El presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, ha afirmado que el progreso para devolver la inflación al objetivo del 2% no está «asegurado», por lo que ha abanderado la necesidad de contar con más datos que confirmen la convergencia de los precios con dicho 2% antes de acometer recortes en los tipos de interés.
Dichas declaraciones, realizadas este miércoles en su comparecencia semianual ante la Cámara de Representantes, han indicado que, dada la fortaleza de la economía y del mercado laboral, la Fed debe proceder «con cautela» y con una «mayor confianza» que solo pueden proporcionar datos adicionales sobre la evolución de los precios.
Powell ha reconocido, de su lado, que es improbable que los tipos vuelvan a subir dado que se encuentran en su «pico» para el actual ciclo monetario. Sin embargo, el presidente del banco central norteamericano ha advertido de los riesgos que supondría recortar los tipos antes de tiempo sin contar con datos que demuestren que la inflación no repuntaría en consecuencia.
«Suavizar la política monetaria demasiado pronto o en exceso podría dar lugar a un retroceso en los progresos en materia de inflación y, en última instancia, requerir de una política aún más restrictiva para devolver la inflación al 2%», ha avisado Powell, que también ha apuntado a que mantener el tono restrictivo demasiado tiempo podría pesar «innecesariamente» sobre el crecimiento económico y el empleo.
El pasado 31 de enero, el instituto emisor que preside Powell decidió mantener la tasa de referencia en el rango objetivo de entre el 5,25% y el 5,5%, en máximos desde enero de 2001.
BASILEA III
En cuanto a las reglas de Basilea III, el presidente de la Fed ha afirmado que es probable que se introduzcan «cambios amplios y materiales» en las propuestas para reescribir los requisitos de capital para los bancos. De hecho, los congresistas republicanos han pedido que se descarte el borrador actual.
Powell ha indicado que «ha escuchado las preocupaciones» de las entidades sobre la interpretación estadounidense de las normas elaboradas por los reguladores mundiales que forman el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, y que estas serán atendidas. «Cuento con que se introduzcan cambios amplios y sustanciales en la propuesta», ha manifestado.
Los criterios de Basilea III, si se aplican en su formato actual, aumentaría el nivel de capital que los bancos con al menos 100.000 millones de dólares (91.682 millones de euros) en activos estarían obligados a mantener.
Reservar más capital significa que los bancos dispondrían de menos fondos para prestar e inyectar en la economía, pero, en caso de crisis financiera, este mayor colchón facilitaría la supervivencia de las entidades.
Así, la propuesta contempla que los bancos estadounidenses considerados de importancia sistémica mundial tendrían que reservar, de media, un 19% más de capital. Los bancos con más de 250.000 millones de dólares (229.205 millones de euros) en activos que no sean de importancia sistémica verían incrementado en un 10% el mínimo de reserva.
EVOLUCIÓN MACRO Y RIESGOS INMOBILIARIOS
Powell ha sostenido que espera que la economía continúe con su buen ritmo de expansión este año. De hecho, las proyecciones avanzadas en diciembre por los funcionarios de la Fed anticipaban un crecimiento del 1,4% en términos anualizados.
«Puedo decir que no hay pruebas ni razones para pensar que la economía de Estados Unidos esté en, o tenga, riesgos a corto plazo de caer en una recesión», ha asegurado para matizar que la posibilidad siempre existe, pero que las probabilidades no son «altas» en estos momentos.
Por otra parte, Powell ha calificado la acumulación de riesgos bancarios por los préstamos concedidos al sector inmobiliario comercial como «manejables», si bien su concentración en los bancos pequeños y de tamaño intermedio es «desproporcionadamente alta».
Este sector se ha visto afectado por la consolidación del teletrabajo tras la pandemia, lo que se ha traducido en unas tasas de oficinas vacías que podrían, potencialmente, comprometer en el futuro la devolución de los créditos contraídos por los arrendadores de oficinas.