Poner el trato personal por delante de la tutoría.
Con demasiada frecuencia, la tutoría puede convertirse en un procedimiento de “medir el éxito” en lugar de algo auténtico y basado en las relaciones personales. Para que la verdadera mentoría tenga éxito, es necesario que haya una química entre mentor y aprendiz. Los estudios demuestran que incluso los programas de mentoría mejor diseñados no son sustitutivos de una relación genuina e intercolegial entre el mentor y el aprendiz.
De hecho, una reciente investigación dirigida por Belle Rose Ragins, experta en mentoría y profesora de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, demostró que a menos que los aprendices tengan una buena relación con sus mentores, no hay diferencia discernible entre los aprendices y los que no son mentores. Es decir, la mentoría requiere afinidad; en el mejor de los casos, impulsa a las personas a romper sus roles y títulos formales (jefe versus empleado) y a encontrar un terreno común como personas.
Concéntrate en el carácter más que en la competencia.
Demasiados mentores ven la tutoría como un programa de capacitación centrado en la adquisición de habilidades laborales. Obviamente, un elemento de la mentoría implica dominar las competencias necesarias para un determinado rol. Pero los mejores líderes van más allá de la competencia, centrándose en ayudar a dar forma al carácter, valores, autoconciencia, empatía y capacidad de respeto de sus aprendices. Saben a la larga que hay estas cualidades basadas en valores importan mucho más las habilidades.
Grita en voz alta con tu optimismo, y mantente callado con tu cinismo.
Tu mente puede acariciar planes ambiciosos de éxito y reconocimiento, pero antes que recibir una dosis de realismo, la labor del mentor está precisamente en donar su energía y entusiasmo para llevar a cabo las ideas de sus aprendices. El mejor método para pensar de esta manera es la regla 24 × 3 para el optimismo: cada vez que escuches una idea nueva, mira si es posible pasar 24 segundos, 24 minutos o un día pensando en todas las razones por las que la idea es buena antes de criticar cualquier aspecto de ella. Se ha dicho que el mundo prefiere el fracaso convencional que el éxito poco convencional; los buenos mentores deben fomentar la exploración de este último.
Sé más leal a tu mente que a tu compañía
Por supuesto, todos queremos retener a nuestros mejores y más brillantes aprendices, y verles crecer en nuestras organizaciones. Dicho esto, los mejores mentores reconocen que en su forma más noble y poderosa, el liderazgo es un deber y un servicio hacia los demás y que la mejor manera de inspirar el compromiso es ser plenamente y desinteresadamente comprometido con los mejores intereses de los colegas y empleados. No busques sólo descubrir las fortalezas de tus pupilos; buscar sus pasiones subyacentes. Ayúdalos a encontrar su vocación.
La mayoría de nosotros hemos tratado a personas, tales como amigos, líderes religiosos y miembros de la familia, que nos sirven como anclas y guías fuera de nuestros lugares de trabajo. ¿Por qué no podemos traer este mismo nivel de confianza y apoyo al lugar de trabajo? En muchos casos, debemos a los aprendices ser algo más que simples mentores profesionales.