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Bayer compra Monsanto y crea el titán de la agroquímica


El pasado mayo Bayer hizo su primer intento de adquirir Monsanto. Esta primera oferta contemplaba un precio de 122 dólares por título, cantidad que la compañía estadounidense consideró insuficiente. Tras cuatro meses de duras negociaciones ambas han anunciado un acuerdo de fusión vinculante que, previsiblemente, quedará cerrado de forma definitiva a finales del año que viene tras someterse al examen de los organismos reguladores de competencia, y del que emergerá el gigante que dominará el negocio de semillas y pesticidas a escala global. Esta nueva compañía es necesaria, según Bayer y Monsanto, para afrontar con éxito el reto de alimentar de manera sostenible a los 3.000 millones de habitantes extra que poblarán nuestro planeta en 2050.

La oferta finalmente aceptada por Monsanto sitúa el precio de la adquisición en 66.000 millones de dólares (58.776 millones de euros). La operación incluye el pago tanto de 128 dólares por cada uno de los 442 millones de títulos de Monsanto como de los 9.300 millones de deuda. Además, la transacción lleva consigo una tarifa de 2.000 millones de dólares en concepto de compensación que Bayer debería pagar en el hipotético caso de que la operación no sea finalmente aprobada por los organismos reguladores, a quienes probablemente se verá obligado a hacer concesiones para evitar un bloqueo.

Para hacer frente al pago de la adquisición Bayer prevé combinar capital propio y externo. Para ello, además de una ampliación de capital, tiene ya garantizada una financiación puente de 57.000 millones de dólares (unos 50.893 euros) por parte de diversos bancos, entre ellos BofA Merrill Lynch, Credit Suisse, Goldman Sachs, HSBC y JP Morgan.
Werner Baumann, consejero delegado de Bayer, ha declarado que “con esta transacción logramos un notable valor para nuestros accionistas, clientes y empleados, así como para la sociedad en general”. Por su parte, el presidente de Monsanto, Hugh Grant, ha querido manifestar que “el anuncio de hoy supone un testamento de todo lo que hemos logrado y del valor que hemos conseguido para nuestros accionistas”. Con la compra, la compañía estadounidense productora de agroquímicos y biotecnología destinados a la agricultura deja de ser independiente 115 años después de su fundación.

Por lo que respecta al centro de negocios de la nueva entidad surgida de la adquisición, ambos han apuntado que la sede del sector de las semillas se ubicará en San Luis (Estados Unidos), mientras que el de la agroquímica se establecerá en Monheim (Alemania). Se trata no solo de la mayor operación en lo que llevamos de 2016, sino también de la más importante realizada hasta ahora por una firma alemana, superando incluso a la mítica compra de Chrysler por parte de Daimler en el año 1998, que se valoró en 40.000 millones de dólares.