De acuerdo con los datos publicados por el diario El Economista, las compañías cuya actividad gira en torno a la experiencias colaborativas, de las que son paradigma BlaBlaCar o Airbnb, podrían alcanzar dentro de nueve años, en 2025, una facturación conjunta anual cercana a los 335.000 millones de dólares (unos 304.984 millones de euros).
Aunque estos modelos operan en sectores muy diversos, las protagonistas indiscutibles del fenómeno serán las plataformas enfocadas al turismo y la movilidad, concretamente al alquiler de apartamentos y alojamientos y experiencias turísticas, para las que el estudio de la OMT junto con Euromonitor International prevén un crecimiento imparable. En este aspecto resulta irrefutable la hegemonía de Airbnb, empresa líder del sector por su presencia en más de 34.000 ciudades y 190 países de todo el planeta, y que desde su fundación en 2008 ha alojado a unos sesenta millones de huéspedes.
Todas las predicciones apuntan a que en el año 2020 Airbnb podría alcanzar una facturación anual de aproximadamente 10.000 millones de dólares, lo que corresponde a aproximadamente 9.102,8 millones de euros.
Lo cierto es que todo esto de la economía colaborativa se ha convertido en un verdadero mantra tecnológico en el mundo, aunque su regulación legal continúa todavía algo suspendida en el aire. De hecho hace solo unos días Airbnb demandó a San Francisco, su ciudad natal y que acoge su sede, bajo el argumento de que la compañía no debe responsabilizarse de asegurar que los anfitriones sigan las reglas de arrendamiento de inmuebles impuestas por la alcaldía. Ello significa que, tanto Airbnb como el resto de plataformas que ofrecen a los usuarios un servicio similar en San Francisco, deberán asegurarse de que cada persona que ofrece alojamiento a través de su web cumpla las leyes impuestas por la ciudad y no excedan el número máximo de noches permitido, bajo la amenaza de penas de hasta mil dólares al día por infracción.