Comercios de barrios enteros echaron el cierre para dar paso al nuevo fenómeno que, sin embargo, parece estar evaporándose tan repentinamente como apareció. ¿Cuál es la razón?
Descenso en el precio del oro, que actualmente se sitúa en 1.064 dólares la onza. La materia prima presenta una tendencia bajista y acumula pérdidas de un 9,72% en 2015, cayendo en los últimos días a mínimos de hace casi seis años.
Debilitamiento de la importación de oro a China, la mayor demandante, que en 2014 registró una caída del 33% respecto al año anterior.
Mejoría en la coyuntura económica. Ante la perspectiva de mejora económica se ha perdido el miedo a una hiperinflación, por lo que el oro ha dejado de ser un valor refugio.
El que quería vender su oro ya lo ha hecho. El problema al que han enfrentado muchos de estos establecimientos, especialmente de barrios y localidades pequeñas, y que ha acabado por determinar la bajada de persiana es que generalmente los particulares dispuestos a vender su oro ya lo han hecho, por lo que ya no hay más en el mercado en el que operan.