La vivienda, situada en el número 73 de la calle Chester Square, fue la residencia de ‘La Dama de Hierro’ desde 1991, cuando hacía tan solo un año que había abandonado la jefatura del Gobierno del Reino Unido, hasta su muerte en 2013, aunque sus últimos días los pasó en el hotel Ritz de Londres.
Leconfield, un promotor y constructor, compró el edificio aquél mismo año, y tras dieciocho meses de rehabilitaciones y obras lo ha lanzado al mercado de la mano de la inmobiliaria Savills de Sloane Street. A su atractivo evidente se suma el hecho de que el estudio en el que trabajaba la política conservadora se mantiene intacto, así como las puertas blindadas y los cristales de seguridad que ella misma mandó instalar. Además, se han mantenido las baldosas de piedra del suelo de la entrada que la Thatcher encargó imitando las del Palacio de Westminster.
Pero no todo se ha dejado como estaba, ni mucho menos: las seis habitaciones han sido íntegramente reformadas, y se ha instalado una sala de cine y una bodega con temperatura controlada y capacidad para nada menos que 500 botellas. Además, los tragaluces y chimeneas de la época de Luis XVI conviven con un gimnasio, una bibliotca con techos de 3,5 metros de altura, un ascensor, un circuito cerrado de televisión con mando a distancia y una sala de prensa con zona de bar. “Si las paredes pudieran hablar, casi se podría imaginar a Ronald Reagan y otros jefes de Estado sentados con la baronesa Thatcher en su comedor”, ha señalado George Brooksbank, director general de Leconfield.