Hora de mujer

Una tendencia sorprendente: relojes en la solapa, en el cuello o en el dedo

Se llevan los complementos versátiles, estupendos para lucir en cualquier lugar menos, quizás, en la muñeca.

Chanel anillo hora de mujer. Foto cedida

Que se puede portar un reloj a modo de gargantilla poniendo énfasis en la personalidad y en la individualidad de cada usuaria ya lo demostraron en su día las cantantes Taylor Swift, Rihanna y Tyla. Pero no terminan ahí las opciones extravagantes que se alejan del clásico reloj de pulsera. La industria, que en los últimos años quiere complacer cada vez más a la mujer, propone otras formas de consultar la hora muy originales. Una de ellas es leerla en una engañosa barra de labios de Chanel.

Esta firma que estableció la vanguardista Gabrielle Chanel ha desplegado este año una serie de modelos que no se ciñen a la muñeca, sino al dedo y, sobre todo, al cuello. En un ejercicio de genialidad de los que suele hacer gala, ha concebido joyas que no son lo que parecen. En realidad, relojes secretos colgantes que maravillarán a las mujeres más sofisticadas.

Empezando por Kiss Me, limitado a cinco unidades e inspirado en el pintalabios que Chanel creó en 1954. Fabricado en titanio con un revestimiento negro brillante, el tubo cuadrado esconde una esfera lacada que descansa sobre un anillo luminoso de oro amarillo engastado con 20 berilos dorados de talla baguette. Se cuelga de una cadena de oro amarillo adornada con minitubos de ónice, 38 cuentas de piedra rodolita, 144 diamantes y uno más central de 0,70 quilates.

Otros collares-reloj de la marca recientemente presentados, todos ellos de cuarzo (que funcionan con pila), son el Necklace Watch Coco Black Jacket, y, debajo de él en las imágenes, el Première Iconic Chain Necklace Watch, en acero recubierto de oro amarillo y con la caja octogonal. En el primero, la figura de la fundadora, vestida de oro blanco y diamantes, culmina con un canotier que se levanta para mostrar la hora y los minutos en un reloj de 10 mm de diámetro. Hasta 271 diamantes de talla brillante hacen que el conjunto refulja.

En la foto superior se muestra un objeto que tampoco parece un reloj a simple vista. The Lion of Mademoiselle es más bien una sortija. Solo hay cinco ejemplares de este artículo inspirado en la opulencia de los anillos de cóctel de la década de 1920. Su cabeza de león está esculpida en oro amarillo y realzada con diamantes, y revela al empujarla una esfera lacada en negro cuya incrustación de ónix está adornada con un diamante.

Desde los años 60

En la tendencia de los collares-reloj tiene mucho que decir Piaget. El pasado abril, la joyera y relojera francesa desveló algunos de ellos, como estos dos de abajo, que continúan con la herencia de sus Swinging Sautoirs. Los relojes colgantes han formado parte del repertorio de la marca desde hace mucho lustros. Dicen en la enseña que, a finales de la década de 1960, sus responsables enviaron a sus diseñadores a París para que asistieran a los desfiles de alta costura y se sumergieran en el mundo de la moda. De vuelta al estudio imaginaron composiciones revolucionarias que dibujaban directamente sobre las modelos de las revistas, con una visión que se liberaba de los dictados del reloj de pulsera.

Los relojes colgantes de Piaget han tenido tanto éxito que apenas pueden satisfacer la demanda, dice Stéphanie Sivrière, directora artística de joyería y relojería de la marca, a CNN.

En Hermès también han tomado una joya habitual, el broche, y le han insertado un movimiento relojero muy plano. Porque, como dicen en la firma, «más que medir, secuenciar o controlar, la Maison busca otro tiempo: un tiempo destinado a despertar las emociones, a abrir paréntesis, a crear espacios de fantasía y esparcimiento». Con la colección Maillon Libre, se adentra en un nuevo territorio. Es un prendedor de oro blanco u oro rosa que parte del eslabón de la icónica cadena de ancla de Hermès y se presenta en formato de broche con caja de 35 x 23 mm, 67 diamantes y una turmalina indigolita o terracota de talla cojín engastados. Se lleva solo o convertido en colgante con una funda y un cordón de piel de becerro o de aligátor.

Asimismo, el bolsillo ha sido un lugar muy recurrente a la hora de acarrear el reloj. Louis Vuitton ha recuperado esa tradición y la acaba de incluir en su colección, entregando una pieza que viaja a la selva amazónica, rica en vegetación y fauna. Escale en Amazonie es su reloj más complicado hasta la fecha, pues aporta mecanismos de autómatas y de repetición de minutos. En él se observa una piragua de madera cargada con baúles de la casa que comienzan a abrirse lentamente, descubriendo flores doradas que captan la mirada de los animales salvajes que se dan cita en este objeto precioso.