El Comité de Política Monetaria del Banco Central de Brasil ha adelantado que recortará los tipos de interés en 50 puntos básicos en su próxima reunión, programada para el mes de mayo, aunque no se ha atrevido a confirmar si se mantendrá este ritmo de reducción de la tasa en los siguientes meses, ya que el entorno macroeconómico se está mostrando «más incierto».
Tras llevar la cifra al 10,75% en su reunión celebrada entre el 19 y el 20 de marzo, volviendo a aplicar un recorte de 50 puntos básicos como en anteriores ocasiones, el banco se plantea ahora «un ritmo más lento de flexibilización monetaria» como el escenario más apropiado en caso de que la incertidumbre macroeconómica siga siendo alta en el futuro.
No obstante, se da por descontado que en el encuentro de política monetaria previsto para mayo, se rebaje la tasa al 10,25%, optando de nuevo por una reducción de 50 puntos básicos. Precisamente, y a pesar de esta incertidumbre, el comité considera que el escenario base no ha cambiado sustancialmente.
Así, si las cifras macroeconómicas evolucionan según lo esperado, se anticipa una reducción de la misma magnitud, siendo esta la postura de política monetaria apropiada para mantener la política monetaria contractiva necesaria para el proceso desinflacionario, tal y como se desprende de las actas de la última reunión.
INSISTE EN LA CAUTELA
Por el momento, un proceso desinflacionaro más lento no es el plan del Banco Central de Brasil, pero se ha incorporado como una fuente de incertidumbre, por lo que el organismo ha vuelto a apelar a la cautela en la conducción de la política monetaria.
«La etapa final de desinflación es más costosa y requiere cautela en la conducción de la política monetaria», ha apuntado el organismo central, que ha señalado que la reducción de la volatilidad de los precios en los países emergentes contrasta con un entorno internacional que sigue siendo volátil.
Con todo, la dinámica desinflacionaria no estaría divergiendo «significativamente» de lo esperado pero el escenario de inflación parece más incierto. Entre otros, el banco ha alertado sobre la recurrencia de sorpresas inflacionarias en la división de servicios, lo que le lleva a plantear dudas sobre la velocidad de la desinflación.
Asimismo, un mercado laboral más estricto, con ajustes salariales por encima de la meta de inflación y sin las correspondientes ganancias de productividad, podría potencialmente desacelerar la convergencia de la inflación.
Por el contrario, una recuperación favorable de los precios relativos, una dinámica benigna de las materias primas o una menor inflación de los servicios podrían contribuir a un proceso desinflacionario más rápido.