Hijo de un periodista italiano y una abogada y profesora madrileña, las letras y el arte siempre estuvieron presentes en la vida de Valerio Rocco (Roma, 1984). Licenciado en Filosofía, disciplina de la que es doctor por la UAM, hace tres años decidió cambiar las aulas por la gestión cultural al mando del Círculo de Bellas Artes. Su origen italoespañol y una formación internacional que atañe cinco idiomas y un extenso bagaje académico le ha conferido una profunda visión sobre Europa, ahora al servicio de esta institución fundada en 1880. La innovación, la igualdad de género o atraer a nuevas generaciones son otros puntos de su plan de modernización.
PREGUNTA. Director del CBA desde 2019, el segundo más joven en la historia y puesto al que llegó tras una dilatada carrera en la gestión de la Universidad Autónoma de Madrid. ¿Como fue dar el salto del ámbito académico al cultural?
RESPUESTA. Cuando surgió la posibilidad de presentar mi candidatura no lo dudé: el Círculo había sido mi espacio cultural de referencia. Era un lugar hacia el que sentía una profunda admiración y en el que tenía la convicción de que, como director, podía aportar parte de lo que había aprendido en la gestión académica. En este sentido, articulé mi proyecto alrededor de tres ejes –internacionalización, innovación y juventud– que de alguna manera conectaba con el mundo universitario.
P. ¿Qué papel ejerce el CBA en la vida cultural de los madrileños?
R. Ha recuperado plenamente su puesto como referente del panorama cultural en el país. En el último Observatorio de la Cultura ocupamos el número doce entre los centros culturales españoles, y es el quinto en la Comunidad de Madrid, sólo por detrás de instituciones de la talla del Teatro Real, el Reina Sofía o el Prado.
P. Antes de incorporarse a su dirección, ¿qué relación mantenía con el espacio?
R. Durante la universidad, el Círculo era el espacio de referencia para mi generación. Todas las semanas íbamos para ver qué se cocía. Recuerdo ir a un ciclo de cine clásico japonés, muy conceptual, del que mis amigos y yo no nos perdimos ni un pase. Uno de los primeros libros que publiqué Europa: tradición o proyecto además se presentó allí.
P. ¿Qué valores fundamentales ha intentado inculcar en la gestión del CBA?
R. Además de la innovación desde una perspectiva crítica, sin duda la igualdad de género, tanto desde nuestra programación como en el funcionamiento interno. Nos posicionamos como un organismo cultural al servicio del cambio por una sociedad igualitaria, libre y justa. Somos una institución feminista y me siento orgulloso de haber contribuido a que así sea.
P. Al inicio de su nombramiento declaró que su objetivo era modernizar su programación. ¿Ha captado a un mayor público joven?
R. En sólo tres años hemos bajado en 23 años (desde los 56 a los 33) la edad media de nuestro público, gracias a un rejuvenecimiento de la programación y una apuesta por formatos digitales de calidad. Exposiciones como la de Banksy y Kubrick, los contactos con las universidades o una mayor imbricación de la Escuela SUR en la vida del Círculo han sido clave.
P. ¿Qué metas empresariales se ha marcado conseguir a corto plazo?
R. El año pasado tuvimos casi 400.000 visitantes, una cifra importante, pero supone la mitad de los datos anteriores a la pandemia. En una institución que sólo recibe un 7% de su presupuesto de fondos públicos, los ingresos por visitantes y alquiler de espacios resultan cruciales para la viabilidad económica.
P. Del 10 al 14 mayo será la sede de Estación Podcast, el primer gran festival iberoamericano producido por SpainMedia y Subterfuge Radio. ¿Qué implica acoger un encuentro de tal envergadura?
R. Es una gran oportunidad, y no sólo por la posibilidad que implica de colaborar con marcas y sellos de prestigio. El podcast es hoy una de las formas más innovadoras de creación, con una increíble variedad temática y un público en crecimiento exponencial. Un festival iberoamericano de tal ambición entronca con las grandes líneas de nuestra programación: juventud, internacionalización e innovación.