El año 1936 fue intenso. Mientras que en España arrancó la guerra civil, y en Nueva York salió el primer número de la revista Life, en Berlín se inauguraron los juegos de la XIª olimpiada y el demócrata Franklin Delano Roosevelt fue reelegido como presidente de Estados Unidos. En Alemania, el dirigible Hindenburg voló por primera vez y Charles Spencer Chaplin estrenó Tiempos Modernos, película que dirigió y protagonizó, además de ser el autor del guion y música de esa historia.
También en 1936, en Fairlie, una localidad situada en el concejo de North Ayrshire, Escocia, se empezó a construir el Eilean, (pequeña isla en escocés) que fue botado en 1937 en presencia de sus dueños: los Fulton, hermanos escoceses de Greenock, al oeste de Glasgow. El año del inicio de la construcción del velero, la relojera italiana Officine Panerai lanzó su legendario Radiomir con esfera negra y números grandes que facilitaban la visión de la hora, incluso en la oscuridad, gracias al material luminoso de los índices y las manecillas. Ese tipo de reloj se construyó a petición de la Armada Real italiana para sus submarinistas.
La Regia Marina se llamó así hasta 1946, cuando Italia se convirtió en Republica y esta división de las fuerzas armadas se convirtió en la Marina Militare italiana, conservando a la muy italiana Panerai como proveedora de relojes con otros modelos como unos célebres cronógrafos para sus oficiales.
Un velero de regatas que no regateaba
Una de las curiosidades del Eilean era que sus armadores prácticamente nunca participaron en regatas, por más que su velero fuese un ‘Clase J’, los barcos que se usaron para las ediciones 14, 15 y 16 de la Copa del América celebradas en Newport, Rhode Island, Estados Unidos.
El Eilean fue comprado hace ahora medio siglo por John Shearer, que disfrutó el velero intensamente, llegando a cruzar el Atlántico desde Europa al Caribe en 14 ocasiones, muchas de estas en solitario. Shearer alquiló su barco en 1982 a un grupo musical que por entonces empezaba a despuntar: Duran Duran. Simon Le Bon y sus compañeros grabaron a bordo el videoclip de la canción Rio, también nombre de su segundo álbum. Toda la filmación fue en la isla de Antigua, en las Antillas Menores, pocos meses que este país caribeño ganase la independencia de Reino Unido.
La casualidad quiso que fuese en Antigua donde la historia de este velero y de Panerai coincidiesen más allá del lanzamiento de las primeras ediciones de relojes para la marina italiana en paralelo a la construcción del barco en Escocia. Un día de 2006, Angelo Bonati, el consejero delegado de la relojera estaba en English Harbour, un puerto natural con antiguos astilleros, catalogado como patrimonio de la humanidad por la Unesco. Le acompañaba Carlo Falcone, el cónsul honorario de Italia en el país, con el objetivo de tomar unas ricas piñas coladas en el muelle.
Sin embargo, el cóctel de ron, crema de coco y zumo de piña, no fue el protagonista de la jornada, sino que lo fue el Eilean, al que encontraron fondeado en una zona del puerto bastante maltrecho y con su dueño a bordo. Bonati supo que Shearer ya no podía mantener el barco y al cabo de unos días discutiendo detalles, el director de Panerai se lo compró para convertirlo en un gran atractivo de su compañía, pues no todos los días se puede adquirir a buen precio un precioso velero de 1936.
Y desde entonces…
Ya hace 18 años que el Eilean forma parte de los activos de Panerai. En sus primeros años con la compañía, tras el practico abandono de su anterior armador, llevarlo hasta Italia fue toda una aventura. La calidad de su madera permitió que no naufragase, aunque el resto de la estructura del casco estaba seriamente afectada. Desde Antigua, el barco ‘navegó’ remolcado 180 millas, unos 300 kilómetros, equipado con boyas para garantizar su flotabilidad. Luego emprendió un largo viaje a bordo de un carguero que cruzó el Atlántico hasta Génova y desde allí llegó al astillero de Viareggio donde fue sometido a un minucioso proceso de recuperación.
Las piezas de teca antigua que formaban parte del casco fueron retiradas, y cada una tuvo que ser cortada y reconstruida para que fuera exactamente igual a la pieza antigua. Por otra parte, todos los aparejos de cubierta fueron digitalizados y registrados, para que pudieran ser reconstruidos exactamente como eran, con el fin de garantizar la total autenticidad de Eilean, y que luciera como en sus primeros años, para lo que se hizo un trabajo de arqueología archivística intenso.
Bonati, como principal valedor de la idea fue a por todas con la restauración, aunque como en todos los grandes planes, no todos veían con tan buenos ojos la recuperación de un barco que estaba más cerca del desguace que de volver a navegar… aunque lo consiguió.
En otoño de 2009, tres años después del hallazgo, el Eilean volvió al mar en un estado idéntico al que tenía con los hermanos Fulton, allá por la segunda mitad de los años 30, aunque ahora esta joya ya era propiedad de una relojera con aun más historia que el barco: Officine Panerai, empresa nacida junto al rio Arno en Florencia, a unos 100 kilómetros de Viareggio, en la Toscana. Además de ser la sede del astillero que recuperó este velero, el puerto de esta ciudad de poco más de 60.000 habitantes, es la base del Eilean.
Embajada flotante
La idea del antiguo consejero delegado de la relojera toscana es hoy todo un éxito. El velero, en estado impecable permanentemente, ejerce de viaje en el tiempo para cualquier invitado que suba a bordo. Todo está cuidado al más mínimo detalle y salir al mar con el es todo un privilegio para clientes y amigos de la empresa, de la que es una embajada incomparable, pues quizá tenga mucha menos eslora que otros veleros o yates a motor, el Eilean destila autenticidad y amor por la historia, las cosas bien hechas y la navegación clásica.
Esta primavera y verano el velero ha pasado por Taormina y Catania, en Sicilia. En junio estuvo entre Antibes y Saint Tropez, dos puertos legendarios de la Costa Azul, para después llegar hasta la Riviera italiana, atracando casi dos semanas en Santa Margherita, junto a Portofino y Rapallo. En julio pasó dos semanas entre Ibiza y Mallorca y ya en agosto llegó a Barcelona, donde estará hasta finales de octubre amarrado en Marina Port Vell.
Esta larga estancia coincide con la Copa de América, pues Panerai, una de las ocho marcas relojeras del grupo Richemont, es patrocinador del equipo Luna Rossa Prada Pirelli, el representante italiano en la 37ª edición de estas regatas.
Y, por cierto: un matiz antes de cerrar esta historia de barcos preciosos y elegantes relojes con mucha historia. Si bien es cierto que el velero en sí no da la hora, como se indica en el título, dentro del Eilean hay un precioso reloj de pared y otros aparatos de medición de la marca Panerai que proporcionan hora y diferentes datos a tripulación y huéspedes.