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Elon Musk dice que el primer implante de Neuralink funciona y los expertos critican la transparencia de la compañía

Aunque no es ilegal que Neuralink no haya registrado su ensayo clínico, los expertos señalan que la falta de transparencia de la empresa vulnera las normas científicas y éticas, plantea dudas sobre la seguridad de los pacientes y amenaza con retrasar todo el campo de la neurotecnología.
Elon Musk debería ser más transparente sobre Neuralink y su ensayo clínico, según afirman los expertos a Forbes. (Foto: Getty Images)

La falta de transparencia de Elon Musk en las actualizaciones sobre su empresa de implantes cerebrales Neuralink vulnera las normas científicas y éticas, plantea dudas sobre la seguridad de los pacientes y amenaza con retrasar todo el campo de la neurotecnología, según han declarado expertos a Forbes, después de que el multimillonario anunciara la semana pasada los primeros éxitos en el primer paciente humano de la compañía.

«Lo que realmente me desconcierta de todo esto no es la tecnología en sí, sino la forma de comunicar las noticias científicas», afirma Marcello Ienca, profesor de Ética de la Inteligencia Artificial (IA) y Neurociencia de la Universidad Técnica de Múnich, quien subraya que la información sobre Neuralink y su trabajo se difunde «a través de actualizaciones casuales en las redes sociales» en lugar de por los canales tradicionales de la ciencia, como publicaciones revisadas por pares, repositorios públicos o incluso simples preimpresiones.

Esto «parece eludir los protocolos establecidos que sustentan la integridad científica», dijo Ienca, impidiendo que los expertos evalúen o comprendan «todo el alcance e impacto» de cualquier avance que se afirme.

«Un tuit no es exactamente un informe científico revisado por expertos», afirmó L. Syd M Johnson, especialista en ética del Centro de Bioética y Humanidades de la Universidad Médica SUNY Upstate, quien añadió que la breve actualización de Musk ofrecía pocos detalles sobre la recuperación del paciente, su grado de control sobre el ratón o si «ratón» significaba realmente el cursor de la pantalla.

La mayoría de los ensayos clínicos también se registran en la base de datos pública ClinicalTrials.gov en aras de la transparencia, la rendición de cuentas y el beneficio de la ciencia, señaló Laura Cabrera, neuroeticista del Rock Ethics Institute de la Universidad Estatal de Pensilvania, que pidió la creación de «formas más rigurosas» para que las empresas que operan en este espacio rindan cuentas, sean transparentes y sigan normas de información similares a las de los ensayos financiados con fondos federales.

Aunque no es ilegal que Neuralink no haya registrado su ensayo clínico, Ienca afirmó que no hacerlo «viola las directrices éticas fundamentales de la investigación biomédica«, en particular, la Declaration of Helsinki, una declaración fundamental de principios éticos para la investigación médica con seres humanos, y añadió que Neuralink no ha comunicado la creación de ningún comité de ética interno ni el establecimiento de su propio código ético, y no ha participado en ninguna actividad importante de organizaciones políticas que trabajan en este ámbito, como la OCDE.

Neuralink no respondió a la solicitud de comentarios de Forbes.

Acusaciones

Ienca acusó a Neuralink de poner en peligro todo el campo de la neurotecnología por su opacidad y por no exponer su postura sobre importantes cuestiones éticas y sociales relacionadas con su trabajo, mientras sigue adelante con la investigación en humanos.

«Si decides jugar con fuego en una casa, aumentas el umbral de riesgo no sólo de ti mismo, sino de toda la casa», dijo el experto. «Mi temor es que el desprecio de Neuralink por los aspectos éticos de su tecnología pueda causar un efecto contraproducente para toda la comunidad neurotecnológica».

El profesor advirtió de que la posible reacción contraria podría ralentizar el desarrollo de una innovación tecnológica que podría ayudar a millones de personas con trastornos neuropsiquiátricos y enfermedades mentales, muchas de las cuales no pueden curarse o ni siquiera tratarse eficazmente con la tecnología actual.

Dado lo que está en juego, «no podemos permitirnos un escándalo como el de «Cambridge Analytica» en el que esté implicado el cerebro humano«, afirmó Ienca.

Neuralink

Neuralink obtuvo permiso en septiembre para reclutar pacientes con los que probar la capacidad de su dispositivo cerebral implantable para ayudar a personas con parálisis a recuperar las funciones perdidas controlando ordenadores con el pensamiento.

Musk anunció que el primer paciente había recibido el implante en enero y la semana pasada dijo que parecía haberse recuperado totalmente y podía mover un ratón por una pantalla «sólo con el pensamiento».

El empresario realizó ambas actualizaciones a través de publicaciones informales en X, la plataforma de medios sociales que adquirió de forma polémica como Twitter en 2022.

El también fundador de Tesla ha adelantado que los primeros productos de Neuralink incluirán «telepatía», que permitiría a los usuarios controlar un teléfono o un ordenador «sólo con el pensamiento», así como funciones que podrían devolver la vista a personas ciegas.

Asimismo, Musk se ha mostrado abierto sobre sus objetivos a largo plazo para Neuralink y espera que la tecnología se utilice más ampliamente para mejorar la memoria y elevar la inteligencia y, en última instancia, sirva para contrarrestar los riesgos de la IA.

La empresa ha sido criticada por su uso de animales en experimentos y se ha cuestionado la independencia de un consejo regulador que rige su investigación con animales. La compañía ha negado cualquier irregularidad y ha subrayado que está «comprometida a trabajar con animales de la forma más humana y ética posible».

Los avances «no son noticia»

En línea con otros expertos con los que habló Forbes, el neurobiólogo de Columbia Rafael Yuste dijo que el anuncio de los avances de Neuralink «no es noticia». Sólo se informa como tal porque «una empresa asociada con Elon Musk» lo está haciendo», dijo, señalando a décadas de investigación y numerosas otras empresas que operan en el campo de la neurotecnología.

El experto aseguró tener «cero preocupaciones» sobre el último experimento de Neuralink. Se trata de un dispositivo médico que «tiene que ser aprobado por la FDA» y «los datos recogidos están protegidos con la HIPAA», explicó, en referencia a la serie de leyes federales que rigen la información sanitaria protegida. «Doy la bienvenida a cualquiera que quiera desarrollar dispositivos médicos para ayudar a los pacientes», afirmó.

En la misma línea, Cabrera expresó un sentimiento similar y dijo que es poco probable que necesitemos nuevos derechos para regular los usos médicos de la neurotecnología, ya que éstos ya deberían estar bien cubiertos por la normativa existente.

La neurotecnología, desregulada

Aunque los usos médicos de la neurotecnología pueden estar bien cubiertos por la normativa vigente, Yuste advirtió de que «la neurotecnología comercial está completamente desregulada».

El creciente sector –que incluye tecnología no implantable como sensores externos– plantea una serie de cuestiones sociales, jurídicas y éticas en torno a la privacidad, el acceso y la libertad de pensamiento, y exige un marco de derechos que regule la neurotecnología y proteja los derechos humanos frente a posibles abusos o usos indebidos de la misma (Yuste y otros llaman a este marco «neuroderechos»).

Los expertos advierten de la especial preocupación que suscita el uso y la posible explotación de las ingentes cantidades de datos cerebrales generados por implantes y sensores.

Neuralink destaca como una empresa de neurotecnología a la que podrían aplicarse estas consideraciones, aunque esto aún estaría muy lejos en el futuro. «Neuralink es la única empresa de neurotecnología, que yo sepa, que ha confesado públicamente que su objetivo a largo plazo es el desarrollo de neurotecnología implantable para la mejora humana«, dijo Ienca.

En principio, el experto explicó que no hay nada malo en la mejora –herramientas que aumentan o añaden funciones cerebrales como la memoria o la visión para individuos sanos y van más allá de las capacidades naturales–, pero advirtió del riesgo real de crear una «sociedad estratificada dividida no sólo por la riqueza o las oportunidades, sino por las capacidades cognitivas y sensoriales».

Por su parte, Johnson aseguró que la mejora «no cambiaría nada». Los ricos «tendrían las mismas ventajas y el mismo poder» que ahora.

¿Y después del ensayo clínico?

Los expertos explicaron a Forbes que no está claro qué ocurrirá con los sujetos humanos de Neuralink una vez finalizado el ensayo clínico del implante cerebral.

«Cuando termine el ensayo clínico, ¿se quedarán solos?», preguntó Johnson, señalando los muchos riesgos que conlleva el tipo de cirugía para colocar un implante, la posibilidad de que el dispositivo o su funcionamiento se degraden con el tiempo y el hecho de que algunos simplemente pierdan el acceso a su implante una vez finalizado el ensayo.

¿Quieren implantes cerebrales?

«El discurso de Musk sobre ayudar a las personas con discapacidad –dar funcionalidad corporal completa a tetrapléjicos– es poco sincero y perjudicial», dijo Johnson, preguntándose si ellas quieren siquiera implantes cerebrales o controlar smartphones con sus pensamientos.

«Dice fundamentalmente que las personas con discapacidad están rotas y necesitan ser arregladas con implantes cerebrales invasivos», dijo Johnson, señalando que hay «muchas cosas que las sociedades podrían estar haciendo ahora mismo, pero no lo están haciendo, para mejorar la movilidad, y el acceso a puestos de trabajo y educación y lugares decentes para vivir para las personas con discapacidad».

Patrimonio superior a los 200.000 millones de dólares

Calculamos que el patrimonio de Musk se sitúa en los 207.000 millones de dólares, lo que convierte al empresario en la segunda persona más rica del mundo, por detrás de Bernard Arnault, el ejecutivo que lidera el gigante francés de artículos de lujo, y por delante de Jeff Bezos, fundador de Amazon, con 229.600 millones de dólares y 195.700 millones de dólares, respectivamente.

Musk compró la red social Twitter en 2022 y es cofundador y director de varias empresas tecnológicas, como el fabricante de coches eléctricos Tesla, la empresa de cohetes SpaceX y la de implantes cerebrales Neuralink.

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