La casa de subastas Henry Aldridge & Son ha vendido en una subasta el reloj de bolsillo del considerado como el pasajero más rico a bordo del Titanic, John Jacob Astor IV. Lo ha hecho por la asombrosa suma de 1,46 millones de dólares (1,17 millones de libras esterlinas). El reloj, un Waltham de oro de 14 quilates, fue adquirido por un comprador estadounidense, eclipsando con creces la estimación inicial de la subasta, que era de 150.000 libras.
El objeto, grabado con las iniciales JJA, fue descubierto junto al cuerpo de Astor –recuperado del Océano Atlántico siete días después del hundimiento del barco– tras el fatídico hundimiento del Titanic en 1912. Además del reloj, se hallaron otros objetos de valor en el cuerpo del magnate, incluyendo un anillo de diamantes, gemelos de oro y diamantes, así como una suma considerable en efectivo.
John Jacob Astor IV, conocido por ser uno de los hombres más ricos de su tiempo, viajaba en el Titanic junto a su esposa, Madeleine, cuando el trágico suceso ocurrió. Astor, quien tenía alrededor de 40 años en aquel entonces, había contraído matrimonio con la joven de 18 años apenas un año antes del viaje.
El relato de los últimos momentos de Astor en el Titanic ha sido objeto de interés histórico, ya que se dice que, tras asegurarse de la seguridad de su esposa, se quedó fumando con el escritor Jacques Futrelle mientras el barco se hundía. Ambos hombres murieron en el naufragio.
Este reloj de bolsillo, que ha sido cuidadosamente restaurado y conservado por la familia de Astor, representa una pieza única de la historia del Titanic y es considerado uno de los objetos más emblemáticos relacionados con el trágico suceso.
La subasta del reloj de Astor se suma a una serie de subastas similares en los que objetos vinculados al Titanic han alcanzado precios impresionantes en el mercado de coleccionistas. Por ejemplo, una fotografía del iceberg que se cree fue responsable del desastre, así como otros objetos personales recuperados de los pasajeros del barco.
La venta de este reloj no solo marca un hito en el ámbito de las subastas de objetos históricos, sino que también resalta el persistente interés del público en los eventos y las personas relacionadas con el trágico hundimiento del Titanic en 1912.