El Brexit está anticipando un profundo cambio económico en Reino Unido. Desde que sus ciudadanos votaron a favor de descolgarse de la Unión Europea, casi 500 de sus empresas se han vendido a inversores foráneos por un valor de unos 232.000 millones de dólares (200.000 millones de euros). Antes del nostálgico referéndum de hace años, se contabilizaron apenas 300 operaciones de venta por un volumen de 143.000 millones de dólares (123.000 millones de euros), según datos oficiales.
Factores como el abaratamiento de la financiación y la depreciación de la libra esterlina desde el referéndum han vigorizado las operaciones de venta de activos británicos a inversores extranjeros, entre los que destacan los estadounidenses. La incógnita es si esta tendencia continuará, aunque es presumible que la economía de Reino Unido siga estando bajo la lupa de mercados e inversores mientras se prolongue la actual situación de flemática indefinición de Downing Street.