“Sin el aburrimiento jamás podríamos llegar a nuestro lado más creativo”, afirma Sandi Mann, psicóloga que se ha decidido a estudiar lo aburrido de nuestra vida. Y según sus resultados, analizar el aburrimiento no es nada aburrido. Mann dice que “debemos de acostumbrarnos a él y aceptarlo”, forma parte de nuestro día a día y podemos darle la vuelta y ponerlo de nuestro lado.
Además, esta sensación que evitamos constantemente nos empuja a motivarnos como no consigue otros sentimientos. ¿Deberíamos aburrirnos más?
Teresa Belton, de la East Anglia en de Reino Unido, llegó a la conclusión de que estar ocupados aniquila nuestra capacidad creativa, debemos de nutrirnos en el aburrimiento para encontrarnos según ella. Algo terrible, ya que actualmente la sociedad entretiene a los niños -quien ella cree que deberían de aburrirse más para crecer de forma interior- de forma rápida y sin aliciente alguno, ya que no piensan lo suficiente.
Ciertamente el truco sería conseguir un término intermedio. Según afirma la Universidad de York: “El aburrimiento es equivalente a la impotencia”, ya que cuando te aburres querrías estar haciendo otra cosa, pero no puedes, y sin embargo, te aburres.
Todo pasa por el núcleo accumbens, en el cerebro, que lee nuestros sentimientos y los traduce en negativos o positivos, siendo el tedio una sensación aparentemente negativa, pero innegablemente útil.
Asimismo, las personas que se aburren no significa que sean aburridas. Todo lo contrario, en la mayoría de los casos son personas que se anclan en su tarea porque les resulta insulsa. Claro está, todo esto debe medirse y controlarse, ya que un extremo aburrimiento puede ser síntoma de un trastorno psicológico o una depresión.
Así que, si lo que sientes en el metro yendo al trabajo no te parece positivo, piensa que en esos minutos de interiorización, puedes estar a punto de descubrir la clave de la jornada, que de otro modo, jamás habrías reconocido. Definitivamente tenemos que aburrirnos más.