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La escultora española Lucía Vallejo triunfa en Venecia

Coincidiendo con el fin de la Bienal de Venecia, este domingo termina la exposición ‘Sinfonía Barroca’ de la artista española Lucía Vallejo.

La artista Lucía Vallejo © Enrico Fiorese

Desde la calle se escuchan los acordes de un clave y un laud interpretando una suite barroca que resuena suavemente a través de las ventanas del palacio Benedetto Marcello, actual conservatorio de música. Al entrar, un sutil aroma a incienso se va haciendo cada vez más intenso hasta mezclarse con especias y maderas a medida que se avanza entre salas, piezas y biombos y al llegar a una peana donde se exhibe la pieza principal de la exposición, el alma de áfrica, pura esencia simbolizada en un textil africano encerrado en una burbuja de murano, los aromas se mezclan como en una explosión. Un viajero comentó emocionado que si no leyeras las cartelas tendrías la seguridad de haber llegado a África, pero iluminada y aligerada de todos sus pesares.

El próximo domingo 24 de Noviembre es la clausura de la bienal y Hervé Mikaeloff ha elegido las obras de esta artista española que descubrió y que le emocionó el año pasado en el Lazareto de Menorca por su interpretación de la enfermedad y sus distintas técnicas para manipular materiales.

© Enrico Fiorese

Ahora Lucía Vallejo, de la mano de este comisario, descubridor de talentos, asesor del grupo del lujo LVMH y uno de los personajes mas sensibles e influyentes en el panorama del arte actual, han planteado el reto de despedir durante este mes a punto de concluir, esta bienal dedicada a la emigración, sus flujos, su historia y sus consecuencias que ella ha interpretado desde esos lienzos dorados y desde sus vidrios en una explosión de sentidos que enlazan el pasado y el presente, simbolizada por la exhuberancia europea del barroco que no admitía fronteras, con la de la naturaleza y la artesania africana y en un escenario como el de este palazzio Pissani de Venecia.

“Es la segunda casa más grande de Venecia -dice Lucía- la vimos juntos Hervé y yo el año pasado y  nos enamoramos del espacio. Pero yo quise darle también una experencia sensorial en la que entrara además de la apreciación visual y táctil, la olfativa y le pedi a Yann Vasnier, uno de los mejores perfumistas franceses autor entre otras, de las esencias para Tom Ford, que creara dos aromas uno para representar el barroco y otro el mundo de África, dos esencias que se integran como expresión de la fusión multirracial y su unificación simboliza la unión de las razas humanas en una misma alma”.

© Enrico Fiorese

Lucia Vallejo Garay, nació en Bilbao y se formó en Historia del Arte especializándose en el barroco, en la pintura veneciana y en Giorgione, y esa es quizás la razón por la que se inspira e interpreta con gusto a los grandes maestros del Barroco italiano y los colores venecianos. Sus piezas, realizadas en textiles dorados con oleo y pan de oro de 22 kilates y en vidrios fusionados con textiles y soplados en los talleres de Murano y de Bohemia en una técnica única, se mueven incansables por medio mundo y ahora en esta última exhibición titulada Sinfonía Barroca, se han expandido en Venecia por las salas de este espléndido edificio barroco que se eleva desde hace siglos en una plaza escondida pero cercana  a la Academia.

“La bienal ha rotado en torno a Stranieri Ovunque (Extranjeros por todas partes) y habla de la sensación en todos los sentidos, de encontrarte extranjero en todas partes, que he interpretado como una comparacion del barroco europeo que no conocía fronteras entre las distintas artes, con su opulencia en cristal, oro y riqueza y su contraste con Africa y su mundo artesanal y natural”

La exposición se presenta así como un conjunto de arquitectura, escultura y fragancias, pensado para sumergir a los visitantes sinestésicamente.

“Los aromas son difíciles de idear y de coordinar. Le dí a Yann toda la liberad para que me simbolizara el barroco y África y que se unieran simbolizándo la ausencia de fronteras en el alma de las personas”

© Enrico Fiorese

La puesta en escena es muy potente y dificil pues interviene en espacios totalmente protegidos donde hay que respetar paredes, suelos y techos y son piezas realizadas especiales para el espacio. “Los biombos en negro- describe la artista-, son unos paneles de más 3 metros de altura de los que cuelgan unas piezas enormes en unos espacios enormes. Tambien ubicados escenográficamente  sen  agrupadas las piezas realizadas en las factorías de Bohemia, rivales tradicionales den la antiguedad de las de Murano que son nuevas para mi, pues no había soplado nunca Murano con pan de oro de 24 kilates y ha sido dificil”

En esta exposición, el montaje incluye una complicada y dramática iluminación importantisima para la contemplación de las piezas y muy complicada aunque no lo parece. Pero sobre todo, es la primera vez en que Vallejo experimenta aunando todos los sentidos. “Cada persona disfruta de una manera distinta -explica Lucía-  algunos con la vista, otros con el olor que les hace retroceder al pasado,  otros van corriendo a tocar las piezas de vidrio, por último otros escuchan la musica y algunos todo a la vez”

Es esencial para ella que los visitantes no solo vean su trabajo, sino que realmente lo sientan y se conecten con él a nivel emocional. Su objetivo es crear una experiencia que involucre diferentes sentidos, no solo la vista, sino también el olfato y el oído, creando una especie de alegoría de los sentidos.

Su técnica para fusionar tejidos y vidrio es fundamental y recuerda en cierto modo una tradición artesanal.

© Enrico Fiorese

“Como artista, siempre he trabajado con lienzo, – refiere la artista- pero experimentar con su combinación con vidrio fue un desafío. Esto me llevó a colaborar con los mejores artesanos del mundo, en Murano, donde comencé a explorar esta combinación única durante el período del Covid. Fusionar el lienzo y el vidrio fue difícil, ya que no son materiales naturalmente compatibles, pero después de mucha investigación y experimentación logramos un resultado hermoso y profundamente significativo. Mi trabajo explora los temas de la transformación: el fuego quema el lienzo y lo convierte en cenizas, simbolizando una alegoría de la vida y la muerte.

Su obra ha llegado a numerosas colecciones internacionales, tanto públicas, como la Fundación Coca-Cola, como privadas, como las de Ursula Hauser y Lilly Scarpetta, entre otras y ha recibido una excelente acogida por parte de críticos especializados de todo el mundo. Pero en su trayectoria ha tenido la enorme suerte de que comisarios tan importantes como la gran María Corral, una de las personas más influyentes en el mundo del arte en España y primera mujer en dirigir una Bienal de Venecia en 2005) en colaboración con su hija Lorena Martínez del Corral se encargara, de comisariar la exposición del verano del 2023 en el Lazareto de Menorca y ahora contar con una persona tan importante como Hervé que haya apostado por ella es casi una garantía. Él ha confesado que le atrajo de Lucía la fusión del vidrio con los lienzos dorados como una técnica nunca vista. A ella le gustaría seguir investigando con estas técnicas del soplado de vidrio y lienzo donde cree que  hay mucho que hacer todavía y se queda con una frase de Mikaeloff que tiene muy presente: “Hay algo totalmente coreográfico en las obras de Lucía”.

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