Los 561 millones de dólares (493 millones de euros) obtenidos cuando las relaciones comerciales entre EE UU y China todavía pueden empeorar más, servirán para impulsar la expansión internacional de esta empresa, cofundada hace dos años por Qian Zhiya, con la apertura de 2.500 nuevos establecimientos (ahora tiene 2.370) y desplazar del mercado chino al gigante estadounidense Starbucks, con una red de más de 24.000 locales en 70 países.
Una de las claves en las que se asienta el ambicioso crecimiento de Luckin, y que cuestionan algunos analistas, es el hipotético aumento del consumo del café en un mercado como el chino, cuya afición al té es milenaria. La empresa estima que en unos cuatro años venderá en China casi 16.000 millones de tazas de café desde los casi 9.000 millones del año pasado.
Pero, además, Luckin aspira a ser un modelo diferente: el pago de sus consumiciones ha de hacerse electrónicamente, para lo cual el cliente puede utilizar el medio de pago –chino– WeChat o el de la empresa, y su política es servir preferiblemente a domicilio (en un importante número de sus establecimientos solo se preparan las bebidas y comidas que después distribuirán los repartidores, uno de los puntos fuertes de su servicio). De momento, la idea, nacida para hacer temblar a Starbucks, está funcionando aunque hay un gran interés por comprobar cuál será su evolución en el medio plazo.