Del error se aprende, y casi siempre puede salir algo mucho mejor. Natalia Peluso (Luján, Argentina, 29 años), Nathy para el mundo entero, se considera una aprendiz nata, una poeta en ciernes que nunca se cansa de evolucionar y que ha hecho de la imperfección y la diferencia su sello personal (además de una marca de éxito). El fenómeno Peluso que destapó la canción BZRP Music Sessions, Vol. 36 junto al productor argentino más solicitado del planeta, fue solo el apéndice de una carrera de fondo reconocida en 2021 con un Grammy Latino al Mejor álbum alternativo con Calambre, su segundo disco de estudio. Atrás quedan esas versiones de canciones de Frank Sinatra o Nina Simone que cantaba a pleno pulmón en hoteles de Torrevieja con tan solo 16 años, las rimas inquietas que tecleaba en su máquina de escribir Olivetti por las calles de El Rastro o los primeros vídeos que subía cantando en YouTube. En 2024, tras colaborar con lo más granado de la escena actual –entre ellos Emilia, Bizarrap o C. Tangana– y con el inminente lanzamiento de un nuevo álbum, Nathy Peluso puede jactarse de liderar un proyecto tan fructífero en lo artístico como en lo empresarial, que atañe a medio centenar de personas y que gestiona como si fuera su segunda familia. Un éxito arrollador que no ha hecho sino avivar la autenticidad y ese deseo por comerse el mundo que la argentina ya manifestaba de niña, cuando se trasladó con tan solo nueve años a nuestro país.
Etiquetar tu música resulta algo tan complejo como enumerar las referencias que corren por tu ADN creativo; desde géneros más urbanos como el trap, el R&B o el rap hasta melodías clásicas traídas del soul y el jazz, pasando por notas más folclóricas que aluden a la salsa, el tango o los ritmos africanos. ¿Qué nos depara el nuevo álbum?
Aún no puedo avanzar muchos detalles, pero sí diré que es un disco en el que me he permitido tener tiempo para indagar en lo que quería hacer, para encontrarme y estudiar nuevos lugares. Yo siempre elijo diferentes géneros que me acompañan en el día a día, como puede ser la bossa nova o el folclore en general; siempre desde el respeto, intento llevarlos a mi terreno y transmitirlo desde mi óptica. Este disco continúa ese trabajo.
Hablamos de la bomba instrumental que son tus canciones, pero las letras no se quedan atrás, con frases rotundas como: “Soy un desayuno continental, tienen que escucharme con delantal”. Tus letras hablan de ti, de tus vivencias y reflexiones personales, pero también de circunstancias más universales, como el empoderamiento femenino o el confinamiento que vivimos. ¿Te consideras una poeta urbana del siglo XXI?
A mí me gusta pensar que más bien soy una aprendiz de escritora. Yo compongo todas mis canciones, tanto la música como las letras, y escribo en verso. La rima es mi obsesión, la busco todo el tiempo en las palabras finales.
Durante una época de tu vida te dedicaste a escribir poesía instantánea en las calles de El Rastro. Además has publicado un libro, Deja que te combata (2019), una recopilación de tus reflexiones. ¿Resulta la escritura de alguna manera terapéutica para ti?
Escribir es realmente mi gran pasión. Me gusta contar historias a través de diferentes formas y técnicas. La escritura instantánea supuso un entrenamiento de fondo, ya que la gente te da una palabra y tú tienes que crear un poema que los interpele. Resultó ser muy exigente, porque a mí me gustaba dar un contenido de calidad, de ahí que cogiera mucha rapidez en las rimas.
Curvilínea y elocuente, magníficamente colosal, extravagante y animal…”, es la rima más famosa de tu hit BZRP Music Sessions #36, versos que ponen a tu persona en un primer plano. Esa imagen a primeras tan arrasadora de ti misma, ¿es algo real o un personaje que te has construido en la música?
Siento que mi persona pública histrioniza mis características como mujer y como persona. En mi intimidad soy una persona bastante tranquila. También reconozco que no tengo un carácter dócil sino más bien fuerte, tengo acentuadas muchas cosas que en mi personaje se caricaturizan.
En más de una ocasión has confesado que siempre has querido ser libre y transparente, una persona sin filtros que dice lo que piensa aunque no resulte cómoda a mucha gente. ¿Esa imagen tan de confianza en ti misma te ha cerrado alguna puerta en el negocio de la música?
Al contrario. La construcción de mi carrera ha ido de la mano de mi dirección creativa, de mis decisiones. Siempre he sido la directora de mi proyecto y eso ha permitido que hoy en día pueda posicionarme en este lugar sin ningún tipo de problema. Quizá haya sido duro ganarme mi espacio y llegar hasta aquí, pero precisamente por eso hoy puedo disfrutar de llevar el mando de mi barco.
¿Gozas de plena libertad en todo lo que haces, como cantante y empresaria?
Absolutamente, y en todos los aspectos de mi carrera: ya sea un contrato o la dirección artística de un show. Es un privilegio y un lujo poder hacerlo, pero pienso que si dejas a una persona que sea realmente como es, brillará en todo su esplendor y logrará sacar su máximo rendimiento.
Valorar lo que te hace diferente, más como un don que un defecto, es algo que te inculcaron tus padres desde pequeña a ti y a tu hermana, la también cantante Sofía Gabbana. ¿Cómo fue tu infancia?
Somos una familia de gente muy sensible y pasional. Mi madre siempre me ha fomentado el baile, cantar y hacer teatro. Me empujaron a ser muy perseverante y constante, a trabajar mucho por lo que quiero
y poner por delante lo que me haga feliz. Creo que ese es el mayor tesoro que tengo en mi vida.
¿Tuviste siempre claro que querías ser artista?
Yo siempre fui rarísima, una persona excéntrica que se pasaba el día bailando y cantando. Me gustaba mucho comunicar, llamaba bastante la atención y siempre apunté maneras. No sabía muy bien si quería ser cantante o actriz. Por ello, cuando estudié Teatro Físico en Madrid, me di cuenta de que mi pasión estaba en juntar todas esas habilidades como artista y concentrarlo en una performance. Al final, si vas a un show mío, verás que canto y escribo mis canciones pero también las bailo y transformo en personajes.
Empezaste Comunicación Audiovisual en Murcia, pero dejaste la carrera para desarrollar Pedagogía de las Artes Visuales, formarte en danza o Teatro Físico. ¿Te costó encontrar tu camino profesional?
Empecé comunicación porque me apasiona el cine, pero es verdad que encontré en el teatro físico, una carrera fascinante, un lugar en el que realmente quería estar. Tengo claro que si no hubiera sido cantante me habría hecho pedagoga de teatro porque lo que realmente me hace feliz es comunicar, trasladar algo a los demás.
De esa necesidad de comunicar surgieron los videos que subías a YouTube, con tan solo 16 años.
Fue algo muy intuitivo. No pensé que para ser cantante tuviera que mostrar lo que cantaba. Simplemente quería compartirlo y llegar a la gente.
Con la misma edad empezaste a actuar en hoteles y restaurantes de Torrevieja haciendo versiones de Frank Sinatra, Nina Simone o Etta James. Más tarde, no dudaste en asumir otros trabajos ajenos como la hostelería para costearte los estudios. ¿Buscarte siempre la vida ha definido tu manera de enfrentarte a la profesión?
En Argentina siempre nos hemos tenido que romper el lomo para salir adelante. Una de mis mayores virtudes es ser trabajadora, disciplinada
y constante. Me inculcaron desde pequeña esos valores; sé lo que valen las cosas y lo que cuesta ganarlas. Lo que tengo, lo cuido mucho; y eso es algo que, siendo de mi país, lo tengo muy presente siempre. Los argentinos somos personas luchadoras, pasionales y muy trabajadoras.
Nathy Peluso: BZRP Music Sessions, Vol. 36, la colaboración con el productor argentino más solicitado del mundo, marcó un antes y un después en el despegue comercial de tu carrera, aunque ya hubieras publicado dos álbumes de éxito y cosechado múltiples premios y directos en festivales como el Primavera Sound. ¿Cómo viviste pasar de cierto anonimato a ser un fenómeno viral?
Fue algo muy natural, te diría incluso que divertido. Esta canción está llena de ironía y el baile que se hizo viral fue maravilloso, pero ya había tenido grandes recompensas con otros lanzamientos como Calambre (2020), el álbum con el que gané un Grammy latino. Todo ha sido muy gradual, no se trató de un salto repentino.
La coreografía que acompaña a la canción se hizo viral en TikTok e Instagram, y en esta última red social tu cuenta asciende a 4,4 millones de seguidores. ¿Qué importancia ha tenido el social media para consolidar a Nathy Peluso como un fenómeno generacional?
Muchísima, gracias a las redes sociales hoy en día los artistas podemos establecer un enlace directo con el público, crear nuestras propias reglas y mostrar nuestras ideas de una manera muy cruda y cercana.
Colaboraciones con Bizarrap, Emilia o C. Tangana demuestran que tu trabajo se codea con lo más granado de la escena actual. ¿Qué importancia tienen hoy en día las colaboraciones en la carrera de una artista para poder afianzarse como marca?
Yo siempre estoy muy al margen de lo que se usa o debería hacer en la industria, no hago canciones porque sean estratégicas o para hacerme famosa. Solo colaboro con alguien si la canción realmente me conmueve y el proyecto es interesante. Al final, lo siento como una canción que voy a defender toda mi vida y pienso en mi repertorio como algo que quiero que pase a la historia.
¿Así de orgánico surgió el dueto de Ateo, junto a C. Tangana?
Sí, surgió de repente, tras una charla me invitó a hacer una canción preciosa. Tangana es puro amor y esa canción funcionó tan bien porque está hecha con amor… Esa es mi teoría. Nos queremos, somos amigos y tenemos una conexión brutal.
Por soñar: ¿con qué artista te gustaría colaborar en un futuro?
Me encantaría hacerlo con SZA. Estoy obsesionada con ella y
además tenemos una interacción muy bonita entre las dos. No la conozco en persona, pero siempre charlamos y me encanta.
Con el paso del tiempo y con la experiencia que vas sumando, ¿cuál crees que es la mejor cualidad que puede tener un artista hoy en día?
La humildad, sentirse terrenal. Saber que eres un aprendiz es lo mejor que te puede pasar.
“Tengo negocios que dirigir yo sola, hago vida desde que nací”, reza la canción Business Woman. ¿En el plano empresarial eres así, asumes la absoluta dirección de tu marca o sabes delegar?
Delego poco, pero con calidad. Me gusta tener mis comodines, mi gente de confianza, mis manos derechas. En las que, por supuesto, confío y delego. Pero en lo que respecta a lo creativo, yo siempre llevo el mando. Cuento con un equipo muy cercano y siempre trabajamos mano a mano.
¿Tienes madera de líder?
Creo que ser una buena líder es un arte. Siempre hay cosas que se pueden aprender y corregir. Yo he aprendido muchísimo de estos años y me pone muy orgullosa ver cómo he conseguido liderar con amor, respeto y humildad. Es la mejor manera de llegar a un éxito sano y bonito.
¿Cuántas personas integran tu equipo?
Tengo mi glam team, que son varias personas de peluquería, maquillaje
y estilismo; luego está mi mánager, el equipo de Sony… Quizá hablemos de unas cincuenta personas, y cuando estoy de gira asciende a muchas más. Yo siempre estoy en mi película, pero cuando bajo a la tierra y me doy cuenta de toda la gente que implica este proyecto me siento muy feliz. Me gusta ver que funcionamos como una familia a la que cuido, un músculo que trabaja en común.
¿Qué es lo más duro de tu profesión?
Tener que pasar tanto tiempo fuera de casa. Vivo ahora en Madrid y me cuesta separarme de mi gente querida, es difícil mantener los vínculos y las amistades, estar a la altura de una relación normal. Este estilo de vida es complicado pero a la vez te da muchas alegrías y bendiciones.
¿Es Nathy Peluso una workaholic?
Sí, soy Capricornio, exigente y perfeccionista. Si no estoy de gira, estoy preparando el siguiente proyecto, pero en algún momento tendré que parar ya por salud mental.
Te consideras perfeccionista, pero eres una persona que ha hecho de la imperfección su bandera. ¿Cómo se juega con esa dualidad?
Sí, soy una perfeccionista ‘imperfecta’. No sé cómo lo hago, la verdad… Es una antítesis un poco incómoda, pero creo que hay que disociar tus características y llevarlas con excelencia. La diferencia no tiene por qué ser caótica, puede ser muy concreta y acertada. Me gusta ser muy directa, ordenada y disciplinada, y todas esas características son aplicables a mi forma de ser.
¿Aplicas una metodología concreta y organizada a tu trabajo diario?
Sí, en el estudio de grabación soy muy metódica y exigente, conmigo y con mi alrededor, pero sobre todo conmigo misma. Me gusta sacar el máximo rendimiento de cualquier experiencia y no solo en el plano profesional, sino en cualquier espacio vital. Siento que a todo tengo que extraer la máxima productividad, que sea su mejor versión. Incluso si estoy triste necesito sacar provecho de esa tristeza para ver hacia dónde me lleva.
¿Has conseguido mercantilizar tu talento y respirar tranquila en el plano económico?
Al cien por cien. Para mí eso es la paz mental, porque seamos sinceros, el dinero da mucha tranquilidad y oportunidades. Ahora que lo tengo me siento muy afortunada, y puedo sacar provecho, por ejemplo, invirtiendo en una propiedad, aquí en España.
Y en un plano más superficial, ¿qué placeres te gusta darte en tu vida privada?
Mis placeres son esencialmente gastronómicos. Me gusta mucho comer y no me corto un pelo. Pero esto fue desde que no tenía un euro, ¿sabes? Hubo una época en mi vida que solo comía pan con aceite y siempre me decía a mí misma: “Voy a tener mucha plata para ir al supermercado y no pensar lo que valen las cosas”. Eso es lo mejor. Esos sí son verdaderos privilegios.
Con un carácter tan multitask como el tuyo, ¿has pensado en atreverte con otra disciplina?
Me encantaría hacer cine. He estudiado para ser actriz y no descarto
el abrirme a esa tesitura y retarme a hacer un papel muy diferente de lo que soy. Me han llegado ya un montón de propuestas, pero quiero que el debut sea algo inolvidable.
¿Dónde te ves en diez años?
Dios quiera que sea muy millonaria [risas]. Ojalá esté trabajando a full y haga música siempre. Me encantaría poder grabar discos hasta que sea vieja, porque es lo que me hace más feliz.