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Hora de mujer

Qué son los relojes secretos y por qué nos gustan tanto

Parecen meras joyas, pero encierran el tiempo de manera ingeniosa. Ésta es su historia y algunos de los ejemplares más bonitos.

Mostrar la esfera de un reloj no siempre ha estado bien visto. Hubo un tiempo en el que se consideraba inapropiado que una mujer consultara la hora en público. No fuera a parecer que se estaba aburriendo como una ostra en compañía de algún caballero, por ejemplo. Además, las damas de la élite social llevaban una vida pausada y no necesitaban de constantes referencias al paso del tiempo. De ahí que se idearan los llamados relojes secretos, dotados de una tapa que se levantaba o se deslizaba delicadamente mediante pulsadores o con la ayuda de los dedos para ocultar o desvelar un pequeño dial. Estos mecanismos de relojería se integraban en artículos cotidianos como polveras, mini bolsos y frascos de perfumes, y hoy son objeto de deseo de coleccionistas.

Habitualmente se cubrían con profusión de diamantes y otras piedras preciosas, o con medallones con retratos en miniatura, para camuflarse en la muñeca o colgados del cuello, junto con el resto de joyas que portaban las mujeres. Los artesanos joyeros y relojeros tenían la oportunidad de volcar toda su creatividad sobre estas piezas únicas que podían emplearse como reloj y como accesorio de moda al mismo tiempo.

Los primeros ejemplos de relojes secretos datan del siglo XVI, una época en la que estos artículos de lujo estaban reservados a la nobleza y a las élites. Según Gerard Vidal, al frente del gabinete de expertos en arte y joyería de alta gama Vidal Expertise, fue Caroline Murat, hermana menor de Napoleón Bonaparte y monarca de Nápoles durante el reinado de su cónyuge allí, entre 1808 y 1815, la primera mujer que lució un reloj secreto en la muñeca. Murat encargó a la casa relojera Breguet un ejemplar que le permitiera ver la hora de forma prudente durante sus recepciones. «En aquella época se usaban los relojes de bolsillo, con lo que la firma parisina le propuso un brazalete bajo el cual se escondía un reloj», dice Vidal.

«Después, en la década de 1920, Van Cleef & Arpels recoge esta tradición para proponer a su clientela femenina varios modelos de relojes secretos que les permitieran consultar la hora de forma elegante en las grandes celebraciones del momento. Unos pocos años más tarde, esta innovación se aplicaría en sus colecciones Hawaii, Passe-Partout y Ludo, creando modelos de relojes secretos icónicos que han perdurado hasta nuestros días».

El modelo Serpenti que llevó Elizabeth Taylor cuando interpretó a Cleopatra en 1962. ©Cortesía Bvlgari

Algunos de los mejores relojes secretos se realizaron entre los años 60 y 70, y la tradición ha llegado hasta nuestros días. En realidad, nunca pasó de largo. Varias marcas (joyeras, relojeras y de moda) continúan sacando al mercado este tipo de piezas misteriosas que no requieren de muchos más accesorios en su órbita. Entre ellas, Bvlgari, Cartier, Jaeger-LeCoultre, Graff, Louis Vuitton y Van Cleef & Arpels. De hecho, de los seis nominados en la categoría de Reloj Joya de los Oscar de la relojería, los premios GPHG que se entregarán el próximo mes, tres son secretos, elaborados por Bvlgari, Chopard y Damiani. Lo cual revela que su fascinación se mantiene hasta hoy.

Generalmente, estos ejemplares llegan en ediciones limitadas y plagadas de gemas. Puesto que las cajas deben integrarse en pulseras, su tamaño es muy reducido, por lo que no le cabe un mecanismo mecánico sino de cuarzo. En este sentido, destaca el Calibre 101 de Jaeger-LeCoultre, uno de los calibres mecánicos más pequeños del mundo, el que porta este renovado 101 Secrets en platino (fotografía de abajo). Engastado con más de mil diamantes, dispone de un mecanismo oculto entre las hileras de diamantes que activa la tapa de la esfera. Al mantenerlo pulsado, una pequeña sección del brazalete se abre como las páginas de un libro para mostrar la hora.

Otras piezas «secretas» con diamantes que han visto la luz en 2024 son el Secret Lion Cuff de Chanel (abajo), un brazalete con un león en oro amarillo (el signo del zodíaco de la fundadora de la enseña, Gabrielle Chanel, era leo) sobre una placa de ónice que se desliza hacia la derecha para revelar la hora. Los músculos y la melena del león están resaltados con gemas, mientras que su pata protege una piedra central de diamante de 1 quilate. También el Secret rectangular de la firma de moda italiana Ferragamo, que se entrega en tres versiones de cuarzo.