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1, 2, 3, Splash: llega el último Fifty Fathoms 70 aniversario

Como tantas otras cosas (léase la penicilina y la Coca-Cola, por ejemplo), el conocido reloj Fifty Fathoms nació por accidente. Pero por un percance casi letal. Sucedió en 1952 en Cannes, en la costa sur de Francia, y el accidente lo tuvo Jean-Jacques Fiechter, entonces director ejecutivo de la firma suiza de relojes Blancpain. Aficionado a observar el fondo marino, Fiechter se encontraba buceando en la zona, entre pulpos y pecios. Durante la inmersión se quedó sin aire, y tuvo que improvisar un peligroso ascenso a la superficie. Pudo contarlo, y a raíz de aquello se dio cuenta de que necesitaba un instrumento para medir el tiempo bajo el agua. Entonces creó el reloj de buceo Fifty Fathoms.

Setenta años después, el actual equipo directivo de Blancpain, liderado por su presidente y consejero delegado, Marc A. Hayek, ha regresado a las costas de Cannes. Lo ha hecho junto a distribuidores y periodistas invitados, para celebrar que el reloj más emblemático de la marca se ha convertido en un setentón con mucha salud. Si bien otras firmas como Rolex se disputan el título de “primer fabricante de un reloj de buceo”, lo cierto es que Blancpain contribuyó sobremanera a que la medición del tiempo bajo el mar avanzara. 

Todo empezó en 1953

En los 50, los oficiales de la Marina francesa Robert Maloubier y Claude Riffaud recibieron el encargo de fundar una unidad de nadadores de élite, con su equipamiento correspondiente. Y Fiechter, tras el incidente que casi le cuesta la vida, les ayudó en la búsqueda de un reloj submarino. Entre los tres engendraron un ejemplar de cuerda automática (para manipular lo menos posible la corona) con un bisel giratorio bloqueable con marcas, de manera que, al alinearse con la aguja de los minutos, permitía al buceador comprobar el tiempo transcurrido. Para evitar la rotación involuntaria del bisel, diseñaron un sistema que requería empujarlo para girarlo.

El Fifty Fathoms que nació en 1953 aportaba otras invenciones para mejorar la hermeticidad: colocaron en el fondo de la caja una junta tórica (un anillo de goma) protegida por una cubierta de acero, asegurándose de que la goma se presionara pero no se torciera cuando se cerrara la caja. A la corona la dotaron de una doble junta de estanqueidad, y al conjunto, de protección antimagnética.

Además, sus índices luminosos blancos sobre fondo negro mejoraban la legibilidad. Con tantas innovaciones para un buceo seguro, fueron varias las marinas estatales que adoptaron el Fifty Fathoms para sus nadadores de combate: Francia, Alemania, Estados Unidos, Noruega.… 

Los tres actos

Hoy el Fifty Fathoms sigue siendo un arquetipo de los relojes submarinos. Claro que no necesita descender más de tres metros de profundidad para lucirlo. Blancpain ha celebrado su 70 cumpleaños con tres series especiales del reloj. La primera, que vio la luz en febrero, fue un homenaje combinado al Fifty Fathoms original de 1953, a la edición limitada del 50 aniversario de 2003 (cuando se relanzó el modelo, tras permanecer en penumbra décadas) y a la nueva generación que se lanzó en 2007. La segunda fue Fifty Fathoms Tech Gombessa, la versión más profesional, pues mide inmersiones de hasta tres horas, por lo que “es más instrumento de buceo que reloj”, según el propio Hayek.

La tercera, y última, Fifty Fathoms 70th Anniversary Act 3, se acaba de presentar en Cannes, el lugar donde todo empezó. Se inspira en el Mil-Spec que utilizaron las principales marinas de la época, por lo que rezuma sabor retro. Incluye una pastilla de hermeticidad patentada (que Fiechter desarrolló también en los 50 para indicar al buzo que el reloj no había sufrido daños durante una misión anterior en la que lo portara otro submarinista), en una edición limitada de 555 piezas.

Fiel a la estética del original (con su correa NATO bicolor elaborada ahora a partir de redes de pesca recogidas del mar) y a su diámetro (41,30 mm), se ha realizado en oro bronce de 9 quilates, a diferencia del de 1953, que era de alpaca. Se trata de una aleación patentada enriquecida con un 37,5% de oro, cobre (al 50%, lo que le permite obtener la denominación bronce), plata, paladio y galio. Tiene un aspecto rosado y no se oxida gracias a la incorporación de oro.

La caja es hermética hasta 300 metros, y alberga el movimiento 1154.P2 con doble barrilete para otorgar una reserva de marcha notable de 100 horas. Éste puede observarse a través del cristal de zafiro del fondo. Porque todo ha cambiado en este reloj para seguir siendo lo que fue hace siete décadas: un referente de los océanos.