México parece vagar entre el cielo y el infierno, entre el progreso y la parálisis mientras los observadores e instituciones internacionales se preguntan qué está pasando en un país que cuenta con un excelente capital humano y abundantes recursos.
El Fondo Monetario Internacional acaba de lanzar una llamada de atención por el elevado coste de la delincuencia en México, tanto en términos humanos como económicos. 2017 fue el año más violento que haya registrado el país, con más de 25.000 homicidios, un aumento del 50% desde 2015.
Los altos niveles de delincuencia también se dejan notar en las decisiones de los empresarios, que están cancelando inversiones y planes de crecimiento y recortando las jornadas laborales por las preocupantes tasas de inseguridad. Se calcula que el impacto económico de la delincuencia en hogares y empresas representó el 2,5% del PIB de 2017.