Recientemente abierto al público, se trata de un conjunto de una casa del payés y unos establos completamente restaurados, donde en el siglo XVIII vivían y trabajan los agricultores de la finca. Sin embargo, con el paso del tiempo la propiedad se fue dejando al descuido. Dos siglos después, Vestige Collection ha decidido darle una nueva vida a esta histórica propiedad en la isla de Menorca.
Se trata de un terreno de más de 2.000 hectáreas que cuenta con seis habitaciones y baños en suite. Al tratarse de una restauración, el exterior de la propiedad no desentona con el hábitat en el que se encuentra, rodeado de olivos verdes y de piedras color vainilla. A la vez, el interior aunque moderno mantiene la sintonía de la naturaleza con el uso de maderas, luces cálidas y linos.
En el exterior, un conjunto de áreas recreativas: piscina, cocina exterior, gimnasio completamente equipado y hasta una plataforma para clases de yoga privadas que puedes pedir al grupo. Ofrecen una variedad de servicios como chefs privados hasta barcos para moverse por las calas. Afortunadamente, esta casa se encuentra a diez minutos andando de la famosa cala Macarella, a la cual puedes acceder por un camino privado.
La estancia en la finca de Santa Ana debe durar un mínimo de siete noches, pero no todos se tienen que pasar dentro de la propiedad ya que se llega al centro de Ciutadella en 20 minutos en coche, donde encontramos un casco antiguo lleno de historia, restaurantes y un puerto al que ir por la noche para disfrutar de una copa. Además, de otros planes exclusivos del grupo Vestige como montar a caballo por las fincas o safaris en un cuatro por cuatro.
Los lujosos proyectos de restauración en Menorca
No es la primera vez que el grupo Vestige Collection hace una cosa así ya que tienen entre diez o doce proyectos en la isla, de los cuales sobre dos de ellos sabremos más este año. La idea inicial de restaurar propiedades antiguas comienza en Asturias, donde Victor Madera y su mujer Maria Obdulia Fernandez deciden comprar el Palacio de Figueras y reformarlo como casa de veraneo. Al terminar el proyecto se dan cuenta de que hay un futuro prometedor en el mundo de la hostelería de lujo y la reforma inmobiliaria. Entonces deciden comprar fuera de su zona de confort y arriesgarse con las islas baleares.
Sus proyectos están divididos entre Mallorca y Menorca pero su enfoque está en esta última. Ahora, esta inversión inicial del matrimonio ha resultado en negocio familiar donde las hijas de la pareja, Claudia y Marta, también aportan en la administración y decoración de las propiedades. Actualmente, Maria Obdulia Fernandez además de ser copropietaria de Vestige Collection, es presidenta de la empresa Paisajes de Asturias y directora ejecutiva del estudio de interiorismo y arquitectura EDM.
Se trata de uno de los pocos casos donde propiedades inmobiliarias en España no son compradas por extranjeros, y son dos inversores nacionales los que deciden dar una oportunidad al capital local. Según estudios de CaixaBank, este pasado 2024 se han comprado más de 87.000 viviendas en el país por inversores extranjeros. La mayoría siendo británicos con un 8,52% de las compraventas según otros estudios realizados este año por Bankinter. Si no son inversiones para uso privado, se trata de reformas y construcciones disruptivas la mayoría de veces. Es aquí donde la familia Madera-Fernandez difiere de sus competidores, ya que su objetivo es dar una segunda vida a propiedades que han sido abandonadas, trabajando sobre la base ya existente sin necesidad de destruirlas y utilizando materiales locales para todas las reformas.