La historia televisiva de Carrie Bradshaw llega a su fin. Hace unas semanas, se confirmó que «And Just Like That…», la secuela de «Sexo en Nueva York», no tendrá cuarta temporada. Estrenada en 2021, la producción nunca terminó de conquistar por completo a la crítica. Aun así, logró seducir de nuevo a los fans de la serie original al prolongar el universo neoyorquino en el que Sarah Jessica Parker (60 años, Estados Unidos) se adentró hace más de 27 años.
Y aunque esta despedida pueda ser agridulce para los fans, la actriz puede mirar atrás con orgullo y satisfacción: gran parte de su fortuna —estimada en 200 millones de dólares, según Celebrity Net Worth— proviene precisamente de este personaje que debutó en 1998. Solo las dos películas que protagonizó le reportaron 35 millones de dólares (30 millones de euros aproximadamente) y las seis temporadas televisivas le generaron cerca de 147 millones de dólares (unos 126 millones de euros), de acuerdo con lo publicado por el periódico El Mundo.
Actriz, productora y una de las mejores pagadas de la TV
En sus inicios en «Sexo en Nueva York», Parker ya estaba entre las actrices mejor remuneradas de la televisión: durante las tres primeras temporadas ganó cerca de un millón de dólares (850 mil euros aproximadamente) por episodio. A esto se deben sumar los contratos publicitarios y las colaboraciones de moda que firmó gracias a su creciente estatus de «icono de la moda».
Su gran salto llegó en la cuarta temporada, cuando además de actriz protagonista, asumió el rol de productora. Ese cambio disparó su salario hasta los 3,2 millones de dólares (2,7 millones de euros) por capítulo. Con los 46 episodios restantes que hubo hasta el final de la serie, se calcula que acumuló unos 147 millones de dólares.
En «And Just Like That…», su caché rondó nuevamente el millón por capítulo, consolidando así un legado financiero que muy pocas estrellas televisivas han logrado igualar.
Una vida entre Manhattan y los Hamptons
Lejos de los enredos sentimentales y los dramas amorosos que marcaron la vida de Carrie Bradshaw, fuera de la pantalla Sarah Jessica Parker lleva una vida estable junto a su marido, el actor Matthew Broderick, con quien se casó en 1997. La pareja tiene tres hijos y vive en una lujosa casa adosada en el West Village, adquirida en 2016 por 35 millones de dólares. Además de una mansión en Amagansett, valorada en 6,6 millones de dólares (unos 5,6 millones de euros), un exclusivo rincón de los Hamptons donde, como muchas estrellas, disfruta de la temporada de verano.
La que fue nuestra «columnista del amor» en la ficción es, en la vida real, una apasionada de la lectura, la danza y los museos. En lo personal, como dijo en el programa «Table for Two de iHeartRadio», siempre ha intentado trasmitir a sus hijos el valor del dinero y las experiencias simples por encima de lo material.
Más que una compañera de reparto, una buena amiga
Más allá, del éxito económico y profesional, Parker también ha demostrado ser una buena amiga. Recientemente, Kristin Davis —su compañera de reparto en «Sexo en Nueva York» e intérprete de Charlotte York—, en un episodio de su podcast «Are You a Charlotte?» (emitido el 11 de agosto de 2025), reveló que la actriz fue su gran apoyo durante su lucha contra la dismorfia corporal y los trastornos alimentarios que sufrió mientras rodaban la serie.
Según Davis, quien se sentía constantemente señalada por su figura, Parker le llegó a decir: «Tienes dismorfia corporal» y le señaló con franqueza que estaba poniéndose en riesgo con dietas extremas, algo que la ayudó a tomar conciencia.
El (triste) adiós definitivo
Michael Patrick King, showrunner y guionista, explicó que la decisión de no continuar «And Just Like That…» fue tomada junto a Parker y los responsables de HBO. Pese a que no fue una decisión sencilla, todos ellos sintieron que este era el punto natural y correcto para cerrar la historia.
La actriz, por su parte, publicó un emotivo mensaje en redes sociales describiendo a Carrie Bradshaw como el personaje que ha dominado su corazón profesional durante casi tres décadas.
Con este adiós, Sarah Jessica Parker no solo cierra un capítulo fundamental de su carrera, sino que también consolida el impresionante patrimonio que le dejó el personaje con el que se convirtió en un icono cultural para toda una generación.
Y aunque ya no habrá más reflexiones sobre el amor, sobre cómo descifrar a los hombres o sobre lo que realmente necesitamos las mujeres, nosotras nos seguiremos preguntando —como ella hacía— si en la Gran Manzana también hay finales felices.
