Estados Unidos ha impuesto duras sanciones sobre siete de los titanes de los negocios rusos y al secretario de prensa del Kremlin, Dmitry Peskov. Además, impuso restricciones de visado a otros 19 oligargas y a decenas de sus familiares como represalia por la invasión rusa a Ucrania.
La Casa Blanca impondrá «sanciones de bloqueo» completas a Peskov, al que califican como «principal proveedor de propaganda de Putin», al multimillonario Alisher Usmanov, a los hermanos banqueros Boris y Arkady Rotenberg, así como a sus familiares directos en la mayoría de los casos.
Nikolai Tokarev, Yevgeniy Prigozhin y Sergei Chemezov -principales empresarios rusos vinculados al presidente ruso Vladimir Putin- y el político Igor Shuvalov también se enfrentarán a sanciones, junto con algunos de sus familiares.
La Casa Blanca se ha referido al grupo como una «lista amplia de compinches de Putin» y dijo que «serán aislados del sistema financiero estadounidense, sus activos en Estados Unidos serán congelados y sus propiedades serán bloqueadas para su uso».
El Reino Unido ha anunciado también que va a congelar todos los activos y prohibir los viajes de Usmanov y Shuvalov. Además de las sanciones, Estados Unidos restringirá la emisión de visados a 19 oligarcas no especificados y a 47 de sus familiares.
El Departamento del Tesoro también impondrá sanciones a siete entidades rusas y 26 individuos que desempeñan «papeles centrales» en organizaciones que permiten los «esfuerzos de Rusia por difundir desinformación e influir en las percepciones», según la Casa Blanca.
Fridman y Aven aceptan congelar sus participaciones en LetterOne
Por otra parte, los empresarios rusos Mikhail Fridman y Petr Aven han aceptado «congelar» sus participaciones en el vehículo inversor LetterOne, por lo que no cobrarán dividendos, no tendrán voto en calidad de accionistas y no podrán vender dichas acciones, según ha indicado el presidente del consejo, Mervyn Davies, en una entrevista con el diario británico ‘Financial Times’.
Davies, exministro británico con Gordon Brown, ha indicado al rotativo de la City que tanto Fridman como Aven han aceptado no participar más en el negocio. Además, ha subrayado que el consejo de administración no tiene ninguna obligación de devolverles sus derechos de accionistas aunque se levanten las sanciones.
Ni Fridman ni Aven tienen acceso a los edificios o a los documentos de LetterOne. La empresa incluso ha indicado a sus empleados que no hablen con ellos.
«Tenemos una responsabilidad con los empleados y los acreedores», ha subrayado Davies. Además, ha apuntado que los magnates «no pueden tener acceso a ninguna parte de la empresa. Es lo correcto separar a dos accionistas que han sido sancionados».