La madrugada del próximo domingo 27 de marzo comienza el ‘horario de verano’ que se prolongará hasta la madrugada del último domingo de octubre cuando los relojes se atrasarán una hora.
El comienzo del ‘horario de verano’ se materializa con el adelanto de los relojes una hora, de forma que a las 02:00 horas serán las 03:00 horas, dándose así obligado cumplimiento a la Directiva Europea 2000/84/CE que sigue afectando, sin excepción, a todos los estados miembros de la Unión Europea (UE).
Las primeras disposiciones sobre el horario de verano se adoptaron en Europa en 1980 y desde el año 2000, con la mencionada directiva, quedaron establecidas las reglas que marcan su inicio en marzo y su finalización en octubre.
No obstante, el cambio de hora está sujeto actualmente a estudio de los respectivos países que integran la UE después de que la Comisión Europea realizara en 2018 una consulta pública en la que más del 80% de los 4,6 millones de ciudadanos que participaron se mostraron a favor de acabar con los cambios de hora. Por su parte, la Comisión de Ministros de Transporte y Turismo del Parlamento Europeo aprobó el mes de marzo del año pasado posponer esta decisión.
El cambio de hora 2022 a debate: ¿sirve de algo?
El cambio de hora suscita un amplio debate entre diversos colectivos sociales. En los últimos años se han realizado diversos informes que han tenido en cuenta no sólo aspectos relacionados con el posible ahorro de energía, sino otras cuestiones relacionadas con la necesidad de armonización de horarios, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y sus repercusiones sobre la salud, entre otras. Dichos informes coinciden en señalar que los beneficios del cambio de hora no parecen determinantes.
En agosto de 2018, y a solicitud del Consejo de Ministros con el objetivo de analizar los factores a favor y en contra del cambio horario, así como el impacto que tendría la decisión de adoptar de forma permanente una de las dos alternativas horarias.
¿Ahorro o aumento de energía?
Tras la publicación de la propuesta de Directiva, la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo realizó un informe elaborado por Sven Schulze en el que se puntualiza que, si bien los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros, estos son marginales y no hay certeza de que se produzcan en todos los Estados miembro. Frente a los que obtienen ahorros, están los países que pueden verse afectados por un aumento del consumo de energía.
El informe también indica que puede haber ahorros en iluminación, pero que no es tan obvio que ocurra lo mismo con la calefacción, pues podría incluso aumentar su consumo. Además, según indicaron los expertos, los resultados son difíciles de interpretar ya que están muy influenciados por factores externos tales como la meteorología, la geografía y el comportamiento de los usuarios.
En España no existen informes actualizados que permitan asegurar que el cambio de hora lleve asociados ahorros energéticos. Además, las nuevas exigencias de eficiencia energética en iluminación, en los sistemas de climatización y en los propios edificios, así como la progresiva introducción del autoconsumo, alteran significativamente los análisis que, originalmente, se utilizaban para calcular estos datos.
Desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), en cualquier caso, se anima a la ciudadanía a practicar –en la medida de lo posible– acciones que fomenten la eficiencia y el ahorro de energía en sus consumos domésticos. A tal efecto, en la página web del Instituto está a disposición una guía con consejos prácticos, y la plataforma de formación online.
Huso horario
España, geográficamente, está ubicada en el huso UTC/GMT+1, en coincidencia con la mayor parte de Europa a excepción de Reino Unido, Irlanda y Portugal, que se mantienen en el UTC/GMT+0. Esta adscripción de huso es la que marca desde 1940 la ‘hora oficial’ española, adelantada en 60 minutos a la ‘hora universal’.
En la latitud de España las horas de luz son las mismas, alrededor de diez en invierno y unas catorce en verano, pero no amanece o anochece a la misma hora en el este que en el oeste, pudiendo haber más de una hora de diferencia de un extremo al otro. Vigo, por ejemplo, es la ciudad europea en la que más tarde anochece.