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El proyecto noruego-estadounidense que usa sensores para aumentar un 40% la capacidad de la red eléctrica

La startup noruega Heimdall Power colabora con Great River Energy, de Minnesota, para extraer más electricidad de las líneas eléctricas de la compañía de servicios públicos gracias a la monitorización meteorológica y de temperatura mediante inteligencia artificial.
El sensor Neuron de Heimdall Power, del tamaño de una bola de bolos, controla la temperatura y las condiciones de las líneas de transmisión de energía eléctrica. (Foto: Heimdall Power)

Mientras las empresas de servicios públicos se esfuerzan por satisfacer la creciente demanda de electricidad en Estados Unidos, una empresa tecnológica noruega afirma disponer de sensores y programas informáticos que ayudan a aumentar la capacidad de transmisión existente hasta en un 40% para hacer llegar más electricidad a los clientes. Y la empresa ha cerrado su mayor acuerdo en Estados Unidos hasta la fecha para demostrar que puede ofrecer ese tipo de beneficios.

Heimdall Power, con sede en Oslo, va a suministrar docenas de sus sensores Neuron del tamaño de una bola de bolos, a los que también llama «bolas mágicas», a Great River Energy de Minnesota, una cooperativa de 27 empresas eléctricas que suministran electricidad a 1,7 millones de personas y empresas de Minnesota, Dakota del Norte y Wisconsin. Un proyecto piloto realizado recientemente con la tecnología de Heimdall en las líneas de transmisión de Great River permitió aumentar la capacidad en un 43%, según las empresas.

«El factor limitante de una línea eléctrica es la temperatura de la línea. Piensa en ello como si fuera el límite de velocidad», dijo a Forbes Jørgen Festervoll, CEO de Heimdall. «Hay un límite de velocidad a la que se puede conducir la red eléctrica. Sin el software y los sensores, básicamente estás conduciendo sin velocímetro».

Dado que los tendidos eléctricos son infraestructuras críticas, las compañías eléctricas suelen enviar por ellos menos energía de la que realmente pueden manejar cuando carecen de datos en tiempo real sobre los efectos del tiempo y el viento. El calor es especialmente problemático, ya que la resistencia eléctrica aumenta cuando las líneas se calientan. Según Festervoll, los sensores y programas de control como los de Heimdall permiten enviar más energía sin poner en peligro la línea. Ni él ni Great River facilitaron detalles financieros del acuerdo, que, según dijeron, es el mayor proyecto de «clasificación dinámica de líneas» de Estados Unidos.

El auge del sector manufacturero estadounidense, las crecientes ventas de vehículos eléctricos y el rápido aumento de los centros de datos para compras en línea, servicios de streaming, minería de criptomonedas y, cada vez más, nuevos usos de la inteligencia artificial, están impulsando la demanda de electricidad. La Agencia de Información Energética de Estados Unidos estimó el mes pasado que la demanda de electricidad aumentaría un 3% este año a partir de 2023 y seguiría creciendo en 2025. Y aunque el coste de construir más sistemas de energía eólica y solar a gran escala está disminuyendo, añadir nuevas líneas para transmitir toda esa energía no es cada vez más barato.

Por ejemplo, la Comisión de Servicios Públicos de California calcula que el coste de instalar nuevas líneas eléctricas aéreas es de unos 700.000 dólares por milla. La Ley Bipartidista de Infraestructuras reservó 13.000 millones de dólares para modernizar la red, pero se prevé que el coste de las mejoras en todo el país ascienda a cientos de miles de millones de dólares en los próximos veinte años.

Lo que hace que la tecnología de Heimdall resulte atractiva para las empresas de servicios públicos es la capacidad de transmitir más energía sin construir nuevas líneas eléctricas. Esto «nos ayudará a desbloquear la congestión de la red y conseguir capacidad de transmisión adicional a partir de nuestra infraestructura actual», afirma en un comunicado Priti Patel, vicepresidente de transmisión de Great River.

Festervoll cree que la ventaja de Heimdall es poder suministrar sensores –que instala utilizando drones– a un coste mucho menor que el reducido número de empresas con las que compite. Éstas se venden por unos 30.000 dólares, afirma, citando un informe de Bloomberg New Energy Finance. «Basándonos en datos verificables de terceros sobre los precios de nuestros competidores, estamos a un 20% del coste de las empresas tradicionales», afirma Festervoll. No precisó cuánto cobra la empresa por sus servicios de supervisión de líneas.

Dado que el coste de añadir sus sensores a las líneas existentes es sólo de entre el «1% y 5%» de la construcción de líneas nuevas, Heimdall –llamado así por el dios nórdico que podía verlo y oírlo todo mientras vigilaba Asgard– prevé un rápido crecimiento de la demanda. «Es la fruta más fácil de recolectar y va a ahorrar miles de millones a los contribuyentes y a las economías», afirma.

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