Tiburón, la novela de Peter Benchley publicada originalmente en 1974, es mucho más que la famosa historia que inspiró la icónica película de Spielberg: es una intensa y ágil narración de suspense que examina las profundidades del miedo humano tanto como las del océano. En el 50º aniversario de la clásica película Tiburón, la editorial Planeta recupera este libro de referencia en una edición conmemorativa con contenido adicional.
La trama se sitúa en Amity, una pequeña localidad costera de Estados Unidos cuya supervivencia depende íntegramente del turismo veraniego. La tranquilidad del lugar se ve rota cuando los restos de una bañista aparecen en la playa, víctima de lo que pronto se descubre como un gigantesco tiburón blanco. La decisión de las autoridades locales de ocultar los hechos para no ahuyentar a los turistas desencadena una espiral de tragedias y tensiones. El jefe de policía Martin Brody, junto al oceanógrafo Hooper y el curtido cazatiburones Quint, se embarca en una caza desesperada para salvar el pueblo y restaurar la seguridad en el mar.
Benchley realiza un trabajo magistral al combinar suspense, acción y crítica social. Más allá del terror animal, la novela explora la codicia, la negligencia política y las crisis personales, particularmente a través de los dilemas morales de Brody y la crisis matrimonial que atraviesa junto a su esposa Ellen. Como trasfondo emerge la relación antagónica entre los habitantes de Amity y los turistas, junto con una metáfora directa sobre la lucha entre el hombre y la naturaleza.
Aunque la narrativa puede parecer sencilla y directa, no está exenta de profundidad. Benchley propone un monstruo natural pero también pone el foco en el verdadero peligro: la incapacidad de la comunidad para anteponer el bien común a los intereses económicos inmediatos. El estilo es periodístico y de prosa rápida, ideal para disfrutar en pocas sesiones, aunque el desenlace puede resultar menos impactante que el de su adaptación cinematográfica.
Un libro ágil, entretenido y con una lectura que va mucho más allá del miedo a las criaturas marinas: Tiburón es una metáfora de los peligros que acechan cuando la avaricia y la negación chocan con la ineludible fuerza de la naturaleza. Ideal para quienes buscan emociones fuertes (y una reflexión) en la orilla del mar..
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