La empresa de automóviles eléctricos Tesla reunió a los periodistas en un hangar del aeropuerto de Santa Mónica una tarde de julio de 2006 para presentar su roadster de baterías, un audaz biplaza de 100.000 dólares (86.520,5 euros) al que pocos expertos en automoción veían muchas esperanzas de éxito.
Martin Eberhard, el descarado director general de la empresa, declaró que el ingenio de Silicon Valley enseñaría a los gigantes automovilísticos de Detroit a fabricar coches convincentes de emisiones cero. El primer proyecto de Tesla, un chasis modificado del Lotus Elise con 7.000 minúsculas células de iones de litio, era un concepto de alta gama al que pronto seguiría una berlina familiar de menor precio, dijo el director general. La visión que expuso aquel día se hizo realidad, pero no con él al frente.
Tesla se convirtió este mes en el primer fabricante de automóviles en alcanzar una sorprendente valoración de 1 billón de dólares (algo más de 865 millones de euros), pero el director general que presentó la empresa a la prensa hace 15 años no se convirtió en sinónimo de la marca. Y, desde luego, no acabó siendo la persona más rica de la historia. Se trata de Elon Musk, por supuesto, el primer inversor de Tesla y actual consejero delegado de la empresa. Musk también estuvo presente en el debut de Tesla en 2006, sin embargo aquel día asumió un perfil más bajo, defendiendo principalmente la necesidad de abandonar los coches de gasolina lo antes posible.
Eberhard y Tarpenning, los accionistas originales
El director general original de Tesla, Eberhard, y otro de los primeros ejecutivos, Marc Tarpenning, que en 2003 tuvo la idea de bautizar los vehículos de la empresa con el nombre del inventor Nikola Tesla, son los accionistas originales de Tesla, los primeros hombres en reclamar la propiedad de la marca que iba a sacudir el establishment de Detroit. Pero ninguno de ellos conservó suficientes acciones de Tesla para alcanzar el estatus de multimillonario, y mucho menos el actual patrimonio neto de Musk, que la versión estadounidense de FORBES estima en 271.000 millones de dólares (234.492 millones de euros) a nueve de noviembre.
Fue el capital inicial de Musk —resultado de una inversión temprana en el procesador de pagos PayPal— lo que convirtió la visión de Eberhard y Tarpenning en una realidad. En última instancia, también puso a Musk en el camino para tomar el control total de Tesla, aumentando constantemente su participación en una serie de nueve rondas de financiación antes de la salida a bolsa de la compañía en 2010, cada una de las cuales diluyó aún más las participaciones de Eberhard y Tarpenning. Incluso hoy en día, la participación de Musk crece mientras sigue recibiendo premios trimestrales en acciones, en lugar de su salario, por valor de miles de millones de dólares.
No era multimillonario cuando fundó Tesla
En una entrevista, Eberhard dice que conserva una participación «relativamente pequeña» en el fabricante de automóviles, aunque declina ser específico. «Vendí una buena parte de mis acciones hace mucho tiempo», dice Eberhard, de 61 años, desde su casa en las islas San Juan del estado de Washington. «La gente tiene la idea de que era multimillonario cuando fundé Tesla. No lo era».
Si Eberhard hubiera sido más rico gracias a la venta del Rocket eBook, un primer lector electrónico de mano que él y Tarpenning crearon a finales de los años 90, no habría sido necesario buscar la financiación inicial de Musk, dice.
Por su parte, Musk ha dicho a menudo que no le importa la riqueza y vendió sus mansiones de Los Ángeles el año pasado para vivir en una humilde casa prefabricada en su campus de SpaceX en Boca Chica (Texas). Sin embargo, sigue acumulando riqueza a un ritmo notable.
Eso se debe a una participación temprana de casi el 20% en la compañía y a un plan de compensación a largo plazo anunciado en 2018 que le recompensa con miles de millones de dólares en acciones adicionales de Tesla cada vez que alcanza los objetivos de rendimiento trimestrales basados en métricas financieras y de valoración.
También se está preparando para vender el 10% de su participación, con un valor de unos 15.000 millones de dólares (13.000 millones de euros) a nueve de noviembre, para evitar un enorme impacto fiscal cuando venzan algunas opciones a largo plazo.
Expulsado de Tesla
Eberhard vendió gran parte de su participación tras ser expulsado de Tesla en 2007, antes del lanzamiento del Roadster. Demandó a Musk en 2009 por su expulsión y por calumnias, previamente de llegar a un acuerdo por términos no revelados. Como parte del acuerdo, dejó de oponerse a que Musk, JB Straubel, antiguo director de tecnología de Tesla; e Ian Wright, uno de los primeros ingenieros de la empresa, fueran llamados cofundadores, además de él mismo y Tarpenning.
«Cuando me echaron de Tesla no tenía dinero, es decir, realmente no tenía dinero», dice Eberhard. «Peor que eso, no tuve ninguna posibilidad de empleo durante un año aproximadamente» debido a un acuerdo restrictivo de propiedad intelectual con Tesla, dice. «No participé en ninguna ronda de inversión después de irme».
Eberhard no quiere dar detalles sobre su participación en Tesla, pero confirma que no es multimillonario. Tarpenning, que actualmente es socio de Spero Ventures, una empresa de capital riesgo de Silicon Valley, ha dicho que también posee acciones de Tesla, pero que no figura entre sus principales accionistas. No respondió a las preguntas de FORBES.
Cinco cofundadores, dos multimillonarios
De los cinco cofundadores oficiales, solo Straubel, que dejó Tesla en 2019, es probable que haya alcanzado el estatus de multimillonario gracias a sus participación, que puede valer unos 1.300 millones de dólares (1.125,3 millones de euros), suponiendo que conserve una parte importante de las acciones de Tesla que tenía cuando se fue. Straubel, actualmente consejero delegado y cofundador de la empresa de reciclaje de baterías Redwood Materials, declinó hacer comentarios al respecto.
El ingeniero Wright, que se unió a Eberhard y Tarpenning unos meses después de que crearan Tesla, se marchó en 2004 para crear otra empresa de vehículos eléctricos. Vendió su participación hace años. «Ahora no tengo acciones de Tesla», dice a FORBES. «¡Claro que no podía imaginar una valoración de 1 billón de dólares (algo más de 865 millones de euros)!», asegura el empresario.
Más allá de convertir a Musk en la persona más rica del mundo, la empresa que se ha convertido en sinónimo de una revolución automovilística mundial también ha enriquecido a inversores y miembros del consejo de administración, entre los que se encuentran el capitalista de riesgo Ira Ehrenpreis y Larry Ellison, de Oracle; así como el hermano menor de Elon, Kimbal, e innumerables inversores inspirados por el potencial de un futuro de energía limpia.
A pesar de todo el éxito de la empresa en el ámbito de los vehículos eléctricos y de su recién descubierta estabilidad financiera, así como de la atención incesante que Musk busca y genera, los primeros días de Tesla estuvieron marcados por un alto grado de turbulencia en la gestión y la estrategia que dejó a un solo cofundador al mando.
El parecido de Apple con Tesla
Otros gigantes orientados a la tecnología que alcanzaron valoraciones de un billón de dólares (algo más de 865 millones de euros), como Microsoft y Alphabet, crearon varios multimillonarios entre sus cofundadores, aunque las singulares ganancias financieras de Musk no son tan inusuales.
«Si bien es cierto que otras empresas tecnológicas notables acuñaron múltiples ganadores financieros, una dinámica algo similar a la de Tesla se produjo en Apple«, dice David Hsu, profesor de gestión en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania.
La participación del cofundador Steve Jobs en Apple tenía un valor estimado de 2.000 millones de dólares (1.731 millones de euros) en el momento de su muerte, en 2011, y el patrimonio de Steve Wozniak se estima en 100 millones de dólares (86,5 millones de euros), aunque Ronald Wayne, el poco conocido tercer cofundador de Apple, vendió su participación antes de tiempo por 800 dólares (692 euros), dice Hsu. Las recompensas de Musk hoy en día son simplemente el resultado de una arriesgada apuesta temprana que le ha reportado grandes beneficios.
«No se trata sólo de las participaciones de los cofundadores; también podríamos señalar los casos de pérdidas por parte de los inversores, incluidos los inversores angels y de capital riesgo», afirma Hsu. «En el momento en que Musk invirtió en la ronda de la serie A, y durante un tiempo considerable después, había mucha incertidumbre sobre la capacidad de la empresa para ejecutar su audaz visión. Algunos podrían argumentar que ese sentimiento sigue siendo algo cierto hoy en día».
Eberhard no opina sobre Musk
Citando una cláusula de «no desprestigio» que formaba parte del acuerdo de 2009, Eberhard se niega a profundizar en sus opiniones sobre Musk en estos días. En cambio, el propio Musk se ha mostrado mucho menos comedido. Describió a Eberhard como «literalmente la peor persona con la que he trabajado» en una entrevista realizada en enero de 2020 para el podcast Third Row Tesla, presentado por fans de Musk.
Aun así, el CEO original de la compañía, que poseía «algo menos» del 5% cuando dejó Tesla, dice que no está descontento estos días, a pesar de no beneficiarse más de su subida.
«La valoración es la que es. De lo que estoy contento es del éxito de la compañía. Es crucial que salgamos de los combustibles fósiles y Tesla ha sido el principal impulsor de eso, que es lo que esperábamos desde el principio», dice Eberhard.
«Sea cual sea mi opinión sobre Musk, sigo estando supercontento de ver la revolución del coche eléctrico –que después de todo iniciamos nosotros– y me gustaría que esa revolución ganara. Tiene que hacerlo».