En el pasado Salón Internacional de la Alta Relojería, que se celebra todos los meses de enero en Ginebra (a partir de 2020 lo hará en abril), decenas de mujeres impecablemente vestidas se arremolinaron una mañana en torno al stand de Piaget, una de las firmas de relojes (en este caso, también de joyas) que participan en la feria que organiza el grupo de lujo suizo Richemont. La escena chocaba (entre otras cosas, porque el espacio emulaba un club de playa y los atuendos del público eran propios del invierno), pero conocíamos el motivo de tanta expectación: Olivia Palermo, icono mundial de estilo, echaba un vistazo a las vitrinas con las nuevas propuestas de la marca de la que es embajadora, acompañada de la consejera delegada de Piaget, Chabi Nouri. Y allí se concentraron quienes admiran la manera que tiene la sofisticada socialité y modelo neoyorquina (dicen que también empresaria y filántropa) de combinar prendas y resultar casi siempre deslumbrante.
Más acostumbrada a las revistas de moda y a las de cotilleos que a las de relojería, Palermo no estaba sola: el Salón ginebrino ha pasado de ser una feria comercial (que también) a un escaparate de celebridades de categoría A. Por él pasearon los actores Pierce Brosnan, Amanda Seyfried, Daniel Brühl (invitados por la relojera Jaeger-LeCoultre) y Hugh Jackman (por Montblanc) y las modelos Adriana Lima y Karolina Kurkova (por IWC), entre otros muchos.
En un encuentro en exclusiva para España con Forbes, Palermo habló de lo que domina: el estilo. Y, por supuesto, de cuánto le gustan las piezas de Piaget, que lleva dando la hora a los más pudientes desde 1874 y que adorna a las mujeres con las más bellas joyas. Es una de las firmas a las que presta su imagen. Con 5,9 millones de seguidores en Instagram, Olivia es de las que viste una prenda un día y al siguiente se agota en las tiendas, por lo que las marcas se la rifan.
Sus elecciones de vestuario suelen dibujar un perfil de niña buena y con clase propia del Upper East Side neoyorquino, al que siempre aporta un toque único combinando como nadie tejidos y estampados aparentemente imposibles de ensamblar. “Es importante ser ecléctico, mezclar y combinar. A las mujeres de hoy les gusta mostrar diversas caras, tanto en maquillaje como en ropa, y ofrecer distintos looks en un mismo día”, dice. Por eso también es partidaria de unir joyas de diferentes materiales, como el oro y la plata. “¡Me encanta! No hay una fórmula establecida, hay que atreverse a jugar con colores y texturas, y unas veces funciona y otras no”.
Entusiasta del color, le sientan bien los anillos, brazaletes y collares de Piaget que se adornan con piedras preciosas o semipreciosas, de tonos como el azul turquesa, el negro ónix y la cornalina rojiza, en un intento de la enseña por que cada mujer muestre su personalidad y sus emociones. “Me encantan los colores en mi vida y que estos se hayan incorporado en las últimas colecciones de Piaget”, comenta Palermo.
También tiene consejos para los hombres. Elegiría un modelo Altiplano como regalo para su marido. Verde, si puede ser. El Altiplano es uno de los relojes más delgados del mundo, con una estética limpia y clásica, y una de las señas de identidad de Piaget. “La indumentaria de los hombres no tiene muchas opciones en comparación con la de las mujeres; su campo es más restringido, así que los relojes les dan muchas posibilidades. También me gustan los gemelos, algo tradicional con lo que siempre pueden jugar”. Y no descarta la joyería masculina, un sector en crecimiento. “Cada hombre, como cada mujer, tiene su estilo. Ellos cada vez se interesan más por la moda, así que, si un hombre lleva la joyería a su terreno puede ser sensacional. Hay algo para cada uno, eso seguro”.
A la hora de comprar un reloj, advierte: “Es una pieza de inversión, por lo que es importante poder mezclarlo con otras prendas del armario. No recomiendo adquirir algo que sea tendencia. Si no te puedes permitir tener varios, es mejor que sea una pieza que puedas llevar todos los días”. Palabra (de estilo) de Olivia.