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Tesla responde al desplome de ingresos con una versión low cost del Model Y

Este movimiento, además, responde a la promesa de Musk de ofrecer «modelos más asequibles», en línea con los esfuerzos por ampliar el alcance comercial de la marca.

Puede que Elon Musk haya encontrado un posible remolque a su decadente situación actual dentro de su empresa Tesla. La compañía de vehículos inteligentes está cocinando una versión más asequible de su modelo más vendido, el Model Y, en un intento por capear una etapa marcada por cifras a la baja, tensiones regulatorias y un entorno político volátil.

La producción del nuevo vehículo, que no será un modelo completamente nuevo sino una variante simplificada, comenzará entre agosto y septiembre. Este movimiento, además, responde a la promesa de Musk de ofrecer «modelos más asequibles», en línea con los esfuerzos por ampliar el alcance comercial de la marca.

Musk no ha revelado detalles sobre el precio o mercados de destino del nuevo modelo económico, aunque la versión más barata del Model Y actualmente se vende por 51.990 libras (59.444 euros). A pesar de la incertidumbre, el empresario mantiene su discurso de confianza en el futuro de Tesla, apoyado en el avance de proyectos como el robotaxi, el Cybercab y los desarrollos en robótica humanoide. Musk ha indicado que espera alcanzar “la autonomía a gran escala” en la segunda mitad de 2026, lo que según él, reforzará los fundamentos económicos de la empresa.

El desplome de Tesla

La decisión llega en un momento crítico para Tesla, cuya rentabilidad se ha visto seriamente afectada por la caída del 51% en sus ingresos por créditos de emisiones, que sumaron solo 441 millones de dólares en el segundo trimestre. Este desplome está directamente vinculado a la relajación de las regulaciones sobre vehículos eléctricos impulsada por Donald Trump, que elimina tanto la obligación de comprar créditos como las subvenciones de 7.500 dólares por coche eléctrico. Esto ha mermado significativamente uno de los pilares financieros de la compañía.

En paralelo, Tesla ha reportado una caída del 12% en sus ingresos trimestrales, hasta los 22.496 millones de dólares, por debajo de las expectativas. Su beneficio neto también retrocedió un 16%, hasta 1.172 millones. El exceso de producción también se ha convertido en un problema: la empresa ha fabricado 23.000 vehículos más de los que ha vendido, aumentando su inventario en un 33%. Las ventas del Model 3 y Model Y cayeron un 12%, y el resto de modelos un alarmante 52%.

Otros desafíos

A estos desafíos se suman las tensiones comerciales con China, un mercado clave para Tesla, y el impacto reputacional de la cercanía de Musk con Trump, que podría estar influyendo en las decisiones de compra de parte de los consumidores. Pese a este contexto adverso, la reacción de los inversores ha sido contenida, con una caída de solo el 1% en el mercado after-hours, posiblemente por haberse anticipado un panorama aún más negativo.

La compañía encara una etapa desafiante, y como ha reconocido el propio Musk, podrían avecinarse “algunos trimestres difíciles” si no logra adaptarse rápidamente al nuevo escenario económico y regulatorio de Estados Unidos.

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