En agosto, unos nueve meses después de incorporarse a Google como ingeniero de software en su división Cloud, Tianyi Gao empezó a preocuparse por su puesto de trabajo. El empleado de la compañía con sede en Austin, titular de un visado H1B originario de China, recibió un «registro de apoyo» como parte del recién renovado proceso de revisión del rendimiento de la empresa, una señal de que su puesto podía estar en peligro.
«Cuando lo recibí, me asusté un poco», cuenta Gao a FORBES. «Quería un plan de respaldo».
El plan: un nuevo trabajo como ingeniero de software en Amazon, trabajando para la división Whole Foods de la multinacional. Se presentó después de que un reclutador se pusiera en contacto con él, recibió la oferta y firmó. Pero tres días antes de empezar, y cuando ya había dimitido de Google, Amazon rescindió la oferta.
Intentó revocar su renuncia, pero Google no se lo permitió. Debido a su visado, tiene sesenta días para encontrar un nuevo trabajo o enfrentarse a la deportación.
«Me preocupa mi futuro, si podré quedarme aquí», dice Gao.
El portavoz de Amazon, Brad Glasser, confirmó que la compañía ha rescindido ofertas de trabajo, pero dijo que sólo afectaba a un «pequeño número» de puestos. «A medida que continuamos con nuestra revisión anual del plan operativo, y a la luz de las desafiantes condiciones económicas, hemos tomado la difícil decisión de eliminar algunos puestos en negocios particulares para los que hemos publicado ofertas pero los candidatos aún no se han unido a la compañía», aseguró Glasser en un comunicado. Google declinó hacer comentarios.
Gao es uno de los miles de empleados tecnológicos a los que les han afectado los recortes masivos de empleo, los despidos y la ralentización del crecimiento en Silicon Valley. 2022 fue un año de recortes para gran parte de la industria tecnológica, una excepción respecto a los últimos años, cuando el sector, en perpetuo auge, vio cómo las valoraciones de las grandes tecnológicas superaban el billón de dólares y las empresas aumentaban ferozmente el personal de sus imperios. Incluso cuando grandes empresas como Google y Amazon se enfrentaban al escrutinio normativo, se promocionaban a sí mismas como creadoras de empleo y estímulo para sus economías locales. Pero en el último año, tendencias macroeconómicas como los altos tipos de interés y el menor gasto en publicidad han obstaculizado lo que en los últimos tiempos había sido un asombroso periodo de crecimiento.
En 2022 se despidió a más 152.000 empleados de más de mil empresas, según el sitio web Layoffs.fyi, que registra los recortes de empleo en todo el sector. Otro informe, de la empresa Challenger, Gray and Christmas, que lleva casi treinta años haciendo un seguimiento del mercado laboral, señala que el mayor repunte de despidos en el sector tecnológico se produjo en noviembre, con casi 53.000 empledos. Se trata de la cifra mensual más alta del sector desde el año 2000, cuando la empresa empezó a hacer un seguimiento detallado de la industria tecnológica. También es la cifra más alta en lo que va de año desde 2002, tras el colapso de la burbuja de las puntocom.
Los analistas declararon a FORBES que creen que los despidos continuarán al menos hasta el primer semestre de 2023. Las condiciones económicas también han llevado al sector a mirarse a sí mismo y a centrarse más en sus puntos fuertes, tras años de intentar diversificar sus ingresos. Durante años, la empresa matriz de Google, Alphabet, trató de forjarse una reputación de empresa moonshot, invirtiendo en proyectos audaces como globos wifi de alto vuelo, lentes de contacto inteligentes y drones de reparto. Mark Zuckerberg, de Facebook, apostó toda su empresa al metaverso, un incipiente reino digital que el empresario considera la próxima gran plataforma informática.
Pero hasta ahora ninguna de esas apuestas ha dado sus frutos y, ante la difícil situación económica, es posible que las empresas intenten reajustarse e invertir más en los productos básicos que las convirtieron en gigantes, afirma Bledi Taska, economista jefe de Lightcast, una empresa de análisis del mercado laboral. Eso podría significar que Google se centrara más en las aplicaciones de búsqueda y productividad, y que Facebook se concentrara en sus redes sociales.
«Es un momento de reflexión para la tecnología», afirma Taska. «Eso no es necesariamente malo. Es necesario para una industria sana».
«Una pérdida de tiempo»
La reducción de personal ha afectado tanto a los gigantes tecnológicos como a las nuevas empresas. En la matriz de Facebook, Meta, Zuckerberg recortó en noviembre el 13% de la plantilla de la empresa, despidiendo a 11.000 personas. La reducción de plantilla de Amazon podría ser casi tan severa como la de Meta, y se espera que 10.000 trabajadores sean eliminados de su plantilla corporativa. Después de que Elon Musk se hiciera cargo de Twitter en octubre, recortó aproximadamente la mitad de su plantilla, despidiendo a 3.700 empleados (muchos más se han marchado voluntariamente desde entonces).
Empresas más pequeñas sufrieron destinos similares: la compañía de pagos Stripe despidió a 1.050 personas. Noom, la aplicación de salud y fitness, se deshizo de 1.095 personas. Y Kraken, la bolsa de criptomonedas, despidió a 1.100 empleados.
Según los analistas, parte del retroceso se debe a la pandemia. Mientras la gente entraba en cuarentena en 2020 y la vida se movía repentinamente online como nunca antes, las empresas contrataban en masa. Ahora que la vida vuelve al ritmo anterior a la pandemia, esas empresas están corrigiendo ese exceso en la contratación de personal.
Pero también hay otras cuestiones relacionadas con la pandemia, según Daniel Keum, profesor adjunto de Gestión en la Columbia Business School. En los últimos años, es posible que las empresas se hayan resistido a despedir gente por la atención negativa o la crueldad de hacerlo en las profundidades de una pandemia, dijo Keum. También les ha resultado difícil juzgar el rendimiento de los trabajadores en un entorno totalmente remoto, por lo que es posible que se hayan abstenido de reducir plantilla. Ahora, a medida que más empresas vuelven a la oficina, al menos a tiempo parcial, la dirección se plantea los recortes a los que antes podría haberse resistido.
«La tasa natural de evaluación y rotación era artificialmente baja», afirma Keum. «Así que también hay que ponerse un poco al día en eso».
Mientras tanto, LinkedIn está plagado de mensajes de trabajadores devastados de todo el sector que han sido despedidos, han visto rescindidas sus ofertas de trabajo o han tenido que lidiar con otros males de una industria en modo de apretarse el cinturón.
Algunos trabajadores de empresas tecnológicas se sienten presionados. Un estudiante internacional de máster en la Universidad Estatal de Georgia, que forma parte del programa New Grad de Amazon para la captación de jóvenes talentos, recibió a principios de año una oferta para trabajar en la división minorista del gigante del comercio electrónico. Había pedido un aplazamiento hasta 2023 para poder terminar unas prácticas. Tras meses de incertidumbre, en diciembre recibió un correo electrónico en el que se rechazaba su solicitud de aplazamiento. La empresa había «suspendido recientemente nuevas contrataciones en nuestra plantilla corporativa», según el correo electrónico, consultado por FORBES.
A la pregunta de si trabajaría en Amazon en el futuro si se abriera una vacante, respondió que no. «Esa era la empresa de mis sueños», dijo. «Pero ha sido una pérdida de tiempo».