El 40% de los criptousuarios en España tiene bitcoin, convirtiéndose así esta moneda en la principal ‘cripto’ en España, según la encuesta elaborada por la empresa Imop para Funcas sobre el uso de los servicios bancarios y los medios de pago digitales y la adopción de los criptoactivos.
Los resultados sobre la tenencia de criptomonedas se ha publicado en el número 178 de los ‘Papeles de Economía Española’ de Funcas, donde se recoge que el 5% de los españoles tiene alguna criptomoneda, un dato similar al aportado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que dice que el porcentaje de españoles con criptomonedas es del 6,8%.
Por detrás del bitcoin, la siguiente moneda es Cardano, que la tienen el 25% de los criptousuarios, y Ethereum, con el 24%. Otras monedas como Solana, Polkadot o Dogecoin mantienen porcentajes por debajo del 10% de los criptousuarios encuestados.
Según los resultados de la encuesta, que se llevó acabo de manera online a 2.121 residentes en España, con edades comprendidas entre los 18 y 70 años, el perfil típico de un inversor de estas monedas digitales correspondería con un individuo joven, generalmente hombre, que estudia o trabaja, tiene un ingreso mensual «elevado» y que reside en áreas urbanas de gran tamaño.
Respecto a los motivos argumentados para haber adquirido criptomonedas, destaca su uso como inversión, puesto que el 79,5% de los criptousuarios han comprado monedas digitales como una forma de inversión.
«La posibilidad de obtener ganancias potenciales, a pesar de enfrentar un riesgo significativo, podría haber motivado a numerosos consumidores a invertir una parte de sus ahorros en estos activos, especialmente en un contexto de tipos de interés bajos o incluso negativos», explica Funcas.
En cambio, el uso de estos activos como método de pago es «limitado», ya que solo un 0,6% de las personas encuestadas habría adquirido criptomonedas con el propósito de utilizarlas en transacciones de comercio electrónico.
TIPOS DE INTERÉS
En su análisis, Funcas también estudia la relación existente entre la evolución de los tipos de interés, el precio de los criptoactivos y su adopción, especialmente en el contexto de la pandemia.
En este sentido, los autores del artículo (Santiago Carbó, Pedro J. Cuadros-Solá y Francisco Rodríguez) señalan que hasta el verano de 2020 el comportamiento de los criptoactivos fue «relativamente estable» ante la incertidumbre inicial sobre la evolución de la economía y la propagación del virus de Covid-19. Sin embargo, a finales de ese año «comenzó a producirse un rápido crecimiento, no exento de cierta volatilidad».
Así, la capitalización total de los criptomercados pasó de los 0,8 billones de dólares a finales de 2020 a los dos billones a finales de 2021. «El mercado creció más del doble en un solo año, alcanzando una capitalización máxima de 2,7 billones de dólares en noviembre de 2021», algo que se explica, en parte, por la creciente adopción institucional del bitcoin como reserva de valor.
«Las políticas monetarias y fiscales puestas en marcha para reactivar la economía tras la pandemia empezaron a generar preocupaciones sobre la inflación, lo que llevó a algunos inversores, especialmente los más amantes del riesgo, a buscar refugio en activos digitales», exponen.
En 2022, y una vez superada la etapa «más dura» de la pandemia y con un «incipiente» repunte de la inflación, se produjo una «importante corrección» en el valor de los criptoactivos de más de un billón de dólares, lo que supuso una caída del 64% en el valor agregado de los criptomercados
Además, la adopción de políticas monetarias restrictivas por parte de los principales bancos centrales, a través de subidas de tipos de interés, han provocado que muchos inversores hayan reajustado sus carteras de activos en favor de activos financieros «más seguros», lo que se une a un «mayor escrutinio» de los criptomercados y de las grandes criptoplataformas por parte de los reguladores.
Unido a esto último, Funcas señala que la caída en la valoración de las criptomonedas de 2022 también se explicó por el «miedo» que provocó la quiebra de algunas de las principales criptoplataformas, especial la de FTX, que provocó el temo de que más plataformas pudieran tener problemas de liquidez.
En 2023, la recuperación que algunos analistas vaticinaban «no se produjo», sino «más bien lo contrario». Así, durante el pasado verano, Funcas señala que los criptomercados cayeron alrededor de un 12%, algo que el ‘think tank’ plantea como consecuencia de las subidas de tipos: «En la medida en la que los bancos centrales han continuado con las alzas de tipos en 2023, lo que favorece las inversiones en renta fija, los criptoactivos se han mantenido en una cierta situación de letargo».
Al respecto, explica que un entorno de tipos de interés bajos en los mercados financieros favorece que los inversores busquen alternativas de inversión con rendimientos «más altos», como pueden ser las criptomonedas, que ofrecieron rentabilidades más elevadas que las normales del mercado, aunque asumiendo mayores riesgos. «La mayor demanda de criptoactivos en etapas de tipos de interés reducidos es lo que explicaría el incremento en el valor de estos activos digitales», señala.
Por el contrario, un entorno de tipos de interés altos hace que los criptoactivos sean, en general, menos atractivos para los inversores, ya que pueden obtener rendimientos más altos en inversiones más tradicionales, como la deuda pública, los bonos corporativos o los depósitos bancarios.
Esta relación se puede atenuar, no obstante, a través de ciertos factores, como la posibilidad de que los criptoactivos ofrezcan rendimientos superiores a largo plazo, lo que puede llevar a los inversores a tomar mayor riesgo incluso si los tipos de interés son altos. Además, si estos inversores creen que los tipos altos son «temporales», pueden estar dispuestos a invertir en ‘criptos’ a corto plazo, «esperando que los precios se recuperen cuando los tipos de interés vuelvan a bajar».
COSTES DE FINANCIACIÓN
Por otro lado, Funcas apunta al mayor coste de financiación de los proyectos de criptomonedas, que dependen de la materialización de «elevadas inversiones», con tipos de interés más altos. «El coste de financiación influye directamente en las decisiones de inversión de las empresas de capital riesgo», que se han convertido en los principales inversores de estos proyectos y plataformas.
«En la medida en la que el desarrollo de los criptomercados depende de la labor desarrollada por estas compañías, un entorno de tipos bajos suele alentar al alza a los criptomercados. Por el contrario, subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales para hacer frente a la inflación encarecen y dificultan el acceso a la financiación de estas compañías. Todo ello terminará lastrando a los criptomercados hacia la baja», concluye al respecto el artículo de Funcas.