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Palacio de la Helguera: un pedazo de historia en el paraíso pasiego

Esto es todo lo que hacer al visitar este hotel boutique, parte de la cadena Relais & Chateaux, durante un par de días

Foto: Palacio de la Helguera

Todo parece evocar el empíreo al pisar el terreno que da la bienvenida a El Palacio Boutique Antique Palacio de la Helguera. Este resort rural que se asienta en la idílica región de los valles del Pas, en el municipio de Las Presillas, atiende al nombre de hotel boutique por un par de motivos obvios.

El primero, la prestigiosa firma de la cadena Relais Chateaux -que cuenta con 580 establecimientos alrededor del mundo- otorga la tranquilidad de dejarse hacer y darse al placer del lujo más accesible mientras que su reconocimiento con el Premio Cantábrico Excelente en 2022 exhibe la calidad de la que el alojamiento presume. El segundo, el hecho de invitar a la desconexión desde una ubicación ideal para los amantes tanto de la naturaleza como de la historia más cercana.

Jardín delantero del Palacio Boutique Antique Palacio de la Helguera

En este bello palacio del siglo XVII se erige destacan sus fachadas de sillería, los suelos de madera de roble y olmo y su mobiliario, que cuentan la historia de la familia Ceballos -nobles propietarios originales de este edificio-. Así, es fácil dejarse transportar a otra época desde grandiosas estancias, preservadas con esmero y donde abundan los muebles de anticuario, las vajillas de colección y los tejidos de lino y seda.

Parte del éxito visual del hotel reside en el trabajo de la interiorista Malales Canut, que ha respetado el legado existente para permitir que este palacio por sí solo el ambiente palaciego de la Vieja Europa de hace más de cuatro siglos. Así lo demuestran sus once habitaciones -bautizadas con nombres tan ilustres como el del Duque de Wellington– y que invitan a descansar como un paréntesis en el tiempo, gracias también a sus camas con dosel y a sus vistas panorámicas a las exuberantes colinas de sus dominios.

Desde su restaurante Trastámara, el chef Renzo Orbegoso Hinojosa fusiona la esencia de la cocina cántabra con sus influencias latinoamericanas, habiéndolo consagrado como un imprescindible para los amantes del buen ‘yantar’. Destacan los aperitivos de yuca, el guiso de verdinas con calamar del Cantábrio o el solomillo Virrey de Perú entre su celebrado menú.

Con los bosques de hayas y robles, y la fauna natural de aves y pequeños mamíferos que flanquean el camino y ejercen de protagonistas secundarios de esta historia, las opciones extras al viajar a Palacio de la Helguera van desde rutas de senderismo hasta visitas personalizadas a la Cueva del Castillo, que alberga unas de las pinturas rupestres más desconocidas de España. Datada de 1903, esta cueva contiene algunas pinturas con una antigüedad superior a los 40,000 años, además de una entrada con una secuencia de vestigios de que van desde el Paleolítico inferior hasta la Edad del Bronce; aunque, sin duda, la joya de la corona de este monumento es la representación de la constelación Corona Borealis -una de las más antiguas muestras de observación estelar conocida en la historia-.

También conviene descubrir los encantadores pueblecitos pasiegos de sus alrededores -a tan solo unos minutos en coche-, verdaderas joyas de la arquitectura rural. Así, Puente Viesgo -y su Iglesia de San Miguel- son un ejemplo del Románico y del Barroco (con el retablo y frescos de esta en el interior), mientras que varias ermitas perdidas en la montaña se suceden como testigos silenciosos del arte sacro de la zona.

La entrada de Palacio de la Helguera

No menos importante, una cultura pasiega centenaria ha garantizado que la región cuente con una reconocida tradición lechera reconocida a nivel nacional. Así pues, conviene no perderse sus quesos artesanales D.O -suaves gracias a la leche de vaca fresona- así como los de Tresviso (Picón Bejes-Tresviso) -un queso azul más intenso y ligeramente picante, elaborado con leche de vaca, oveja y cabra y madurado en cuevas naturales-.

Además, los Quesucos del Paso son delicias para paladares exigentes que- gracias a la mezcla de sus leches- pueden ser frescos, semicurados o curados, suaves o de sabor intenso. Por último, el tradicional queso de nata cántabro es el más famoso para los amantes de sabor suave y cremoso gracias a su elaboración -principalmente con leche de vaca frisona- con una textura blanda y fundente, y que resulta perfecto para untar o acompañar.

Vista de su restaurante Trastámara

Además, en las inmediaciones de la Helguera puede vislumbrase a vacas y caballos, que se crían en los alrededores y que son parte fundamental de su paisaje. Completan el entono los pastizales frescos y la abundancia de agua han permitido nutrir los valles, laderas y caminos naturales que conducen hasta el edificio principal.

Un viaje de ida y (obligada) vuelta una vez que se pisa el Palacio.

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