La reputada casa de subastas Sotheby’s anunció hace unos meses la mayor venta dedicada a los relojes de la marca suiza Breguet de las últimas tres décadas. Y el día de la puja ha llegado. El 9 de noviembre, domingo, se subastarán en su sede de Ginebra alrededor de 70 lotes, algunos de importancia histórica. Cada uno ha sido descrito, analizado y autentificado con la ayuda de Emmanuel Breguet, vicepresidente de Patrimonio de la enseña y descendiente del fundador de la misma, Abraham-Louis Breguet (1747-1823), el mayor genio relojero que ha habido. La cita es uno de los hitos que están celebrando los 250 años de trayectoria de la legendaria firma en este 2025.
Esos dos siglos y medio objeto de esta subasta abarcan desde los primeros cronómetros marinos del siglo XVIII y los relojes de bolsillo de repetición de cuartos hasta las ediciones Classique de los años 90, procedentes de colecciones privadas, incluso de una rama de la propia familia Breguet, descendientes del maestro por línea materna. Entre los lotes se hallan relojes de bolsillo difíciles de encontrar hasta para el coleccionista con más contactos, y también ejemplares de pulsera militares, como uno de los dos únicos Type XX con bisel de oro conocidos, de 1954.
Pero no será solo una subasta de relojes, sino de fragmentos de la historia del tiempo. Porque Abraham-Louis Breguet, que fue proveedor habitual de la realeza, incluyendo a María Antonieta, al rey Jorge III y también a Napoleón Bonaparte, inventó el tourbillon y un sistema de absorción de impactos, contribuyó a la evolución del mecanismo de cuerda automática, perfeccionó el escape y diseñó el reloj moderno tal y como lo conocemos. Sus objetivos (precisión, elegancia, utilidad) siguen siendo cualidades que admiramos hoy en un reloj.

Los mejores lotes
En esta subasta, la joya de la corona (nunca mejor dicho, pues se fabricó en 1827 para Jorge IV de Inglaterra) es el Breguet 4548, un reloj perpétuelle à tact de mecánica avanzada y estética sobria. Permitía leer la hora por el tacto sin necesidad de mirar la esfera, y mostraba la reserva de marcha y la fecha, además de un monograma real grabado en el fondo. Se estima que alcanzará un precio de entre 300.000 y 800.000 francos suizos.
Otra pieza llamada a captar la atención es el Breguet 1890 de oro con escape natural, tourbillon de cuatro minutos, indicador de cuerda, segundero pequeño y segundero de observación accionado por pistón (un cronógrafo primigenio, para entendernos). Datado en torno a 1809, se encuentra entre las creaciones más ambiciosas del relojero, pues reúne dos de sus inventos más ingeniosos y revolucionarios: el regulador de tourbillon y el complejo escape natural, ideado para superar los inconvenientes de los dos escapes independientes más comunes de su tiempo. Adquirido originalmente por un conde ruso, figura entre los lotes con estimaciones más altas (entre 350.000 y 700.000 francos suizos).



El catálogo de Sotheby’s contempla asimismo un modelo que fue revolucionario en su diseño y concepción, un Souscription del siglo XVIII, que la marca Breguet ha revivido este año para su aniversario. En su época, el maestro Breguet inició una novedosa forma de comercializar sus productos llamada suscripción. Por ella, si un cliente deseaba adquirir un reloj Souscription, debía confirmar el pedido pagando una cuarta parte de su precio, de manera que permitía al taller parisino que los elaboraba adquirir los suministros necesarios para fabricarlo (lo que marcó el inicio de la producción en serie), ampliar su clientela y abrir más las puertas de la alta relojería. Así se diseñaron unos 700 relojes a lo largo de más de 30 años, algunos de los cuales estarán presentes en la puja del próximo domingo.

Cada reloj Breguet lleva un número único entre 250 y 5250, y el Classique Souscription de 2025, numerado con el 250, es el primero de la serie. Parte de los ingresos de su venta se destinarán a una de las iniciativas de patrocinio de Breguet desde 2006 en Versalles (Francia): la restauración del pequeño palacio Petit Trianon.
