Cuando al escritor y subdirector de Forbes Daniel Entrialgo (Vitora, 1971) le propones acudir al vernissage de una exposición, la inauguración de un restaurante o a cualquiera de los múltiples eventos que se celebran habitualmente en la capital, lo normal es que te mire con incredulidad, mientras se escabulle (a lo Bartleby de Melville) con alguna frase arcana. Para añadir luego alto y claro: “Antes que eso, preferiría irme a mi casa y releer algún clásico”. Sobre esa base –la mejor literatura–, está escrito su último libro: Cuando el mar no era azul (Espasa), recién publicado.
Lector voraz, Daniel Entrialgo ha escrito dos novelas: Puskas (2018), sobre la vida del legendario futbolista húngaro, una de los grandes mitos del Real Madrid; y La tumba del cosmonauta (2021), un thriller histórico sobre la carrera espacial que protagonizaron EEUU y la URSS el siglo pasado.
El libro, “un viaje sentimental por el color más elegante, enigmático y melancólico del espectro cromático”, tal y como reza su portada, es un ensayo de 352 páginas que a través del arte, la historia o el cine, plantea algunas cuestiones sobre el misterio del azul: ¿por qué lo asociamos al mar si en realidad el agua es transparente? ¿Eran nuestros antepasados capaces de distinguirlo o estaba su ojo menos evolucionado en lo cromático que el nuestro? ¿Cómo se convirtió el azul ultramar en el pigmento más caro y exclusivo del mundo? ¿Es, en oposición al rojo, un color de derechas? ¿Por qué los románticos se suicidaban vestidos de azul? ¿Es acaso una tonalidad vinculada a la tristeza?
Daniel Entrialgo se embarca así en una singular travesía de 19 capítulos por la cultura, la pintura, el vino, la moda, el blues, la psicología o incluso las drogas, utilizando siempre como hilo conductor el color azul, que por algo es la tonalidad predilecta de la mayor parte de la población (más de un 40% lo elige como su favorito). Un análisis cultural fascinante que acude al viejo Mediterráneo de Homero –que entonces “no era azul”, de ahí el título del libro– como punto de partida. Con razón Entrialgo tiene poco tiempo (y menos ganas) de acudir a ningún evento.
