Fitch Ratings ha confirmado la calificación de Cellnex en ‘BBB-‘ con perspectiva estable, valoración esta última que la agencia basa en su estimación de que el apalancamiento de la compañía «mejorará» tres años después de la compra de los activos de CK Hutchison en Reino Unido a finales de 2022 y también en un «crecimiento orgánico de medio dígito» y en las «desinversiones».
El informe de Fitch Ratings también destaca que Cellnex se beneficia de los contratos a largo plazo con sus clientes, al tiempo que la agencia estima que «unos sólidos márgenes Ebitda (beneficio bruto de explotación) superiores al 50% deberían permitir márgenes saludables de flujo de caja libre de hasta dos dígitos, una vez que se complete la fase activa del programa ‘built-to-suit’ de Cellnex», el cual no espera que finalice antes de 2026.
Por otro lado, Fitch considera que Cellnex tiene capacidad para reducir su apalancamiento neto a un ritmo de entre 0,4 y 0,6 veces el Ebitda cada año y, en un escenario en el que la política de dividendos se mantenga hasta 2025 en línea con la actual, calcula que el apalancamiento neto de la empresa se situará en 8,2 veces en las cuentas correspondientes a 2023.
«La compañía sigue centrada en reducir su deuda en un entorno de tipos de interés elevados y planea reembolsar sus vencimientos de deuda de 2024 y 2025 (2.600 millones de euros en total) a partir de una combinación de efectivo en el balance y desinversiones adicionales, acelerando así el desapalancamiento. Su intención es reembolsar primero los instrumentos de tipo variable más caros», añade Fitch.
No obstante, la agencia de calificación advierte de que alrededor de una cuarta parte de la deuda de Cellnex es a tipo variable y que los reembolsos de deuda en 2024 y 2025 deberían ayudar a mantener el coste medio de la misma en torno al 2,3%, si bien este porcentaje supone un «aumento importante» en relación con el 1,6% de 2020 y 2021.
Esto último conlleva que, según las estimaciones de Fitch, la compañía abonará unos 400 millones de euros en intereses en efectivo sobre los 18.700 millones de deuda bruta de la empresa, lo que equivale a algo menos del 20% del Ebitda esperado por Fitch para 2024, «lo que a su vez pesa sobre el flujo de caja y la capacidad de reducción de deuda».
La calificación de Fitch se basa también en un escenario en el que la compañía alcanzará un margen Ebitda del 55% en 2026, en el que el reparto de dividendos será «modesto» hasta 2025 –en línea con su política actual, según la agencia– y en el que no habrá fusiones ni adquisiciones «significativas» hasta 2025.
En cuanto a los factores que podrían elevar la calificación de Fitch se encuentra la posibilidad de que la compañía disminuya su ratio de apalancamiento neto por debajo de la 6,5 veces el Ebitda «de forma sostenida» en combinación con una perspectiva de «reducción significativa del riesgo de fusiones y adquisiciones y el mantenimiento de su perfil operativo actual».
En cambio, entre los factores que podrían suponer una reducción de la calificación figuran que la compañía no logre disminuir el apalancamiento neto por debajo de las 7 veces el Ebitda tres años después del cierre de la adquisición de CK Hutchinson en Reino Unido a finales de 2022.
A ello se suman la posible continuación de una generación de flujo de caja libre «negativa o apenas neutral» o adquisiciones futuras que reduzcan la flexibilidad financiera y la capacidad de desapalancamiento.