, West Yorkshire, England, 1977 tuvo un gran impacto en mí. Comencé a entender la importancia de contar una historia, de tener imágenes definitorias dentro de un trabajo, pero sobre todo la idea de serie. Esta imagen se ha mantenido en mi retina todos estos años: la mesa, el convivio, la última cena, un motivo icónico que se repite a lo largo de la historia de la humanidad. Una fotografía que narra todo un mundo al borde de una mesa larguísima, casi eterna.
Martin Parr supo crear su propio sello.
