Corea del Sur ha manejado la situación de una forma totalmente distinta a la de sus predecesores. El coste estimado de estos juegos ha sido de 12.9000 millones de dólares, que aún así sobrepasa el presupuesto inicial. Aún así, ¿Cómo ha conseguido Corea del Norte mantener un precio tan diferente al que tuvo que pagar Rusia hace cuatro años?
Para empezar, los comités olímpicos locales de Sochi y Pyeongchang han tomado dos perspectivas totalmente distintas. Sochi apostó por crear los Juegos Olímpicos más extravagantes de la historia, lo cual resultó costoso desde el primer día. Por otra parte, Pyeongchang apostó por la modestia desde el día uno, y esto ha sido vital para mantener los costes tan bajos. Normalmente, los Juegos Olímpicos tienden a ser un despropósito en cuanto a gastos se refiere. Los comités siempre gastan mucho más dinero del propuesto en un principio. Desde hace décadas esto se ha convertido en una espiral sin control, y parece que los próximos juegos de verano en Tokyo van a seguir este camino.
Dada la gran magnitud de estos juegos, es difícil estimar un precio real total. Pero estos juegos generan mucha deuda. Por poner un ejemplo, tras ser los anfitriones de los Juegos Olímpicos de Invierno en 1968, Francia estuvo pagando la deuda hasta principios de la década de los 90. Los juegos de Montreal en 1976, terminaron de pagarse en 2006. Con tan poca transparencia en la economía del país, no está claro cómo va a conseguir Rusia terminar de pagar los juegos de Sochi. Por ello, Corea del Sur ha tomado en consideración todos los fallos de los anteriores anfitriones para poner más escrutinio en el asunto.
Corea del Sur tiene el problema que tienen algunos de los anteriores anfitriones. Para empezar, la corrupción es uno de los grandes lastres de todos los países. Las inversiones que se hicieron en los juegos de Sochi estuvieron muy vinculadas con la corrupción y con el fraude. Un informe estimó que entre 25.000 y 30.000 millones de dólares invertidos en Sochi para los juegos, fueron malversados. Corea del Sur ha decidido prestar especial atención a la corrupción, ya que durante los años ha sufrido algún que otro escándalo debido a ello. Precisamente, este escrutinio ha minimizado el daño que podría haber causado la corrupción a los juegos.
Corea del Sur ha conseguido recortar gastos diciendo “no” a la inversión en infraestructuras innecesarias. Por ejemplo, han construido estadios temporáneos en lugar de permanentes, debido a que no tiene sentido que construyan algo grandioso si no lo van a utilizar después.